Cuentos de Amistad

La Nueva Aventura de Jhoan y Dulce en Vildarodguer

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Después de su emocionante aventura en Vildarodguer, Jhoan y Dulce regresaron a Monguared, sintiendo que su vínculo se había vuelto más fuerte que nunca. Las memorias de las batallas contra los príncipes y la princesa aún resonaban en sus corazones, pero había un aspecto de su experiencia que los mantenía intrigados. La pulsera que Dulce llevaba, un regalo de despedida de sus amigos en Vildarodguer, seguía brillando con un resplandor misterioso, como si guardara secretos por descubrir.

Una noche, mientras estaban sentados juntos bajo un cielo estrellado, la pulsera comenzó a vibrar suavemente, emitiendo una luz deslumbrante que llenó la habitación. El brillo era tan intenso que Jhoan tuvo que cubrirse los ojos. “¿Qué está pasando?” preguntó Jhoan, mirando la pulsera con curiosidad.

“No lo sé, pero creo que algo nos está llamando”, respondió Dulce, sintiendo un impulso irresistible hacia la pulsera. La luz parecía pulsar al ritmo de su corazón, y sin pensarlo, la tocó. En un instante, un portal se abrió ante ellos, revelando una nueva versión de Vildarodguer, más brillante y colorida que la que recordaban.

“¡Vamos!” dijo Jhoan, tomando la mano de Dulce. Ambos se lanzaron al portal, aterrizando en un lugar que parecía haber cambiado desde su última visita. El aire estaba lleno de risas y música, y los villanos que habían conocido, aquellos que una vez habían sido sus enemigos, estaban ahora celebrando su triunfo con un festival en honor a Jhoan y Dulce.

“¡Mira, ahí están los Príncipes Traviesos!” exclamó Dulce, señalando a un grupo de figuras familiares. Los príncipes, que antes habían sido rivales, ahora llevaban sonrisas brillantes y vestían trajes festivos. Se acercaron rápidamente, llenos de energía y alegría.

“¡Jhoan! ¡Dulce! No saben cuánto los hemos extrañado!” dijo el Príncipe Rubén, extendiendo sus brazos para darles un abrazo. “La vida ha cambiado aquí desde que se fueron. La paz ha regresado a Vildarodguer gracias a su valentía”.

“Es maravilloso verlos así, tan felices”, dijo Jhoan, sintiéndose aliviado de que las cosas hubieran mejorado. “Nunca imaginé que serían capaces de celebrar algo tan bonito”.

“Eso es porque aprendimos una valiosa lección”, dijo la Princesa Lila, quien se unió a la conversación. “El poder de la amistad puede superar cualquier rivalidad. Después de su visita, decidimos unirnos en lugar de enfrentarnos”.

Mientras exploraban el festival, los amigos se encontraron con personajes de su pasado, desde la astuta bruja que había desafiado a Dulce, hasta el dragón que había intentado asustarlos. Cada uno de ellos había cambiado, y ahora se presentaban como héroes en el festival.

“¡Bienvenidos! ¡Celebremos juntos!” gritó la Bruja Valeria, quien ahora llevaba un vestido colorido y una gran sonrisa. “Gracias a su valentía, hemos aprendido a trabajar juntos. Ahora somos parte de un gran equipo”.

La música comenzó a sonar y los villanos convertidos en héroes comenzaron a bailar. Jhoan y Dulce, intrigados, se unieron a ellos. Mientras bailaban, Dulce sintió la pulsera en su muñeca brillar con más fuerza. “Siento que nos está guiando hacia algo más”, dijo Dulce, mientras se movía al ritmo de la música.

“Tal vez haya más sorpresas en este festival”, sugirió Jhoan. “¡Vamos a averiguarlo!”

Juntos, exploraron diferentes áreas del festival. Había un mercado lleno de frutas exóticas y dulces que nunca habían visto. Jhoan se detuvo ante un puesto que ofrecía caramelos de colores brillantes, y no pudo resistir la tentación de comprar algunos.

“¡Mira estos!” exclamó, mostrando los caramelos a Dulce. “Deberíamos compartirlos con nuestros amigos”.

