Era el primer día de preparatoria para Luke, un joven de cabello castaño y ojos verdes, que se sentía más nervioso de lo que quería admitir. Caminaba hacia la entrada de la gran escuela secundaria, con sus libros bajo el brazo, cuando vio a una chica que le llamó la atención. Estaba sentada bajo un árbol, absorta en un libro. Tenía el cabello negro y unos ojos azules que parecían brillar con la luz del sol.
Luke se sintió inmediatamente atraído por ella, pero en lugar de acercarse de manera amigable, algo en él decidió actuar de una manera que no entendía del todo. Tal vez era el miedo al rechazo o simplemente la confusión de sus propios sentimientos, pero cuando finalmente se acercó a ella, sus palabras fueron torpes y bruscas. «¿Qué haces aquí sola?», le preguntó, casi con tono de acusación.
Zara, la chica del árbol, levantó la vista de su libro y lo miró con sorpresa. No estaba acostumbrada a que le hablaran de esa manera, especialmente alguien que acababa de conocer. «Estoy leyendo», respondió con calma, volviendo su atención a su libro.
Luke se sintió inmediatamente avergonzado por su comportamiento, pero no sabía cómo arreglarlo. En lugar de disculparse, simplemente se alejó, sintiéndose confundido y molesto consigo mismo.
A lo largo de los días siguientes, Luke seguía viendo a Zara en la escuela. Ella siempre estaba rodeada de amigos y parecía feliz. Cada vez que la veía, sentía un nudo en el estómago. Quería acercarse a ella, conocerla, pero cada vez que lo intentaba, algo en él se cerraba y terminaba comportándose de manera distante o incluso desagradable.
Zara, por su parte, no entendía por qué Luke la trataba de esa manera. Parecía que cada vez que intentaba ser amable con él, él se alejaba o la ignoraba. A pesar de todo, no podía evitar sentirse intrigada por él. Había algo en su mirada, en la forma en que la observaba cuando pensaba que ella no se daba cuenta, que la hacía pensar que había más de lo que mostraba.
Un día, durante una de las clases de arte, el profesor anunció un proyecto en parejas. Para sorpresa de ambos, Luke y Zara fueron asignados juntos. Al principio, la tensión entre ellos era palpable. Apenas se hablaban, cada uno trabajando en su parte del proyecto en silencio.
Sin embargo, a medida que pasaban los días, comenzaron a hablar más, primero sobre el proyecto y luego sobre otros temas. Luke descubrió que Zara era inteligente, divertida y apasionada por muchas cosas, especialmente la lectura y la escritura. Zara, por su parte, vio un lado más suave y considerado de Luke que no había visto antes.
Un día, mientras trabajaban en su proyecto en la biblioteca, Luke finalmente reunió el valor para disculparse. «Siento haberte tratado mal al principio», dijo, mirando sus manos en lugar de a ella. «No sé por qué lo hice. Creo que estaba asustado.»
Zara lo miró con sorpresa, y luego sonrió suavemente. «Está bien, todos cometemos errores», dijo. «Lo importante es aprender de ellos.»
A partir de ese momento, su relación cambió. Se hicieron amigos, y poco a poco, esa amistad se convirtió en algo más. Luke se dio cuenta de que estaba enamorado de Zara, no solo por su belleza, sino por quién era como persona. Zara también empezó a sentir lo mismo por él, apreciando su honestidad y su corazón sincero.
Finalmente, un día, Luke decidió confesarse. La llevó al árbol donde la había visto por primera vez y, con el corazón latiendo con fuerza, le dijo: «Zara, me he dado cuenta de que te amo. Desde el primer día que te vi, supe que eras especial, pero no supe cómo manejarlo. He sido un tonto, pero quiero ser mejor por ti. ¿Me darías una oportunidad?»
Zara lo miró, sorprendida pero también emocionada. Tomó su mano y sonrió. «Yo también te amo, Luke», respondió. «Y sí, te doy una oportunidad.»
A partir de entonces, Luke y Zara estuvieron juntos. Aprendieron a apoyarse mutuamente, a entender y aceptar sus diferencias. Su amor creció con el tiempo, fortaleciéndose con cada desafío que enfrentaban juntos.
Y así, bajo el mismo árbol donde todo comenzó, Luke y Zara encontraron no solo el amor, sino también la verdadera amistad y la comprensión mutua. Porque a veces, el amor verdadero no comienza de la manera perfecta, pero con paciencia, honestidad y un poco de valentía, puede convertirse en algo hermoso y duradero.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.