El Rey de las Letras

Había una vez un niño llamado Marc. Marc tenía seis años y estaba empezando a leer. Al principio, le daba un poco de vergüenza porque veía que otros niños leían más rápido que él. Pero lo que Marc no sabía era que estaba a punto de embarcarse en una aventura increíble, llena de letras y palabras que cambiarían su vida.

Marc tenía una hermana pequeña llamada Elsa. Elsa adoraba a su hermano mayor y siempre quería hacer lo mismo que él. Aunque aún era muy pequeña para leer, le encantaba escuchar las historias que Marc le contaba. Sin embargo, Marc a veces se sentía frustrado porque no siempre podía leer bien las palabras. Fue entonces cuando su mamá decidió llevarlo a ver a Melania, una logopeda muy amable y experta en ayudar a niños a mejorar su lectura.

Melania tenía una sonrisa cálida y ojos que brillaban de entusiasmo. Desde el primer día, ella supo que Marc tenía un gran potencial. Con paciencia y cariño, comenzó a trabajar con él, enseñándole nuevas formas de entender las letras y las palabras. Cada día, Marc iba mejorando un poquito más, y cada avance, por pequeño que fuera, era celebrado con alegría por Melania y su familia.

Un día, Melania le dijo a Marc que las letras eran como pequeños tesoros escondidos. «Cada vez que encuentras una palabra nueva y la lees bien,» le explicó, «es como si descubrieras un nuevo tesoro.» A Marc le encantó esa idea. Empezó a imaginarse como un explorador valiente, buscando tesoros en las páginas de los libros.

Poco a poco, Marc se fue empoderando. Descubrió que no había nada de qué avergonzarse por leer despacio o necesitar ayuda. De hecho, se sentía orgulloso de todo lo que estaba logrando. Cada noche, antes de dormir, practicaba con su libro favorito y soñaba con las aventuras que viviría al día siguiente.

Una tarde, después de una sesión especialmente buena con Melania, Marc llegó a casa y encontró a Elsa esperando ansiosamente en la sala. «¡Cuéntame una historia, Marc!» le pidió ella con sus ojos brillando de emoción. Marc sonrió y se sentó junto a ella. Abrió un libro y, con una confianza nueva, comenzó a leerle una historia sobre un valiente caballero y un dragón amistoso.

Elsa escuchaba con atención, sus ojos abiertos de par en par mientras las palabras de Marc cobraban vida. Se imaginaba cada escena, y para ella, su hermano era el mejor narrador del mundo. Al terminar la historia, Elsa abrazó a Marc y le dijo: «Cuando sea grande, quiero leer tan bien como tú, Marc.»

Marc sintió una ola de orgullo y felicidad. Nunca antes se había sentido tan bien consigo mismo. Sabía que todavía tenía mucho que aprender, pero ahora veía cada libro como una nueva aventura y cada palabra como un paso más en su camino. Y lo mejor de todo es que no estaba solo en su viaje. Tenía a Elsa, su pequeña admiradora, y a Melania, su guía y amiga.

Con el tiempo, Marc se convirtió en un lector experto. Cada vez que aprendía una palabra nueva, se la enseñaba a Elsa, y juntos exploraban el maravilloso mundo de los libros. Melania siempre estaba allí para apoyarlo, orgullosa de ver cómo su pequeño alumno se convertía en el rey de las letras.

La aventura de Marc con la lectura le enseñó algo muy importante: no importa cuán difícil parezca algo al principio, con esfuerzo, paciencia y el apoyo de las personas que te quieren, puedes lograr cosas increíbles. Y así, Marc no solo se convirtió en el mejor lector de su clase, sino también en un gran hermano y un ejemplo para Elsa.

Y así termina la historia de Marc, el niño que descubrió que las letras podían ser sus mejores amigas y que, con valentía y dedicación, se convirtió en el rey de las letras. Elsa siempre recordará cómo su hermano la inspiró, y quizás algún día, ella también se embarcará en su propia aventura de lectura, siguiendo los pasos de Marc.

Fin