Cuentos de Aventura

El Corazón del Bosque

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En lo profundo de un bosque antiguo, donde los árboles susurraban secretos y las estrellas parecían más cercanas, vivía un pequeño y veloz Pájaro Azul. Este pájaro era conocido por su brillante plumaje y su gran valor. Junto a él, en la espesura del bosque, habitaba Zorro, un astuto animal de pelaje rojizo y mirada penetrante. Los dos eran grandes amigos y compartían una misión sagrada: proteger el Corazón del Bosque.

El Corazón del Bosque no era un corazón común. Era una joya mágica, escondida en las raíces del árbol más antiguo y poderoso de todo el bosque. El corazón latía con una energía que mantenía todo en equilibrio. Gracias a él, los árboles crecían altos y fuertes, los ríos corrían limpios y cristalinos, y los animales vivían en paz. Nadie había visto nunca el Corazón del Bosque, pero todos sentían su poder, sabiendo que sin él, el bosque moriría lentamente.

Una noche, sin previo aviso, un oscuro presagio cubrió el cielo. Nubes negras bloquearon las estrellas y un viento gélido recorrió las tierras. En medio de esa extraña oscuridad, la bruja del pantano, una criatura temida por todos, decidió atacar. Había estado esperando ese momento durante años, ocultándose en las sombras, planeando robar el Corazón del Bosque y usar su poder para gobernar todo el reino de la naturaleza.

Cuando el sol intentó salir al día siguiente, el bosque estaba en caos. Los árboles se marchitaban, el agua de los ríos había comenzado a estancarse y los animales se sentían débiles. Pájaro Azul voló rápidamente hasta la cueva de su amigo Zorro.

—¡Zorro! —gritó con desesperación—. Algo terrible ha sucedido. El Corazón del Bosque ha sido robado. Puedo sentirlo en el aire.

Zorro, que siempre estaba alerta a cualquier peligro, se levantó de inmediato.

—Debe haber sido la bruja del pantano —respondió con seriedad—. Sabía que un día intentaría algo así. No tenemos tiempo que perder. Si no recuperamos el Corazón pronto, todo lo que conocemos desaparecerá.

Sin más palabras, los dos amigos se pusieron en marcha. Sabían que encontrar a la bruja no sería tarea fácil. El pantano donde vivía estaba lleno de trampas y magia oscura. Pero Pájaro Azul y Zorro no se dejarían intimidar.

Su viaje comenzó a través de senderos que parecían haber perdido su vida. Las hojas que una vez eran verdes y brillantes ahora crujían bajo sus patas y alas, secas como el papel. A medida que se adentraban más y más en el bosque, los sonidos familiares de los animales y los ríos desaparecían, dejando solo un inquietante silencio.

Después de horas de viaje, llegaron al borde del pantano. Un olor fétido emanaba del agua oscura y burbujeante. Zorro, con su astucia natural, sabía que no podían entrar directamente. La bruja tendría guardianes.

—Pájaro Azul, necesito que vueles alto y observes. Debes encontrar una entrada sin ser visto —le indicó Zorro.

Pájaro Azul ascendió en el aire, moviendo sus alas con suavidad para no alertar a ninguna criatura oscura que pudiera estar vigilando. Desde lo alto, pudo ver una pequeña cueva escondida entre los árboles retorcidos. Era una entrada discreta, justo lo que necesitaban.

—¡Allí! —señaló Pájaro Azul cuando regresó—. Una cueva al norte, parece desprotegida.

Zorro asintió. Sabía que no debían confiarse, pero no tenían otra opción. Avanzaron en silencio, cuidando cada paso, hasta llegar a la entrada de la cueva. Dentro, la oscuridad era absoluta. Solo el suave brillo del pelaje de Zorro y las plumas de Pájaro Azul les permitía ver algo en la penumbra.

De repente, un susurro sibilante los envolvió.

—¿Creen que pueden vencerme? —dijo una voz fría como el hielo—. El Corazón del Bosque ahora me pertenece.

Era la bruja. Aunque no podían verla, sabían que estaba cerca. Zorro se adelantó, mostrando su aguda inteligencia.

—No vinimos a luchar —dijo—. Sabemos lo poderosa que eres, pero el Corazón no te pertenece. Si lo usas para tus propios fines, destruirás todo lo que toca, incluso a ti.

La bruja rió, un sonido que resonó en las paredes de la cueva.

—¿Creen que pueden engañarme? El poder es mío y lo usaré para gobernar este bosque y más allá.

Pero Pájaro Azul, que siempre confiaba en su valentía, voló rápidamente hacia el interior de la cueva, guiado por el latido débil del Corazón. Allí, entre sombras y raíces enmarañadas, encontró la joya. Su luz estaba casi apagada, pero aún brillaba con una pequeña chispa de esperanza.

—¡Zorro! —gritó Pájaro Azul—. ¡La encontré!

Zorro, con su agilidad, se lanzó hacia Pájaro Azul, pero la bruja no iba a permitir que se lo llevaran tan fácilmente. Con un movimiento de sus manos, lanzó un hechizo que envolvió a Zorro en un círculo de fuego oscuro.

—¡No puedes escapar! —gritó la bruja, mientras el fuego crecía a su alrededor.

Pájaro Azul, pensando rápido, dejó caer una pluma sobre el fuego. Al contacto, la pluma brilló intensamente y disipó las llamas. Era un truco antiguo que su especie había aprendido para defenderse de la magia oscura. Liberado, Zorro agarró el Corazón con su boca, y los dos amigos corrieron hacia la salida de la cueva.

La bruja, furiosa, lanzó otro hechizo, pero ya era demasiado tarde. Al salir de la cueva, el Corazón del Bosque empezó a brillar con más fuerza. La luz se extendió por todo el pantano, restaurando la vida a todo lo que tocaba. Las aguas del pantano comenzaron a aclararse, las raíces de los árboles se revitalizaron, y el poder de la bruja fue disipado por completo.

Con el Corazón del Bosque recuperado, Pájaro Azul y Zorro regresaron al árbol más antiguo, donde colocaron la joya mágica nuevamente en su lugar. El bosque, agradecido, volvió a florecer. Los ríos corrieron con más fuerza, las hojas brillaron bajo el sol, y la vida volvió a su ritmo natural.

Pájaro Azul y Zorro se miraron con una sonrisa de complicidad. Sabían que habían salvado algo mucho más grande que ellos mismos. Habían salvado el hogar de todos.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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