Mientras disfrutaban de los dulces, una pequeña hada se acercó a ellos. “Hola, amigos. Soy Lúmina, el hada de la luz. Estoy aquí para ayudarles en su búsqueda”, dijo con una voz suave como un susurro. “La pulsera de Dulce está conectada a un poder mágico que no solo les trajo aquí, sino que también les guiará a un nuevo desafío”.

“¿Un nuevo desafío?” preguntó Jhoan, intrigado.

“Sí, en el corazón del bosque encantado hay un árbol antiguo que guarda un secreto. Ese secreto puede ayudar a mantener la paz en Vildarodguer, pero sólo aquellos con corazones valientes pueden alcanzarlo”, explicó Lúmina. “Si están dispuestos a ir, la pulsera les mostrará el camino”.

Dulce sintió un cosquilleo en su estómago. “¿Qué piensas, Jhoan? ¿Deberíamos hacerlo?”

“Por supuesto, ¡será otra aventura! Nunca hemos tenido una oportunidad así”, respondió Jhoan con entusiasmo.

Lúmina extendió su mano y, al tocar la pulsera, una luz brillante iluminó el camino que se adentraba en el bosque. “Sigan el camino de luces, y no se desvíen. Mantengan siempre su amistad fuerte, y no se detengan ante los obstáculos”.

Con determinación, Jhoan y Dulce comenzaron su travesía hacia el bosque encantado, siguiendo el sendero iluminado. A medida que avanzaban, el aire se llenaba de un dulce aroma a flores y el canto de los pájaros. Sin embargo, a pesar de la belleza del entorno, sabían que podría haber desafíos por delante.

De repente, el camino se oscureció cuando llegaron a un cruce. Allí se encontraban dos caminos: uno iluminado por luces brillantes y el otro cubierto de sombras. Dulce se sintió un poco nerviosa. “¿Cuál deberíamos elegir?”

“Confía en tu corazón”, dijo Jhoan, animándola. “Si seguimos juntos, encontraremos el camino correcto”.

Tomados de la mano, decidieron seguir el camino iluminado. A medida que avanzaban, comenzaron a escuchar un sonido extraño. Era un lamento suave, como si alguien estuviera llorando. Se miraron preocupados. “¿Deberíamos investigar?” preguntó Dulce.

“Sí, vamos a ver qué sucede”, respondió Jhoan.

Siguiendo el sonido, llegaron a un claro donde encontraron a un pequeño duende con una expresión triste. “¿Qué te pasa?” preguntó Jhoan, acercándose.

“Me llamo Fino y perdí mi medallón mágico. Sin él, no puedo regresar a mi hogar”, sollozó el duende.

Dulce se arrodilló a su lado. “No te preocupes, Fino. Te ayudaremos a encontrarlo. ¿Dónde lo perdiste?”

“Estaba en el río que fluye cerca de aquí, pero no sé cómo alcanzarlo sin mi medallón”, explicó Fino.

“Podemos ayudar”, dijo Jhoan, mirando a Dulce con una sonrisa. “Si trabajamos juntos, lo lograremos”.

Los tres comenzaron su búsqueda en el camino hacia el río. Jhoan utilizó su agilidad para saltar sobre rocas y obstáculos, mientras Dulce animaba a Fino a seguir adelante. “No te desanimes, estamos cerca”, le decía.

Finalmente, llegaron al río, donde las aguas brillaban como diamantes. “¡Allí está!” gritó Fino, señalando un objeto brillante que flotaba en la corriente. “¡Mi medallón!”

“¡Voy por él!” exclamó Jhoan, y sin pensarlo dos veces, saltó al agua. Nadó hacia el medallón y lo agarró con determinación. “¡Lo tengo!” gritó, regresando a la orilla.

“¡Gracias! ¡Eres un verdadero héroe!” dijo Fino, tomando el medallón con gratitud. “Sin ustedes, nunca habría vuelto a casa”.

“Estamos felices de ayudarte”, dijo Dulce, sonriendo. “Siempre podemos contar con nuestros amigos”.

