Cuentos de Valores

La Navidad de las Ratitas Aventureras

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de nieve y luces brillantes, tres ratitas únicas en su especie. Abú, Zazú y Marutxi vivían en una acogedora madriguera bajo un viejo roble. Aunque pequeñas, sus corazones estaban llenos de grandes sueños y anhelos, especialmente durante la época más mágica del año: la Navidad.

Zazú, con su pelo suave y ojos curiosos, soñaba con ver la nieve caer por primera vez. A pesar de vivir en un lugar donde la nieve era abundante, siempre se había perdido ese momento mágico. Abú, el más travieso del trío, tenía un pelaje desordenado y una sonrisa traviesa. Amaba hacer bromas y jugar con sus amigas. Por último, estaba Marutxi, con su mirada inocente y un amor por contar historias fantásticas.

Una fría mañana de diciembre, Zazú se despertó emocionada. “¡Este año no me perderé la primera nevada!”, exclamó. Abú, bostezando y estirándose, propuso un plan. “¿Qué tal si esta noche nos aventuramos fuera para ver la nieve caer juntos?”, sugirió con un brillo pícaro en sus ojos.

Marutxi, temerosa pero emocionada, asintió. “Podría contarles historias bajo la luz de la luna y las estrellas”, dijo con una sonrisa.

Los preparativos comenzaron de inmediato. Zazú recogió bayas rojas para un festín nocturno, Abú buscó hojas secas para hacer un acogedor refugio, y Marutxi recopiló sus mejores historias para compartir.

Llegó la noche, y las estrellas comenzaron a brillar en el cielo invernal. Las tres ratitas, envueltas en hojas y con una bolsa llena de bayas, se deslizaron fuera de su madriguera. El aire frío les picaba las narices, pero la emoción de la aventura calentaba sus corazones.

Mientras caminaban, Abú no pudo resistir la tentación de hacer algunas travesuras. Saltó sobre montones de nieve, asustando a Zazú y haciendo reír a Marutxi. Pero cuando una bola de nieve lanzada por Abú accidentalmente golpeó un árbol, un aluvión de nieve cayó sobre ellos.

Riendo y sacudiéndose la nieve, continuaron su viaje. Finalmente, encontraron un claro perfecto bajo un cielo estrellado. Las ratitas se acomodaron, y justo cuando Marutxi comenzaba a contar una de sus historias, los primeros copos de nieve comenzaron a caer.

Zazú, con los ojos llenos de asombro, miró cómo cada copo danzaba en el aire antes de aterrizar suavemente. Era un espectáculo mágico, y por un momento, el tiempo pareció detenerse para las tres amigas.

Abú, viendo la felicidad en el rostro de Zazú, se sintió contento de haber propuesto esta aventura. Marutxi, con su voz suave, narraba una historia sobre una reina de la nieve que bendecía su reino con copos de nieve cada invierno.

Mientras la noche avanzaba, las ratitas compartieron risas, historias y bayas bajo la nevada. Se prometieron que cada año, sin importar qué, se reunirían en ese mismo lugar para celebrar el primer copo de nieve de la temporada.

Finalmente, con el amanecer acercándose y el sueño llamándolas, decidieron volver a su madriguera. Caminaron juntas, cansadas pero felices, dejando detrás huellas en la nieve fresca.

La aventura de esa noche les enseñó algo valioso. No importa lo pequeñas que sean o los desafíos que enfrenten, la amistad y la alegría de compartir momentos especiales son los verdaderos regalos de la Navidad.

Y así, cada año, las tres ratitas celebraban el inicio de la temporada de nieve, recordando siempre esa primera aventura juntas. La madriguera bajo el viejo roble se llenaba de risas y amor, y el espíritu de la Navidad brillaba más fuerte en sus corazones.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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