Cuentos de Valores

El Tesoro del Dragón

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

Había una vez, en un lejano reino escondido entre montañas de eterna neblina y bosques de árboles tan altos que parecían tocar el cielo, un pequeño y alegre pueblo. En este lugar, lleno de color y vida, vivían tres amigos inseparables: Oliver, Dana y Victoria.

Oliver era un niño de grandes ideas y corazón valiente. Dana, con su infinita curiosidad, siempre estaba lista para aventurarse en lo desconocido. Y Victoria, la más prudente y sabia del grupo, equilibraba las audacias de sus amigos con su sensatez.

Una tarde soleada, mientras jugaban cerca del bosque, un brillante destello los cegó momentáneamente. Al recuperar la vista, encontraron una antigua moneda de oro inscrita con extraños símbolos, que ninguno de ellos había visto jamás. Fascinados por el misterioso hallazgo, acudieron al anciano del pueblo, quien les reveló que esa moneda era parte del tesoro de un dragón que había vivido en esos valles hace cientos de años.

El anciano les contó cómo el dragón, lejos de ser una criatura temible, era un guardián benevolente que cuidaba de los bosques y sus criaturas. Su tesoro, según la leyenda, no solo consistía en oro y joyas, sino en objetos mágicos que podían traer prosperidad y felicidad eternas al pueblo.

Movidos por la idea de ayudar a sus vecinos y guiados por el espíritu de aventura, Oliver, Dana y Victoria decidieron ir en busca del tesoro del dragón. El anciano les advirtió que solo aquellos de corazón puro y buenas intenciones podrían encontrarlo y les entregó un mapa antiguo que los guiaría en su camino.

La mañana siguiente, justo al amanecer, los tres amigos partieron hacia la aventura más grande de sus vidas. Cruzaron ríos de aguas cristalinas, caminaron por senderos ocultos entre la espesura del bosque y escalaron montañas que rozaban las nubes.

Durante su viaje, se encontraron con desafíos que pusieron a prueba su amistad y sus valores. En una ocasión, tuvieron que cruzar un puente colgante que se balanceaba peligrosamente sobre un precipicio. Oliver, con su valentía, guió a sus amigos, asegurándose de que cada uno cruzara a salvo.

Otra vez, se toparon con un enigma que solo podía ser resuelto con la ayuda de la inteligencia y astucia de Dana, quien descifró las pistas ocultas en unos jeroglíficos que indicaban el camino correcto. Y cuando la desesperanza amenazó con hacer mella en sus espíritus, fue Victoria quien, con sus palabras de aliento, recordó a sus amigos la importancia de creer en sí mismos y en la bondad de su misión.

Finalmente, después de días de incansable búsqueda, llegaron a una cueva resguardada por un gran portón de piedra. Siguiendo las instrucciones del mapa, unieron sus manos sobre el antiguo símbolo del dragón grabado en la puerta, y esta se abrió lentamente, revelando una cámara repleta de tesoros. Pero lo más impresionante de todo no era el oro ni las joyas, sino una pequeña caja de cristal que resplandecía con luz propia en el centro de la sala.

Al abrirla, encontraron un diminuto brote verde que, al contacto con el aire, comenzó a crecer y a brillar intensamente. Era el mayor tesoro del dragón: la semilla de la Vida Eterna, capaz de curar cualquier enfermedad y hacer florecer la tierra más árida.

Con el corazón lleno de alegría y satisfacción, Oliver, Dana y Victoria regresaron al pueblo para compartir las nuevas con sus vecinos. El pueblo entero se unió para plantar la semilla en medio de la plaza, y al instante, hermosas flores comenzaron a brotar, extendiéndose por todo el lugar, llenándolo de vida y prosperidad.

Los niños aprendieron que el verdadero tesoro no era el oro ni la riqueza material, sino la amistad, la aventura compartida y los valores que habían fortalecido a lo largo del camino. Y desde ese día, en agradecimiento al dragón y a los valientes amigos, el pueblo se convirtió en un lugar donde los sueños y la magia coexistían en armonía, recordando siempre que los mayores tesoros se encuentran en el corazón.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario