Cuentos de Aventura

El Gran Rascacielos: La Aventura de Andrés David

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez un niño venezolano muy bueno llamado Andrés David. Andrés era un niño curioso y siempre soñaba con grandes aventuras. A sus cuatro años, ya había aprendido mucho sobre el mundo, y uno de sus mayores sueños era conocer un rascacielos. Había escuchado historias de su padre y visto fotos en libros, pero nada podía igualar la emoción de ver uno en persona.

Un día, después de un trimestre excelente en el colegio, Andrés recibió una noticia increíble. Sus padres le habían prometido una sorpresa si sacaba buenas notas, y él lo había logrado con creces. La sorpresa era un viaje familiar a Estados Unidos de América, y más específicamente, una visita al famoso Empire State Building en Nueva York. Este edificio tenía 102 pisos y un pararrayos en la punta. Andrés no podía creerlo; estaba tan emocionado que casi no pudo dormir esa noche.

El día del viaje llegó rápidamente. Andrés y su familia volaron desde Caracas hasta Nueva York. Al llegar, los altos edificios y las luces brillantes de la ciudad dejaron a Andrés maravillado. Pero nada se comparaba con lo que sentía al ver el Empire State Building. Desde la acera, parecía tocar el cielo.

«¡Mira, mamá! ¡Es tan alto que parece que llega hasta las nubes!» exclamó Andrés mientras señalaba el rascacielos.

Con una sonrisa, su madre respondió: «Sí, Andrés, es realmente alto. Vamos a subir y ver la ciudad desde allí arriba.»

Al entrar al edificio, Andrés no dejaba de mirar alrededor. Había muchas personas, todas emocionadas por subir al famoso rascacielos. Tomaron el ascensor y comenzaron a ascender. Andrés miraba los números de los pisos subir rápidamente en la pantalla del ascensor. Sentía un cosquilleo en el estómago, una mezcla de emoción y un poco de nervios.

Finalmente, llegaron al piso 86, donde estaba el observatorio. Cuando salieron del ascensor, Andrés corrió hacia las ventanas. La vista era impresionante. Podía ver toda la ciudad, los coches pequeños como hormigas y los otros edificios que antes parecían grandes, ahora se veían pequeños.

«¡Wow! ¡Esto es increíble!» dijo Andrés con los ojos bien abiertos.

Su padre le puso una mano en el hombro y le dijo: «Sí, Andrés, es realmente increíble. Este edificio es un símbolo de lo que las personas pueden lograr con esfuerzo y trabajo en equipo.»

Después de pasar un buen rato admirando la vista, decidieron subir al piso 102. Andrés estaba más emocionado aún. Otro ascensor los llevó al punto más alto del Empire State Building. Desde allí, podían ver aún más lejos, y Andrés sintió que estaba en la cima del mundo.

Mientras miraban, una nube pasó cerca del pararrayos, y Andrés se imaginó que era un avión. «Papá, ¿por qué hay un pararrayos en la punta del edificio?» preguntó.

Su padre le explicó: «El pararrayos está allí para proteger el edificio de los rayos durante las tormentas. Cuando un rayo cae, el pararrayos lo atrae y lo dirige al suelo de manera segura.»

Andrés escuchaba con atención. Le parecía fascinante cómo algo tan alto podía ser tan seguro. Continuaron explorando y tomando fotos. Andrés quería recordar cada momento de esta aventura.

Al día siguiente, Andrés y su familia visitaron otros lugares famosos de Nueva York, como Central Park, el Museo de Historia Natural y la Estatua de la Libertad. Cada lugar tenía su propia magia, pero para Andrés, nada superaba la emoción de estar en el Empire State Building.

La semana pasó volando, y pronto era hora de regresar a Venezuela. Durante el vuelo de regreso, Andrés no dejaba de hablar de su experiencia. «Cuando sea grande, quiero construir un rascacielos tan alto como el Empire State Building», decía con determinación.

Sus padres sonrieron, sabiendo que este viaje había despertado aún más su curiosidad y sueños. Al llegar a casa, Andrés les mostró a sus amigos las fotos y les contó cada detalle de su aventura.

Desde entonces, Andrés mantuvo vivo su sueño. Estudiaba mucho y siempre recordaba las palabras de su padre sobre el esfuerzo y el trabajo en equipo. Sabía que algún día podría lograr grandes cosas, tal como el Empire State Building.

Y así, la historia de Andrés David y su aventura en el Empire State Building se convirtió en una fuente de inspiración para él y para todos sus amigos. Porque los sueños, cuando se acompañan de esfuerzo y dedicación, pueden llevarnos a alcanzar las mayores alturas, tan altas como un rascacielos que toca el cielo.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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