Javier y Óscar eran dos hermanitos gemelos, tan parecidos que hasta su mamá, Lola, a veces los confundía. Los dos siempre andaban juntos, inventando travesuras por todos lados.
Un día, Mamá Lola decidió llevar a los gemelos al mercado. Les pidió que se tomaran de la mano y que no la soltaran. «El mercado es un lugar grande y concurrido», les advirtió, «así que es importante que estemos juntos todo el tiempo».
Pero en un descuido, mientras Mamá Lola pagaba unas frutas, los dos hermanitos vieron un puesto de dulces y juguetes al otro lado. Sin pensarlo dos veces, soltaron la mano de su mamá y corrieron hacia allí, distraídos por los colores brillantes y las formas divertidas.
Cuando finalmente se cansaron de mirar los juguetes y decidieron regresar con su mamá, se dieron cuenta de que estaban completamente perdidos. Miraron a su alrededor, y lo que antes les parecía un lugar divertido ahora se veía grande y atemorizante.
Javier tomó de la mano a Óscar y le dijo: «No te preocupes. Juntos encontraremos a mamá». Caminaron por los pasillos del mercado, pero no veían a Mamá Lola por ningún lado. Se sintieron asustados y solos.
Después de un rato, una amable señora se acercó a ellos y les preguntó si estaban perdidos. Los hermanitos asintieron con lágrimas en los ojos. La señora, reconociendo su miedo, los llevó al centro de informaciones, donde llamaron por el altavoz a Mamá Lola.
Mientras esperaban, Javier le dijo a Óscar: «Debimos escuchar a mamá y no soltarnos de su mano». Óscar asintió, «Sí, fuimos traviesos y ahora estamos perdidos».
Después de lo que pareció una eternidad, pero en realidad solo fueron unos minutos, escucharon una voz familiar. «¡Javier! ¡Óscar!», gritó Mamá Lola corriendo hacia ellos. Los gemelos corrieron hacia ella y la abrazaron fuertemente.
Mamá Lola, aunque aliviada, los miró seriamente y les dijo: «Siempre deben escuchar y no soltarse de mi mano, especialmente en lugares concurridos como este». Javier y Óscar asintieron, prometiendo nunca más desobedecer.
Conclusión:
Esa tarde, mientras regresaban a casa, los gemelos aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de escuchar y seguir las indicaciones, especialmente cuando estas vienen de alguien que los cuida y quiere proteger.
