Cuentos de Animales

La Sorpresa en el Jardín de los Conejitos

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En una casita rodeada de flores y árboles, vivían tres hermanitos llamados Said, Fryda y Alfredo. Ellos eran muy felices, jugando siempre juntos en su colorido jardín. Un día, sus papás les dieron una sorpresa: ¡dos hermosos conejitos! A los conejitos les pusieron nombres muy especiales: Conejo Papá y Coneja Mamá.

Said, el mayor, tenía el cabello como el sol y una sonrisa muy grande. Le encantaba leer cuentos y soñaba con ser un gran aventurero. Fryda, con sus rizos brillantes y ojos curiosos, amaba pintar y dibujar mariposas y flores. Alfredo, el menor, siempre estaba lleno de energía, corriendo por todas partes y riendo a carcajadas.

Conejo Papá era de color gris con manchas blancas y tenía unas orejas muy largas. Le gustaba mucho saltar y jugar al escondite. Coneja Mamá era de color marrón claro y siempre estaba cuidando a los demás, con sus ojitos brillantes y llenos de amor.

Los tres hermanitos jugaban cada día con Conejo Papá y Coneja Mamá. Les daban zanahorias, les cepillaban el pelo suave y les hacían camitas con hojas y paja. Pero a veces, Said, Fryda y Alfredo se peleaban por quién jugaría con los conejitos. «¡Yo quiero a Conejo Papá!», decía Said. «¡Pero yo quiero a Coneja Mamá!», exclamaba Fryda. Y Alfredo, con una vocecita suave, decía: «Yo también quiero jugar con ellos».

Una mañana, cuando los tres hermanitos salieron al jardín, se llevaron una gran sorpresa. ¡Había muchos conejitos pequeñitos saltando y jugando por todas partes! Conejo Papá y Coneja Mamá habían tenido bebés conejitos durante la noche.

Los pequeños conejitos eran de muchos colores: algunos eran blancos, otros marrones y algunos tenían manchitas. Saltaban y daban vueltas, haciendo reír a Said, Fryda y Alfredo. «¡Mira, ese conejito me sigue!», decía Alfredo emocionado. Fryda abrazaba a un conejito marrón y decía: «Es tan suavecito como un algodón». Said, con ojos brillantes, decía: «Son los conejitos más bonitos del mundo».

Ese día, los hermanitos jugaron y cuidaron de los conejitos juntos, sin pelear. Se dieron cuenta de que cuando compartían, se divertían mucho más. Aprendieron que cada conejito era especial y que todos necesitaban amor y cuidados.

Desde entonces, Said, Fryda y Alfredo se convirtieron en los mejores amigos de los conejitos. Les construyeron una casita grande en el jardín, con espacio para todos. Cada día, los hermanitos aprendían algo nuevo sobre los conejitos y cómo cuidarlos.

El jardín de la casa se llenó de risas, saltos de conejitos y juegos. Los hermanitos y los conejitos compartían aventuras todos los días, creciendo juntos en un lugar lleno de amor y alegría.

Y así, los días en la casita con jardín se convirtieron en una fiesta de amistad y diversión. Said, Fryda y Alfredo, junto con Conejo Papá, Coneja Mamá y sus bebés, vivieron muchas aventuras, siempre juntos, siempre felices.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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