Cuentos de Valores

El Tiempo Mágico de Elián, Vale y Jose

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En una casita color pastel en las afueras de un pueblo lleno de flores y árboles frondosos, vivían Elián, Vale y Jose, tres hermanos que a pesar de sus diferencias, compartían un vínculo inquebrantable. La familia era muy unida, pero debido a los horarios de trabajo y escuela, los momentos para compartir eran escasos. Sin embargo, esto nunca fue un impedimento para que hicieran de cada instante juntos, un tiempo mágico y especial.

Elián, el más pequeño, con sus rizos marrones y su sonrisa contagiosa, siempre estaba listo para jugar y aprender. Vale, con su largo cabello negro y su amor por las artes, soñaba con pintar el mundo de colores. Jose, el mayor, con su cabello corto y camiseta azul, era el protector y guía de sus hermanitos.

Un sábado por la mañana, después de una semana llena de tareas y trabajo, la mamá de Elián, Vale y Jose decidió sorprenderlos con un plan especial. “Hoy vamos a tener un día de picnic en el lago,” anunció con una sonrisa, mientras preparaba una canasta con deliciosos bocadillos y jugos.

Los niños, emocionados, ayudaron a su mamá a preparar todo lo necesario. Elián agarró su pelota favorita, Vale empacó sus pinturas y un cuaderno de dibujo, y Jose no olvidó llevar algunos libros de cuentos para compartir bajo la sombra de un árbol.

Al llegar al lago, el paisaje los recibió con su serenidad habitual; el agua brillaba bajo el sol como si miles de diamantes bailaran sobre su superficie. Escogieron un lugar bajo un gran roble, extendieron una manta a cuadros y se dispusieron a disfrutar de su día.

Mientras comían, la madre de los niños les habló sobre la importancia de los valores familiares y de cómo, a pesar de estar ocupados, siempre podían encontrar maneras de estar juntos. “El tiempo que compartimos es nuestro tesoro más valioso,” les explicó con cariño.

Inspirada por las palabras de su mamá, Vale sacó sus pinturas y comenzó a retratar el lago, capturando los reflejos del agua y la tranquilidad del entorno. Elián y Jose jugaron con la pelota, riendo y corriendo, llenando el aire con su alegría.

Después del juego, Jose reunió a sus hermanos bajo el roble y sacó uno de los libros de cuentos. “Es hora de una historia,” dijo con una sonrisa. Los tres se acurrucaron juntos mientras Jose leía, su voz suave mezclándose con el susurro del viento entre las hojas.

La historia hablaba de un reino lejano donde el tiempo se medía no en horas, sino en momentos de felicidad compartidos. A medida que avanzaba la lectura, los niños se imaginaban en ese reino mágico, aprendiendo que el tiempo más valioso es aquel que se pasa con quienes amamos.

Al caer la tarde, mientras el sol comenzaba a esconderse detrás de las colinas, los hermanos empacaron sus cosas, no sin antes dar las gracias al roble que les había dado sombra y al lago que les había regalado reflejos de estrellas.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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