En un lugar muy lejano, donde las nubes parecían de algodón y los ríos atravesaban praderas llenas de flores de todos los colores, vivían cinco amigos que compartían un vínculo mágico. Daniela, Luis, María, Manuela y Jhon siempre estaban listos para compartir aventuras. Un día, mientras jugaban en el bosque, encontraron un viejo libro cubierto de polvo. Intrigados, decidieron abrirlo y, al leer las primeras palabras, una luz brillante apareció, llevándolos a un mundo de sueños donde los villanos y las haditas luchaban por el control de la magia.
Al llegar a este nuevo lugar, se encontraron rodeados de un bosque lleno de árboles gigantes y criaturas fantástica. Las haditas revoloteaban alrededor, con sus alas brillando como estrellas. Pero no todo era hermoso; al poco tiempo se dieron cuenta de que un malvado villano llamado Malefor acechaba en las sombras, decidido a robar la magia de las haditas y apoderarse del mundo de los sueños.
—¡Tenemos que ayudar a las haditas! —dijo Daniela, con los ojos brillantes de emoción.
—Sí, pero ¿cómo? —preguntó Luis, un poco asustado.
—Podemos buscar a la reina de las haditas, ella sabrá qué hacer —resolvió Manuela, siempre práctica.
Así, decidieron seguir un camino lleno de flores que brillaban, guiados por las haditas. En el trayecto, conocieron a una hadita llamada Luma, quien se convirtió en su amiga y les explicó más sobre la situación.
—Malefor ha robado el corazón de la magia —les dijo Luma—. Sin él, no podemos proteger nuestro mundo. Necesitamos valor y unidad para enfrentarlo.
Los cinco amigos sintieron una chispa de determinación en sus corazones. Sabían que en equipo podían hacer grandes cosas, así que se adentraron más en el bosque.
—Recuerden, el valor no es la ausencia de miedo, sino la decisión de actuar a pesar de él —les recordó Jhon, que siempre había sido el más reflexivo del grupo.
Cruzaron ríos y subieron colinas, enfrentándose a desafíos con ingenio y trabajo en equipo. Utilizaban sus habilidades: Daniela era la más ágil, Luis tenía una gran fuerza, María era buena con las palabras, Manuela resolvía todo con su inteligencia, y Jhon les recordaba siempre lo importante que era la unidad.
Finalmente, llegaron a un castillo oscuro donde Malefor guardaba el corazón de la magia. Sabían que tenían que actuar rápido, así que Luma usó su luz brillante para deslumbrar a los matones del villano.
—¡Vamos! —gritó María—. ¡No tenemos tiempo que perder!
Entraron al castillo sigilosamente, observando cómo los esbirros del villano estaban distraídos. Cada vez que uno de ellos se encontraba en peligro, sus amigos se unían para protegerlo. Luis levantó a Jhon para que pudiera abrir una puerta con su mágica habilidad, mientras que Manuela les daba instrucciones rápidas.
Cuando finalmente llegaron a la sala del trono, se encontraron cara a cara con Malefor. El villano, alto y oscuro, sonreía de manera burlona.
—¿Qué hacen aquí, pequeños intrusos? —desafió Malefor. —No tienen idea de con quién se están enfrentando.
—Venimos a recuperar el corazón de la magia —afirmó Daniela con confianza.
—¿Y qué piensan hacer para detenerme? —preguntó Malefor, su risa resonando en las paredes del castillo.
—Sabemos que juntos somos más fuertes —dijo Jhon, mirando a sus amigos. —La magia del trabajo en equipo puede vencer cualquier mal.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.