En el pequeño pueblo de Valverde, el verano se desplegaba con toda su gloria, trayendo días largos y cielos estrellados. Entre sus calles empedradas y casas con geranios en las ventanas, dos adolescentes, Dafne y Noah, descubrieron el dulce sabor del primer amor.
Dafne, con su cabello rizado bailando al ritmo del viento, y Noah, de mirada soñadora y sonrisa fácil, se conocieron un día de junio en la biblioteca del pueblo. Dafne buscaba un libro para escapar del calor del mediodía; Noah, por su parte, buscaba inspiración para su próximo dibujo. Fue el mismo libro el que los unió: una vieja edición de «Cumbres Borrascosas».
—Ese es mi libro favorito —dijo Dafne, sorprendida al ver que alguien más había escogido su novela predilecta.
—Lo acabo de descubrir, ¿realmente es tan bueno? —preguntó Noah con una sonrisa tímida.
—Es maravilloso, te atrapa y no te suelta —respondió Dafne, y así, entre charlas sobre libros y autores, comenzó una amistad que pronto se tiñó de colores más intensos.
Los días que siguieron fueron un torbellino de encuentros casuales que pronto se convirtieron en citas planificadas. Dafne y Noah pasaban largas tardes bajo el gran roble del parque, leyendo juntos o compartiendo sus propios escritos y dibujos.
El festival de verano estaba a la vuelta de la esquina, y con él, la oportunidad de ver a Dafne y Noah juntos en público. Participaron en el concurso de talentos del pueblo; ella recitando poesía, él con un retrato de Dafne que había dibujado en secreto. La obra capturó no solo su imagen, sino también el brillo especial en sus ojos cuando hablaba de sus sueños.
—No sabía que me veías de esa manera —le confesó Dafne después del concurso, sus mejillas rosadas por la emoción.
—Siempre —admitió Noah—. Desde el primer día, supe que había algo especial en ti.
El verano avanzaba, y con cada día que pasaba, su conexión se profundizaba. Sin embargo, como en toda historia de amor, no todo era perfecto. Dafne sabía que al final del verano, su familia se mudaría a la ciudad, un secreto que guardaba con temor a perder lo que había encontrado con Noah.
Una tarde, mientras el sol comenzaba a ocultarse tras las colinas, Dafne decidió ser honesta con Noah. Se encontraron en su lugar especial bajo el roble, y allí, con las primeras estrellas parpadeando en el cielo, Dafne compartió la noticia.
Cuentos cortos que te pueden gustar
El Amor Inquebrantable de Alan y Amoshiro
Bajo el Sol del Viñedo
El Amor Secreto de Yosil y Mayli
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.