Cuentos de Amor

Las Fases del Duelo de Sofía

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Sofía tenía once años y vivía en una pequeña ciudad rodeada de montañas y ríos. Era una niña alegre, con una melena larga y castaña que siempre llevaba suelta, y unos ojos verdes que brillaban como esmeraldas. Su tío Chucho era su persona favorita en el mundo. Chucho era un hombre bondadoso de cabello negro y corto, con ojos marrones que transmitían calidez y serenidad. Siempre vestía una camisa blanca y jeans azules, y juntos solían pasar horas en el hermoso jardín de su casa, lleno de flores de todos los colores.

Sofía y su tío Chucho compartían un vínculo muy especial. Desde que ella era pequeña, Chucho la había enseñado a cuidar las flores del jardín, a escuchar los sonidos de la naturaleza y a disfrutar de los pequeños momentos de la vida. Cada vez que Sofía tenía un problema, Chucho siempre sabía qué decir para hacerla sentir mejor.

Un día, sin embargo, todo cambió. Chucho enfermó repentinamente y, a pesar de todos los esfuerzos de los médicos, falleció poco tiempo después. La noticia cayó como un balde de agua fría en la familia, pero para Sofía fue como si el mundo entero se hubiera detenido. Su tío, su confidente y amigo, ya no estaría más a su lado.

Al principio, Sofía no podía creerlo. Cada mañana, se despertaba esperando escuchar la voz de Chucho llamándola desde el jardín. Pero el jardín estaba en silencio. Sofía entró en una fase de negación, convencida de que todo era un mal sueño del que pronto despertaría. Pasaba horas en el jardín, mirando las flores y esperando que Chucho apareciera, con su sonrisa cálida y su risa contagiosa.

Los días se convirtieron en semanas, y la realidad comenzó a imponerse. La negación dio paso a una profunda tristeza. Sofía se sentía vacía, como si una parte de ella se hubiera ido con su tío. Dejó de cuidar las flores, dejó de reír y sus ojos perdieron el brillo. Su madre intentaba consolarla, pero Sofía solo quería a Chucho.

Un día, mientras estaba sentada sola en el jardín, Sofía sintió una oleada de enojo. Se levantó de un salto y comenzó a gritar, enfadada con el mundo por haberle arrebatado a su tío. Gritó hasta quedarse sin voz y luego, exhausta, se dejó caer en el suelo, llorando desconsoladamente.

Su madre, que la había observado desde la distancia, se acercó y la abrazó con fuerza. No dijo nada, solo la sostuvo mientras Sofía liberaba todo su dolor. Poco a poco, Sofía empezó a hablar de Chucho, de los momentos que habían compartido, y su madre la escuchó pacientemente, permitiéndole expresar todo lo que sentía.

Con el tiempo, la ira de Sofía se transformó en una profunda tristeza. Extrañaba a su tío cada día, pero también comenzó a recordar los buenos momentos con una sonrisa melancólica. Un día, encontró un viejo cuaderno de Chucho en el que él había anotado sus pensamientos y consejos sobre la jardinería. Al leerlo, Sofía sintió como si su tío estuviera allí, guiándola una vez más.

Decidió volver a cuidar el jardín, en honor a su tío. Cada planta que tocaba, cada flor que cuidaba, le recordaba a Chucho y a las lecciones que él le había enseñado. Poco a poco, el jardín volvió a florecer, y con él, el corazón de Sofía empezó a sanar.

Un día, mientras estaba en el jardín, Sofía sintió una suave brisa que le acariciaba el rostro. Cerró los ojos y, por un momento, pudo escuchar la voz de Chucho, susurrándole palabras de aliento. Sonrió, sintiendo una paz que no había sentido en mucho tiempo. Había aceptado la pérdida de su tío, pero también había encontrado una manera de mantenerlo vivo en su corazón y en sus recuerdos.

Desde entonces, Sofía se convirtió en una cuidadora devota del jardín, y cada vez que alguien le preguntaba por qué lo hacía, ella sonreía y decía:

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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