Cuentos de Animales

La Búsqueda de Rokis

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En el corazón de un frondoso bosque vivía una familia de osos compuesta por Chofis, Pay y su hija Rokis. Chofis era un oso fuerte y sabio, con un pelaje dorado que relucía bajo el sol. Pay, la madre, era una osa dulce y cariñosa, con un pelaje más claro que el de Chofis. Rokis, la pequeña de la familia, era una osita curiosa y aventurera, con un pelaje marrón oscuro y una expresión siempre juguetona.

La vida en el bosque era tranquila y feliz para la familia de osos. Cada día, Chofis salía a recolectar miel y bayas mientras Pay cuidaba del hogar y enseñaba a Rokis sobre las maravillas del bosque. Rokis, por su parte, disfrutaba explorando los alrededores, siempre con la curiosidad de descubrir algo nuevo.

Un día, al despertar, Chofis y Pay se llevaron una gran sorpresa al descubrir que Rokis no estaba en su cama. La pequeña osita había desaparecido misteriosamente durante la noche. La preocupación invadió a Chofis y Pay, quienes, sin perder tiempo, decidieron emprender la búsqueda de su amada hija.

—¿Dónde puede estar nuestra pequeña Rokis? —se preguntaba Chofis, tratando de mantener la calma.

—No lo sé, Chofis —respondió Pay con voz temblorosa—. Pero tenemos que encontrarla. Rokis nunca se alejaría sin avisarnos.

La pareja de osos comenzó a rastrear las huellas de Rokis por el bosque. Pronto se encontraron con diferentes personajes que vivían allí y que podrían ayudarlos en su búsqueda. Primero, se encontraron con un zorro llamado Zuri, conocido por su astucia y agilidad.

—Hola, Zuri —saludó Chofis—. ¿Has visto a nuestra hija Rokis? Ha desaparecido y estamos muy preocupados.

—Lo siento, Chofis —respondió Zuri—. No he visto a Rokis, pero les ayudaré a buscarla. Tal vez alguien más en el bosque tenga alguna pista.

Los tres continuaron su camino y se encontraron con un búho llamado Otis, famoso por su sabiduría y su vista aguda.

—Otis, necesitamos tu ayuda —dijo Pay—. Rokis ha desaparecido y no sabemos dónde buscarla.

Otis, después de escuchar con atención, cerró los ojos y reflexionó por unos momentos antes de hablar.

—He escuchado algunos ruidos extraños cerca del claro del bosque —dijo Otis—. Tal vez ahí encuentren alguna pista sobre el paradero de Rokis.

Chofis, Pay y Zuri agradecieron a Otis y se dirigieron rápidamente hacia el claro del bosque. Allí encontraron algunas ramas rotas y huellas pequeñas que parecían coincidir con las de Rokis. Con renovada esperanza, siguieron las huellas hasta llegar a una cueva oscura y profunda.

Mientras tanto, Rokis se encontraba en un lugar desconocido. Había sido atraída por un sonido misterioso durante la noche y, sin darse cuenta, se había adentrado en la cueva. Ahora, atrapada en la oscuridad, tuvo que enfrentarse a desafíos que nunca antes había enfrentado. Aunque estaba asustada, Rokis decidió mantener la calma y buscar la forma de regresar con su familia.

—Tengo que encontrar una salida —se dijo a sí misma—. Papá y mamá deben estar buscándome.

Rokis, con determinación y astucia, comenzó a explorar la cueva. Tropezó con algunas rocas y tuvo que cruzar un pequeño riachuelo dentro de la cueva, pero no se rindió. Finalmente, después de mucho esfuerzo, vio una luz al final del túnel. Siguiendo la luz, Rokis logró salir de la cueva y se encontró nuevamente en el bosque.

Justo en ese momento, Chofis, Pay y Zuri llegaron al mismo lugar. La alegría de la reunión fue inmensa.

—¡Rokis! —exclamó Pay, corriendo hacia su hija y abrazándola fuertemente—. ¡Estás a salvo!

—¡Mamá! ¡Papá! —gritó Rokis, feliz de volver a ver a sus padres—. Me perdí en la cueva, pero encontré el camino de regreso.

Chofis también abrazó a Rokis, sintiéndose aliviado de que su pequeña osita estuviera a salvo. Agradecieron a Zuri y a Otis por su ayuda y regresaron a su hogar en el corazón del bosque.

Esa noche, bajo las estrellas, la familia de osos se sentó junto a su hogar y compartieron sus experiencias. Rokis aprendió una valiosa lección sobre la importancia de no aventurarse sola y siempre avisar a sus padres antes de explorar.

Chofis y Pay, por su parte, se sintieron más unidos que nunca, agradecidos por tener a su hija de vuelta sana y salva. Decidieron ser aún más cuidadosos y enseñar a Rokis a explorar el bosque de manera segura.

Y así, la familia de osos continuó viviendo en el bosque, disfrutando de la tranquilidad y la felicidad que su hogar les brindaba. La aventura de ese día se convirtió en una historia que contarían una y otra vez, recordando siempre la importancia del amor, la valentía y la unión familiar.

La vida en el bosque siguió su curso, con nuevos desafíos y descubrimientos cada día. Pero Chofis, Pay y Rokis sabían que, juntos, podían enfrentar cualquier cosa que el bosque les presentara.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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