En un rincón escondido del bosque, donde las flores silvestres colorean el suelo y los árboles susurran secretos antiguos con el viento, tres amigos inusuales —un zorro, un gato y un perro— disfrutaban de su amistad única.
El zorro, de pelaje rojo y ojos vivaces, se llamaba Zorriel. El gato, gris y ágil, con ojos verdes que relucían con picardía, era conocido como Grisón. El perro, un golden retriever alegre y juguetón, respondía al nombre de Canoro.
Un día, mientras exploraban una parte del bosque que les era desconocida, encontraron un objeto extraño que brillaba bajo la luz del sol que se filtraba a través de las hojas. Era una pequeña esfera de cristal que parecía contener pequeñas chispas danzantes dentro.
«¡Debe ser un tesoro mágico!» exclamó Canoro, moviendo la cola con entusiasmo.
«O podría ser una trampa,» murmuró Grisón, con la cola ondulando con cautela.
Zorriel, siempre el más aventurero, se acercó y tocó la esfera con su pata. De repente, la esfera emitió un destello cegador y los tres amigos se vieron envueltos en una nube de humo plateado. Cuando el humo se disipó, se encontraron en un claro del bosque que ninguno reconocía.
«¿Dónde estamos?» preguntó Canoro, mirando a su alrededor.
«En algún lugar causado por ese… eso que tocaste,» respondió Grisón, con un bufido suave hacia Zorriel.
Antes de que pudieran decidir qué hacer, una figura sombría emergió de entre los árboles. Era alta y vestida con un manto oscuro que parecía absorber la luz a su alrededor. Los ojos bajo la capucha brillaban con un tono rojo amenazante.
«Soy el Guardián de las Sombras,» dijo la figura con una voz que resonaba como el eco de un trueno lejano. «Y han entrado sin permiso a mi dominio.»
Los tres amigos se quedaron inmóviles, sorprendidos y asustados. Zorriel, recuperando su coraje habitual, dio un paso adelante.
«Lo sentimos, señor. Fue un accidente. No sabíamos lo que hacíamos,» dijo, intentando mantener la calma.
El Guardián de las Sombras los observó, su mirada intensa evaluando sus corazones. «Puedo ver que no son malintencionados. Pero cada acción tiene sus consecuencias. Deberán superar una prueba para ganar su libertad y regresar a su hogar.»
Grisón siseó suavemente, «¿Qué tipo de prueba?»
«Deberán recuperar la Gema de la Luz, robada por las criaturas de las sombras que se han rebelado contra mí. Está oculta en las profundidades del Bosque Oscuro, al otro lado de las Montañas Susurrantes.»
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.