Había una vez un niño muy tierno llamado Óscar. Él tenía el cabello corto y rizado, y siempre vestía una camisa azul brillante y pantalones cortos rojos. A pesar de ser un niño muy dulce, Óscar no quería ir a la escuela. Cada mañana, se despertaba con una sensación de tristeza en su corazón al pensar en tener que dejar la comodidad de su hogar para ir a ese lugar lleno de extraños.
Sin embargo, todo cambió el día que conoció a Miss Margurit, su nueva maestra. Miss Margurit era una mujer amable y alegre, con una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor. Vestía un hermoso vestido colorido con patrones florales y tenía el cabello largo y rizado. Desde el primer día, Miss Margurit se dio cuenta de que Óscar necesitaba un poco más de atención y cariño para sentirse a gusto en la escuela.
Miss Margurit comenzó a hablar con Óscar cada mañana, siempre con palabras amables y alentadoras. Le contaba historias divertidas sobre sus propias experiencias en la escuela cuando era niña, y poco a poco, Óscar comenzó a sentirse más cómodo. Miss Margurit también organizaba juegos y actividades que hacían que el aula fuera un lugar divertido y emocionante.
Un día, Miss Margurit presentó a Óscar a un grupo de niños que estaban jugando en el patio. «Óscar, estos son tus nuevos amigos», dijo con una gran sonrisa. Al principio, Óscar estaba un poco tímido, pero los otros niños fueron muy amables con él. Jugaron juntos a muchos juegos, como la pelota y el escondite, y pronto, Óscar se olvidó de su miedo y comenzó a disfrutar de la compañía de sus nuevos amigos.
Con el tiempo, Óscar empezó a esperar con ansias cada mañana para ir a la escuela. Le encantaba aprender nuevas cosas y jugar con sus amigos. Miss Margurit siempre estaba ahí para apoyarlo, y Óscar se sentía seguro y feliz en su presencia. La escuela se convirtió en un lugar lleno de risas y alegría para Óscar, gracias a la bondad y paciencia de Miss Margurit.
Un día, mientras Óscar y sus amigos estaban jugando en el patio, Miss Margurit organizó una gran actividad especial. Habían estado aprendiendo sobre los valores de la amistad y la cooperación, y decidió que era hora de poner en práctica lo que habían aprendido. «Hoy, vamos a trabajar juntos para crear un jardín de amistad», anunció Miss Margurit.
Los niños se emocionaron mucho con la idea. Cada uno de ellos trajo una planta o una flor de su casa para contribuir al jardín. Trabajaron juntos, cavando la tierra, plantando las flores y regándolas con cuidado. Mientras trabajaban, Óscar y sus amigos compartían historias y risas, sintiéndose más unidos que nunca.
El jardín de amistad pronto se convirtió en un hermoso rincón del patio de la escuela, lleno de colores y vida. Cada vez que los niños pasaban por allí, recordaban lo importante que era trabajar juntos y apoyarse mutuamente. Óscar estaba muy orgulloso de ser parte de algo tan especial, y se dio cuenta de lo mucho que había cambiado desde que conoció a Miss Margurit y a sus amigos.
Una tarde, mientras observaban el jardín, Miss Margurit se acercó a Óscar y le dijo: «Estoy muy orgullosa de ti, Óscar. Has crecido mucho y te has convertido en un niño muy valiente y amable». Óscar sonrió y respondió: «Gracias, Miss Margurit. No lo habría logrado sin su ayuda y la de mis amigos».
A partir de ese momento, Óscar no solo amaba la escuela, sino que también comprendía la importancia de los valores como la amistad, la cooperación y la bondad. Sabía que siempre tendría a Miss Margurit y a sus amigos a su lado, y eso lo hacía sentir muy feliz y seguro.
Así, Óscar siguió disfrutando de la escuela cada día, aprendiendo cosas nuevas y haciendo recuerdos inolvidables con sus amigos. Miss Margurit continuó siendo una guía y un apoyo para todos los niños, enseñándoles que con amor y paciencia, cualquier cosa es posible.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.