En un vasto y colorido reino, donde el amor y la valentía eran las mayores virtudes de todos sus habitantes, vivía un joven príncipe llamado Jhoan. Su padre, el Rey de Corazones, gobernaba con sabiduría y bondad, asegurando que todos en el reino vivieran en paz y armonía. Él, con su cabellera roja como el fuego y su corazón lleno de aventuras, siempre buscaba nuevas emociones en cada rincón del castillo.
Una tarde, mientras el sol se ocultaba tras las montañas de esmeralda, un mensajero llegó al castillo con una carta sellada con un sello desconocido. La invitación era misteriosa: una escuela de supervillanos había organizado un gran evento y el Rey de Corazones estaba formalmente invitado. Pero había algo que no estaba bien; Jhoan sabía que algo extraño y tal vez peligroso se escondía detrás de esa invitación.
Intrigado y preocupado, Jhoan decidió investigar más a fondo. Sabía que su padre no lo dejaría ir solo, así que esperó hasta la noche para escabullirse del castillo. Vestido con una capa oscura para mezclarse con las sombras, el joven príncipe emprendió su viaje hacia la misteriosa escuela.
El camino estaba lleno de desafíos. Los bosques oscuros estaban plagados de criaturas desconocidas y los senderos eran confusos y engañosos. Pero Jhoan, con su espíritu valiente, siguió adelante. Fue entonces cuando encontró a Maycol, un joven misterioso con cabello azul como la noche y un traje azul que parecía brillar bajo la luz de la luna.
«¿Quién eres?», preguntó Jhoan con cautela.
«Soy Maycol, hijo de Cenicienta», respondió el joven con una sonrisa enigmática. «He estado observando tu viaje y creo que necesitas ayuda».
Aunque Jhoan era desconfiado por naturaleza, había algo en Maycol que le inspiraba confianza. Decidió aceptar su ayuda y juntos continuaron su camino hacia la escuela de supervillanos.
A medida que se acercaban, el ambiente se volvía más tenebroso. La escuela era un edificio antiguo y sombrío, rodeado de altas murallas y guardias vigilantes. Jhoan y Maycol sabían que necesitaban un plan para entrar sin ser descubiertos.
«Podemos usar esta entrada secreta», sugirió Maycol, señalando una pequeña puerta oculta entre los arbustos. «Conozco este lugar mejor de lo que crees».
Siguiendo el consejo de Maycol, los dos amigos se deslizaron por la puerta y se encontraron en un laberinto de pasillos oscuros y fríos. Podían escuchar susurros y risas malvadas a lo lejos, pero mantuvieron la calma y siguieron adelante.
Finalmente, llegaron a una gran sala donde se estaba llevando a cabo el evento. Supervillanos de todas partes se habían reunido, planeando conspiraciones y riéndose de sus malvados planes. En el centro de la sala, un trono oscuro estaba ocupado por un hombre de apariencia siniestra.
«Es el Director de la escuela», susurró Maycol. «Debemos descubrir qué está planeando».
Jhoan y Maycol se escondieron detrás de una columna, escuchando atentamente. El Director hablaba de un plan para derrocar al Rey de Corazones y tomar el control del reino. Jhoan sintió un nudo en el estómago; debía avisar a su padre y detener este malvado complot.
Pero antes de que pudieran moverse, un guardia los descubrió. «¡Intrusos!», gritó, alertando a todos en la sala.
El joven príncipe, al ver que los soldados se acercaban, corrió por su vida, saltando y esquivando cada obstáculo que encontraba. En un acto desesperado, dañó sin querer un retrato de su padre, lo que le añadió un peso de culpa a su ya agitado corazón. Justo cuando pensaba que no había escapatoria, una mano lo agarró y lo arrastró hacia una sombra segura.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.