Cuentos de Amor

El Amor en Tiempos Modernos: La Historia de Daniel Humberto y María Paula

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Había una vez, en un mundo donde la tecnología parecía gobernar cada aspecto de la vida diaria, dos personas que nunca habían imaginado que sus caminos se cruzarían. Daniel Humberto, un joven trabajador y apasionado por su oficio, vivía en una ciudad grande y agitada. Era un hombre que dedicaba la mayor parte de su tiempo a su empleo, siempre esforzándose por alcanzar sus metas y proveer para su familia. A pesar de su esfuerzo constante, había una soledad que lo acompañaba día a día, una sensación de que, a pesar de todo lo que lograba, algo faltaba en su vida.

Por otro lado, María era una chica dedicada a sus estudios, siempre buscando aprender más y destacarse en todo lo que hacía. Su inteligencia y dedicación la hacían brillar, pero también la aislaban un poco de los demás. En lugar de salir a divertirse, prefería quedarse en casa leyendo o investigando sobre temas que le apasionaban. Aunque disfrutaba de la compañía de sus libros, a veces se preguntaba si encontraría a alguien con quien compartir su vida, alguien que la comprendiera y con quien pudiera tener una conexión real.

Un día, ambos, sin saberlo, estaban conectados en la misma red social. Daniel Humberto, en uno de esos pocos momentos libres que tenía, decidió revisar su cuenta de Facebook. Desplazándose por su muro, entre fotos de amigos, memes y noticias, de repente algo llamó su atención. Una publicación compartida por un amigo en común mostraba a una chica con una sonrisa cautivadora y ojos llenos de curiosidad. Era María Paula.

Lo que al principio fue solo una mirada rápida, pronto se convirtió en un interés genuino. Daniel no pudo evitar sentir una chispa de curiosidad por esa chica. Decidió enviarle una solicitud de amistad, pensando que quizás podrían tener algo en común. María Paula, por su parte, notó la solicitud en su teléfono mientras revisaba mensajes de sus compañeros de clase. No conocía a Daniel directamente, pero viendo que tenían amigos en común, decidió aceptar.

Así comenzó una serie de intercambios breves a través de Messenger. Al principio, los mensajes eran cortos y educados, como suele ocurrir cuando dos desconocidos se conocen en el vasto mar de las redes sociales. Pero, con el tiempo, esos mensajes empezaron a alargarse. Daniel y María Paula descubrieron que compartían intereses similares en música, películas y hasta en temas más profundos como sus sueños y metas.

Ambos sentían que había algo especial en sus conversaciones, algo que no habían experimentado con otras personas. Daniel se sorprendía al darse cuenta de cuánto esperaba recibir un nuevo mensaje de María Paula, y ella, por su parte, comenzaba a sonreír cada vez que veía el nombre de Daniel aparecer en su pantalla. Había una conexión, una chispa que se encendía lentamente entre ellos.

Un día, después de varias semanas de mensajes, Daniel decidió que era hora de dar un paso más. «¿Qué te parece si nos conocemos en persona?», escribió, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza mientras esperaba la respuesta. María, aunque algo nerviosa, también sintió que era el momento adecuado. «Me encantaría», respondió con una sonrisa en el rostro.

Decidieron encontrarse en un café en el centro de la ciudad, un lugar con un ambiente tranquilo y acogedor. Cuando finalmente se vieron en persona, ambos sintieron una mezcla de nervios y emoción. Daniel llegó un poco antes y se sentó en una mesa cerca de la ventana, desde donde podía ver a la gente pasar. María Paula, con su característico estilo académico, llegó poco después, buscando con la mirada a ese chico con quien había compartido tantas conversaciones.

Al encontrarse, sus miradas se cruzaron y ambos sonrieron tímidamente. El café se llenó de risas y charlas animadas mientras compartían historias sobre sus vidas, sus sueños y sus miedos. La conversación fluía con una naturalidad que sorprendía a ambos. Daniel descubrió en Ella a una persona no solo inteligente, sino también dulce y apasionada por lo que hacía. María, por su parte, vio en Daniel a alguien que, a pesar de su vida ocupada, tenía un corazón amable y una gran capacidad para escuchar.

Con el tiempo, esas reuniones se hicieron más frecuentes. Salían a pasear por el parque, iban al cine y a restaurantes, siempre disfrutando de la compañía del otro. Sus amigos notaron el cambio en ellos, cómo sus rostros se iluminaban cada vez que hablaban del otro, cómo parecía que había algo especial creciendo entre ellos.

Fue durante una de esas salidas, en un parque donde solían sentarse a charlar, que Daniel decidió expresar lo que sentía. Se sentaron en un banco, con la brisa suave moviendo las hojas de los árboles a su alrededor. «María Paula», comenzó Daniel, mirando fijamente al suelo antes de levantar la vista para encontrarse con sus ojos, «estos últimos meses han sido increíbles para mí. No sé cómo explicarlo, pero siento que hemos creado algo especial, algo que nunca he experimentado antes».

María Paula sintió un nudo en el estómago, sabiendo lo que venía pero sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. «Yo también siento lo mismo, Daniel», dijo, tomando suavemente su mano. «No pensé que encontraría a alguien con quien me conectara de esta manera, pero contigo… todo parece encajar».

Daniel sonrió, sintiendo una calidez que lo invadía. «¿Te gustaría ser mi novia?», preguntó finalmente, con el corazón en la mano. Ella asintió, sin dudarlo, y en ese momento, supieron que habían encontrado algo verdaderamente valioso.

Con el tiempo, su relación se fortaleció. Daniel la presentaba con orgullo a sus amigos y familiares, mientras que María Paula hacía lo mismo con los suyos. Hubo momentos difíciles, por supuesto, como en toda relación, pero juntos lograron superar cualquier obstáculo que se les presentaba.

Uno de esos desafíos fue la reacción de algunos miembros de la familia de Daniel, en especial la del lado de su padre. A pesar de que María Paula era una persona amable y educada, algunos familiares no parecían aceptarla del todo. Comentarios aquí y allá, miradas frías en reuniones familiares… pero nada de eso importaba realmente. Lo que importaba era el amor que se tenían el uno al otro.

Daniel siempre estuvo firme en su decisión de estar con María. «No me importa lo que digan los demás», le decía cada vez que notaba que algo la preocupaba. «Lo único que me importa es que estamos juntos, y eso es lo que vale».

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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