Cuentos de Animales

Un Día en el Zoo con Sara y Javi

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un hermoso y soleado día, Sara, una niña de dos años con ojos brillantes y una gran sonrisa, estaba muy emocionada. Hoy, ella y su papá, Javi, irían al zoo, un lugar lleno de maravillosos animales y sorpresas.

Desde temprano, Sara se preparó para la aventura. Se puso su vestido más colorido, esos que parecen pintados con todos los colores del arcoíris, y unas zapatillas cómodas para caminar. Javi, su papá, también estaba listo, con su cámara en mano para capturar los momentos especiales del día.

Al llegar al zoo, Sara no podía creer lo que veían sus ojos. ¡Había tantos animales! Lo primero que vieron fue un gran elefante, con sus enormes orejas y una larga trompa. Sara aplaudía y reía al ver cómo el elefante agitaba su trompa. Javi le explicaba que los elefantes son muy inteligentes y cariñosos.

Luego, se dirigieron a ver a los monos. Saltaban de rama en rama, haciendo piruetas y travesuras. Sara se reía a carcajadas viéndolos y trataba de imitarlos, saltando en el lugar. Javi sonreía, feliz de ver a su hija disfrutando tanto.

Después, fue el turno de los pingüinos. Parecían pequeños señores con sus trajes negros y blancos, deslizándose elegantemente en el agua. Sara aplaudía emocionada y señalaba cada vez que un pingüino se zambullía.

Caminando un poco más, llegaron a donde estaban las jirafas. Eran tan altas que parecían tocar el cielo con sus cabezas. Sara estaba asombrada de ver cómo estiraban sus largos cuellos para comer de los árboles. Javi le contó que las jirafas tienen el corazón muy grande, tanto como su altura.

El tiempo pasaba, y cada animal que veían era una nueva maravilla para Sara. Vieron osos jugando, tigres paseando majestuosamente y coloridas aves cantando. En cada parada, Javi tomaba fotos y le contaba a Sara curiosidades sobre cada animal.

Al mediodía, se tomaron un descanso para comer. Se sentaron en una de las mesas del parque del zoo, disfrutando de un delicioso picnic. Sara comió su sándwich preferido y jugó con una pelota mientras Javi descansaba un poco.

Por la tarde, visitaron la zona de reptiles. Aunque Sara estaba un poco nerviosa al principio, la fascinación superó su miedo. Vio serpientes, tortugas e incluso un pequeño dragón de Komodo. Javi explicó que aunque algunos reptiles parecen un poco extraños, también son parte importante de la naturaleza.

Antes de irse, pasaron por la tienda de regalos. Sara eligió un peluche de jirafa, recordando a las impresionantes criaturas que había visto. Javi compró algunas postales como recuerdo de su maravilloso día juntos.

Cansados pero felices, Sara y Javi regresaron a casa. Esa noche, antes de dormir, Sara no paraba de hablar sobre los animales que había visto y las aventuras que había vivido. Javi, con una sonrisa en el rostro, sabía que ese día en el zoo sería un recuerdo precioso para ambos, un día lleno de descubrimientos, risas y amor.

A la mañana siguiente, Sara despertó con el sol brillando a través de su ventana. Todavía soñaba con los animales del zoo. Mientras desayunaba, le contó a su mamá todo sobre el elefante, los monos, y su nueva amiga, la jirafa de peluche. Su mamá sonreía, feliz de ver a su pequeña tan emocionada.

Ese día, Sara decidió que quería dibujar a todos los animales que había visto. Sacó sus crayones de colores y comenzó a crear su propio zoo en papel. Dibujó elefantes con grandes orejas, monos colgando de los árboles, y por supuesto, su jirafa favorita. Javi se unió a ella, y juntos pasaron la mañana dibujando y coloreando.

Por la tarde, decidieron volver al parque. Sara llevó su peluche de jirafa y jugó a que era una exploradora en la selva, buscando animales salvajes. Javi se convertía en diferentes animales, y Sara reía a carcajadas mientras corrían por el parque.

Al volver a casa, Javi y Sara decidieron hacer un álbum con las fotos del zoo y los dibujos de Sara. Pegaron las fotos y los dibujos en un gran libro de hojas blancas, creando su propio recuerdo de su aventura en el zoo.

Cada página del álbum era un tesoro, lleno de colores, sonrisas y momentos felices. Sara estaba orgullosa de su trabajo y le mostraba a todos su álbum de animales. Javi, observando a su hija, se sentía agradecido por esos momentos especiales juntos.

Los días siguientes, Sara jugaba a ser una cuidadora de animales. Cuidaba de su jirafa de peluche y le contaba historias sobre el zoo. Javi la ayudaba, construyendo una pequeña «jaula» con bloques para la jirafa y preparando «comida» para los animales.

Una tarde, Javi sorprendió a Sara llevándola a una biblioteca local, donde encontraron libros sobre animales. Juntos, leyeron historias sobre leones valientes, tortugas sabias y pájaros que cantaban melodías mágicas. Cada libro era una nueva aventura, y Sara escuchaba con atención, sumergiéndose en el maravilloso mundo de los animales.

El amor de Sara por los animales crecía cada día. Aprendió a respetar y cuidar de todas las criaturas, grandes y pequeñas. Javi estaba feliz de ver que su pequeña aventura en el zoo había encendido una chispa de curiosidad y amor por la naturaleza en el corazón de Sara.

Así, el viaje al zoo se convirtió en mucho más que un simple paseo. Fue el comienzo de un hermoso viaje de descubrimiento y aprendizaje para Sara. Con su padre a su lado, exploró el fascinante mundo de los animales y desarrolló un profundo respeto y amor por todas las formas de vida.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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