Cuentos Clásicos

El Domador y sus Figuras Geométricas

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un colorido rincón del mundo, había un circo muy especial llamado «El Circo de las Formas», conocido por sus increíbles actos y, sobre todo, por un domador muy singular llamado Don Daniel. Pero Don Daniel no domaba leones ni elefantes; él era el domador de figuras geométricas.

En este circo vivían cuatro figuras muy especiales: Cuqui, la alegre circunferencia; Ciro, el cuadrado con gruesos lentes que siempre estaba leyendo; Trini, el triángulo con un lazo rosa que le encantaba bailar; y Recti, el rectángulo con un gran bigote que contaba chistes que hacían reír a todos.

Un día, Don Daniel decidió que era hora de enseñarle al mundo la magia de sus amigos. Preparó un gran espectáculo donde cada figura mostraría su talento único. La noticia del espectáculo se esparció rápidamente y pronto, el circo estaba lleno de espectadores emocionados por ver algo nuevo.

Cuqui fue la primera en actuar. Con una sonrisa radiante, comenzó a rodar por el escenario, cambiando de colores y brillando bajo las luces del circo. Los niños aplaudían con alegría cada vez que Cuqui pasaba cerca, dejando un rastro de estrellas chispeantes.

Después, fue el turno de Ciro. Puso en escena un acto de equilibrio, apilando libros en sus esquinas mientras recitaba poemas divertidos y sabios. La gente se maravillaba de cómo un cuadrado podía mantener el equilibrio tan perfectamente, y los aplausos no se hicieron esperar.

Luego, Trini saltó al centro del escenario. Con su lazo rosa y una música alegre, comenzó a bailar, girando y saltando con tal gracia que parecía que estaba a punto de volar. Su actuación fue tan hermosa que incluso las otras figuras se unieron a su baile.

Por último, Recti tomó el micrófono. Contó chistes y anécdotas sobre la vida en el circo que hicieron reír a todos, desde los más pequeños hasta los mayores. Su buena naturaleza y su bigote moviéndose al ritmo de sus palabras eran una vista que nadie podía olvidar.

Al final del espectáculo, Don Daniel reunió a todas sus figuras en el centro del escenario. «Cada uno de nosotros, no importa la forma que tengamos, puede aportar algo especial y único al mundo», dijo, y el público estalló en aplausos, no solo por el espectáculo, sino también por el mensaje de amor y aceptación.

Desde ese día, «El Circo de las Formas» se volvió aún más famoso. Familias de lugares lejanos venían a ver a las figuras geométricas y a aprender sobre la diversidad y la armonía. Y así, Don Daniel y sus figuras continuaron compartiendo su magia, enseñando a todos que las diferencias nos hacen únicos y especiales.

Y cada noche, cuando las luces del circo se apagaban, Don Daniel miraba a sus amigos y sabía que, en ese pequeño circo, habían creado un lugar donde todos podían sentirse parte de algo maravilloso.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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