Cuentos de Animales

La Chica con el Corazón de Oro y el Amor por la Naturaleza y los Animales

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, vivía una joven llamada Clara. Desde que era muy pequeña, Clara había mostrado un amor especial por la naturaleza y todos los seres que la habitaban. Su corazón era tan grande como su entusiasmo por cuidar de todo lo que la rodeaba. Su madre siempre le decía que tenía un corazón de oro, y eso la hizo sonreír porque sabía que su amor por los animales y las plantas era algo realmente especial.

Clara pasaba sus días explorando los bosques cercanos, observando a los pájaros, los ciervos y hasta a los conejos que saltaban entre los arbustos. Ella conocía a cada uno de ellos. A los pájaros les había puesto nombres, como a Tina, la aguililla, que siempre la saludaba desde lo alto de un árbol, o a Nino, el pequeño conejo que siempre aparecía cuando Clara llevaba una zanahoria en el bolsillo. No sólo tenía una conexión especial con los animales, sino que también se preocupaba por el bienestar de las plantas. Siempre cuidaba su jardín, donde cultivaba flores de todos los colores y hortalizas que compartía con su familia y amigos.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Clara escuchó un susurro entre los árboles. Se acercó con curiosidad y, para su sorpresa, encontró a un pequeño zorro atrapado en un arbusto espinoso. Sus ojos brillaban con miedo y angustia. Sin pensarlo dos veces, Clara se arrodilló y, con mucho cuidado, comenzó a deshacer el enredo de espinas que mantenía al zorro prisionero.

—¡Tranquilo, pequeño amigo! Te ayudaré —le dijo Clara con voz suave.

Después de unos minutos de esfuerzo, el zorro pudo liberarse. Se sacudió y miró a Clara con agradecimiento. Sorprendentemente, en lugar de huir, se quedó cerca de ella. Era como si un lazo invisible se hubiese formado entre ellos.

—Creo que te llamaré Rayo, porque eres muy rápido —le dijo Clara sonriendo.

Rayo pareció entender porque movió la cola de un lado a otro. Desde ese día, Rayo y Clara se convirtieron en amigos inseparables. Clara regresaba al bosque cada día después de la escuela para jugar, explorar y ayudar a los animales que lo necesitaban. Juntos, visitaban el estanque donde las ranas croaban y donde los peces nadaban alegremente. Rayo siempre corría a su lado, saltando entre las hojas secas.

Un día, al regresar a casa, Clara se encontró con su vecina, la anciana Doña Rosa. Era una mujer amable que siempre contaba historias sobre el bosque.

—Clara, querida, he escuchado rumores sobre un extraño que ha estado apareciendo en el bosque —comentó Doña Rosa, inclinando un poco su sombrero.

—¿Un extraño? —preguntó Clara intrigada—. ¿Qué ha hecho?

—Dicen que ha estado capturando animales y vendiéndolos en el mercado. Debes tener cuidado, querida. Los animales del bosque te necesitan —advertida Doña Rosa.

Esa noche, Clara no pudo dormir pensando en lo que Doña Rosa le había contado. Al amanecer, decidió que necesitaba averiguar más sobre ese extraño y proteger a sus amigos del bosque. Corrió al encuentro de Rayo.

—Rayo, necesitamos investigar sobre ese extraño. No podemos dejar que lastime a nuestros amigos —dijo Clara con determinación.

Rayo la miró y movió la cola, listo para acompañarla. Juntos se adentraron en el bosque, donde el aroma de las flores y las hojas húmedas envolvía el aire. Sin embargo, a medida que avanzaban, comenzaron a notar que algunos pájaros chirriaban de una manera diferente, como si estuvieran asustados. Clara caminó con cautela, internas crearon un pequeño grupo de criaturas que la seguían desde la distancia.

Al llegar a un claro, Clara notó algo extraño entre los árboles. Allí, escondido detrás de un tronco, estaba un hombre alto con una red. Clara sintió que el corazón le latía con fuerza. Ella sabía que era el extraño del que hablaba Doña Rosa.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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