Cuentos de Amistad

El Niño José que no le Gustaba la Navidad

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 7 minutos

Español

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En un pequeño pueblo cubierto de nieve, donde las luces de Navidad brillaban en cada esquina y el aroma de las galletas recién horneadas inundaba el aire, vivía un niño joven llamado José.

A diferencia de los demás niños, José no esperaba con ilusión la Navidad. No le gustaban los adornos, ni las canciones, ni siquiera los regalos. Su familia, compuesta por su mamá, su papá y su hermana Luisa, amaban esta época del año, pero José simplemente no compartía su entusiasmo.

Un día, mientras su familia decoraba el árbol de Navidad, José se sentó en un rincón, observando con desgana. Su mamá, preocupada, se acercó y le preguntó:

— José, ¿qué sucede? ¿Por qué no te gusta la Navidad?

José suspiró y dijo:

— No sé, mamá. Solo no me hace feliz como a los demás.

Esa noche, cuando José se fue a dormir, se preguntaba por qué no podía disfrutar de la Navidad como todos los demás. Mientras miraba por la ventana, vio una estrella brillante en el cielo y, sin saber muy bien por qué, hizo un deseo: encontrar el verdadero significado de la Navidad.

Al día siguiente, en la escuela, José se encontró con una situación inesperada. Su maestra anunció que realizarían un proyecto especial de Navidad, en el que cada alumno debía preparar un acto de bondad para alguien en la comunidad. José se sintió aún más desanimado, pero no tenía otra opción que participar.

Mientras caminaba a casa, pensando en qué podría hacer, José vio a un anciano sentado solo en un banco del parque. El hombre parecía triste y perdido en sus pensamientos. José recordó las palabras de su maestra sobre los actos de bondad y, aunque dudaba, se acercó al anciano.

— Hola, ¿está bien? —preguntó tímidamente.

El anciano levantó la vista, sorprendido, y luego sonrió.

— Sí, estoy bien, gracias. Solo estaba recordando viejos tiempos.

José y el anciano comenzaron a hablar. El hombre le contó historias de su infancia y de cómo la Navidad era diferente en aquel entonces. Hablaban de la importancia de estar con la familia y de ayudar a los demás. José se sorprendió al descubrir que disfrutaba de la conversación.

— Sabes, José —dijo el anciano—, la Navidad no se trata solo de regalos y adornos. Se trata de compartir, de dar, y de estar con aquellos que amamos.

Esas palabras resonaron en José. Se dio cuenta de que nunca había visto la Navidad de esa manera. Al despedirse del anciano, José se sintió un poco más ligero, como si una pequeña chispa de esperanza se hubiera encendido en su corazón.

De regreso a casa, José decidió que quería hacer algo especial para su familia. Con la ayuda de su hermana Luisa, comenzaron a planear una sorpresa para sus padres. Trabajaron juntos, horneando galletas y escribiendo tarjetas. Por primera vez, José se encontró disfrutando de las actividades navideñas.

La noche de Navidad, cuando José y Luisa revelaron su sorpresa, la alegría y la gratitud en los rostros de sus padres lo llenaron de una calidez que nunca había sentido antes. En ese momento, José comprendió lo que el anciano había querido decir. La Navidad era mucho más que solo regalos; era un momento para compartir amor y crear recuerdos felices.

Desde ese día, la actitud de José hacia la Navidad cambió. Aunque todavía no le encantaban los adornos o las canciones, había encontrado su propia manera de disfrutar de la época: a través de los actos de bondad y el tiempo compartido con su familia.

Y así, José aprendió que el verdadero espíritu de la Navidad reside en los corazones de las personas, no en las cosas materiales. Aunque no todos los días son perfectos, cada Navidad se convirtió en una oportunidad para José de recordar esa lección y de seguir esparciendo bondad y amor en su pequeña comunidad.

Después de esa Navidad especial, José comenzó a ver la vida con otros ojos. Su corazón se había abierto a la posibilidad de encontrar alegría en las pequeñas cosas. Aunque todavía no era el mayor fanático de la Navidad, había aprendido a apreciarla de una manera diferente.

Al año siguiente, a medida que la Navidad se acercaba, José recordó las palabras del anciano y decidió que quería hacer algo aún más significativo. Quería extender la bondad que había encontrado más allá de su familia.

José habló con su maestra y juntos organizaron una colecta en la escuela para ayudar a las familias necesitadas durante las fiestas. La idea fue recibida con entusiasmo por los estudiantes y profesores. José se sorprendió de lo mucho que disfrutaba ayudando a organizar el evento. Vio que su actitud positiva influía en los demás, y esto le daba una sensación de satisfacción y propósito.

Mientras tanto, en casa, José y Luisa continuaron su nueva tradición de preparar sorpresas para sus padres. Este año, decidieron hacer algo especial para la comunidad también. Con la ayuda de sus padres, prepararon paquetes de comida y regalos para distribuir en un orfanato local.

El día de la distribución, José sintió una mezcla de nervios y emoción. Al llegar al orfanato y ver la alegría en los rostros de los niños al recibir los paquetes, José se sintió abrumado por una felicidad que nunca había experimentado. Era una alegría diferente, una que venía de dar sin esperar nada a cambio.

Esa noche, mientras la familia se sentaba alrededor de la mesa para cenar, José compartió sus sentimientos con sus padres y Luisa. Les dijo lo mucho que había cambiado su percepción de la Navidad y cómo ahora encontraba alegría en ayudar a los demás.

— José, estamos muy orgullosos de ti —dijo su padre con una sonrisa.

— Has encontrado el verdadero espíritu de la Navidad —añadió su madre, con lágrimas de felicidad en los ojos.

José se dio cuenta de que su familia siempre había sido su mayor apoyo, y ahora él había encontrado su propia manera de devolver ese amor y apoyo no solo a ellos, sino también a su comunidad.

Con el paso de los años, José se convirtió en un joven conocido en su pueblo por su generosidad y espíritu navideño. Ayudó a organizar eventos benéficos y siempre estaba dispuesto a ofrecer una mano amiga. Aunque todavía no le gustaban mucho las canciones de Navidad, había encontrado su melodía en los actos de bondad y amor.

La historia de José se convirtió en un recordatorio para todos en el pueblo de que la Navidad no se trata de lo que recibes, sino de lo que das. Y aunque para él comenzó como una festividad sin sentido, se transformó en una época de alegría, amor y generosidad.

Fin

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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