Fino sonrió y, en un giro mágico, transformó su medallón en un hermoso collar. “Por su amabilidad, les otorgo este regalo. Siempre les recordará que la amistad es el tesoro más grande”.

“¡Gracias, Fino!” respondieron Jhoan y Dulce al unísono, sintiéndose emocionados por el gesto.

Continuaron su camino a través del bosque, sintiéndose más fuertes y unidos. Pasaron por puentes colgantes, ríos encantados y prados llenos de flores. La pulsera de Dulce seguía brillando intensamente, guiándolos hacia su destino.

Finalmente, llegaron a un gran árbol que se alzaba majestuosamente en el centro del bosque. “Este es el árbol antiguo”, dijo Dulce, admirando su belleza. “Deberíamos acercarnos”.

Al acercarse, sintieron una energía poderosa emanando de él. Jhoan y Dulce se tomaron de la mano, sintiendo cómo el pulso del árbol resonaba en sus corazones. La corteza del árbol estaba llena de símbolos brillantes que parecían cobrar vida con cada latido. “¿Qué crees que significan?” preguntó Jhoan, observando con curiosidad.

“No lo sé, pero siento que este árbol tiene algo especial que decirnos”, respondió Dulce, intrigada. Se acercaron un poco más y, en ese momento, la pulsera en la muñeca de Dulce comenzó a vibrar de nuevo, iluminándose intensamente. Los símbolos en el árbol parecían danzar al ritmo de la luz que emitía la pulsera.

“Tal vez la pulsera y el árbol estén conectados de alguna manera”, sugirió Jhoan. “Deberíamos intentar tocarlo”.

Dulce asintió con entusiasmo. Ambos extendieron sus manos hacia el árbol, y al contacto, una oleada de energía los envolvió. En ese instante, una voz profunda y suave resonó a través del bosque. “Bienvenidos, valientes amigos. Han llegado a la raíz del poder de Vildarodguer”.

“¿Quién eres?” preguntó Jhoan, sintiéndose asombrado.

“Soy el Guardián de este árbol, la esencia misma de Vildarodguer. He sentido su bondad y valentía en sus corazones. Ustedes han traído la luz de la amistad a este mundo, y ahora, deben ayudarme a protegerla”, dijo el árbol, sus ramas balanceándose suavemente como si estuviera hablando.

“¿Proteger qué?” preguntó Dulce, intrigada.

“Un antiguo mal se cierne sobre Vildarodguer. A pesar de la paz que han traído, la oscuridad acecha en las sombras, esperando su oportunidad para regresar. Ustedes tienen el poder de evitar que eso suceda. Deben encontrar las tres Gemas de Luz que están ocultas en los rincones más oscuros de este mundo. Solo así se podrá mantener el equilibrio”.

“¿Cómo podemos encontrar estas gemas?” preguntó Jhoan, sintiendo la responsabilidad crecer dentro de él.

“Cada gema está custodiada por un guardián diferente, que pondrá a prueba su valentía y su amistad. Si logran demostrar que su conexión es más fuerte que cualquier desafío, las gemas les serán reveladas”, explicó el Guardián.

“Estamos listos para cualquier desafío”, afirmó Dulce con determinación. “No dejaremos que la oscuridad vuelva”.

“Excelente”, dijo el Guardián. “Su primer destino es el Lago de las Sombras. Allí encontrarán la primera gema, custodiada por un viejo sireno que ha perdido la fe en la amistad. Deben mostrarle el verdadero valor de la unión”.

Con esas palabras resonando en sus corazones, Jhoan y Dulce se despidieron del árbol y se adentraron nuevamente en el bosque. Al poco tiempo, llegaron al Lago de las Sombras, un lugar donde el agua reflejaba una negrura inquietante, y la atmósfera era densa. El silencio era abrumador.

“Esto es extraño”, dijo Jhoan, mirando alrededor. “¿Dónde estará el sireno?”

De repente, una voz profunda surgió del lago. “¿Quiénes son los intrusos que se atreven a perturbar mis aguas?”

“Somos Jhoan y Dulce, y hemos venido a buscar la primera gema”, respondió Jhoan con valentía.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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