En una ciudad vibrante y llena de energía, se acercaba uno de los eventos más esperados del año: el torneo de atletismo escolar. Los estudiantes de todas las escuelas locales se preparaban para competir y demostrar sus habilidades en diversas disciplinas. Entre ellos, se destacaban cuatro amigos inseparables: Izanco, Gabriel, Gala y Bolt.
Izanco era conocido por su fuerza y determinación. Siempre había sido el más fuerte de su clase y había estado entrenando duro para la competencia de lanzamiento de peso. Gabriel, su mejor amigo, era su mayor apoyo. Aunque no competía, siempre estaba ahí para animar a sus amigos y darles palabras de aliento. Gala, por otro lado, era una excelente velocista. Su agilidad y velocidad la hacían una competidora formidable en los 80 metros planos. Finalmente, Bolt era un corredor nato, rápido y competitivo, siempre buscando mejorar su marca personal.
El día del torneo, el estadio estaba lleno de espectadores. Familias, amigos y maestros habían venido a animar a los jóvenes atletas. Los colores de las diferentes escuelas llenaban las gradas y el ambiente estaba cargado de emoción.
Izanco estaba en la pista de lanzamiento de peso, sosteniendo la pesada bola de metal en sus manos. Sentía los nervios, pero también la emoción de la competencia. Gabriel estaba a su lado, dándole ánimos.
—Puedes hacerlo, Izanco. Eres el más fuerte. Solo concéntrate y lanza con todo tu poder —dijo Gabriel con una sonrisa de confianza.
Izanco asintió, respiró hondo y se preparó para lanzar. Con un movimiento potente, lanzó la bola de metal con todas sus fuerzas. La bola voló por el aire y cayó lejos, marcando una distancia impresionante. El público estalló en aplausos y vítores.
—¡Lo lograste, Izanco! —gritó Gabriel, saltando de alegría.
Izanco sonrió, sintiendo una oleada de orgullo y satisfacción. Había dado lo mejor de sí y sabía que su esfuerzo había valido la pena. Pero aún quedaba mucho torneo por delante y quería apoyar a sus amigos en sus competencias.
Próximamente, era el turno de Gala en los 80 metros planos. Gala se estiraba y preparaba, concentrada en la pista frente a ella. Bolt, que también competiría más tarde, le dio un consejo.
—Recuerda, Gala, mantén la calma y acelera en los últimos 20 metros. Tienes la velocidad para ganar.
Gala asintió, agradecida por el consejo de su amigo. Se posicionó en la línea de salida, lista para correr. El disparo de salida resonó y Gala salió disparada como una flecha. Sus piernas se movían con rapidez y gracia, y su concentración era absoluta. En los últimos 20 metros, hizo un esfuerzo adicional y cruzó la meta en primer lugar, con una ventaja clara sobre las demás competidoras.
El estadio rugió con aplausos y Gala levantó los brazos en señal de victoria. Sus amigos la rodearon, felicitándola por su increíble carrera.
—¡Eres increíble, Gala! —exclamó Izanco.
—Sabía que podías hacerlo —añadió Gabriel con una gran sonrisa.
Finalmente, llegó el turno de Bolt. Su evento era la carrera de 100 metros, y estaba decidido a ganar. Mientras se preparaba en la línea de salida, Izanco, Gabriel y Gala lo animaban desde la barrera.
—Eres el más rápido, Bolt. Solo corre como el viento —dijo Izanco, levantando el puño en señal de apoyo.
El disparo de salida resonó y Bolt salió como un rayo. Sus pasos eran firmes y rápidos, y su determinación era evidente. Competía contra los mejores corredores de otras escuelas, pero nada podía detenerlo. Cruzó la meta en un abrir y cerrar de ojos, asegurándose la victoria con una amplia sonrisa en su rostro.
Sus amigos lo recibieron con abrazos y felicitaciones. Habían demostrado ser un equipo imparable, apoyándose mutuamente en cada competencia. Con el paso del día, los premios y las medallas comenzaron a acumularse. Izanco había ganado en lanzamiento de peso y 80 metros, Gala había triunfado en su carrera y Bolt se había coronado en los 100 metros.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.