Cuentos de Aventura

La Aventura de Beimax y los Números Perdidos

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Hola, yo soy Beimax, un robot muy especial que cuida la casa gigante de los números. ¿Sabes lo que pasó anoche? ¡No se lo cuentes a nadie! Me quedé dormido y, cuando desperté, seis números se habían escapado. Necesito tu ayuda para encontrarlos. ¿Me ayudas?

Para comenzar nuestra aventura, necesitamos llevar el dado mágico. El dado nos indicará en qué lugar ir. ¡Alista tu maleta y vamos!

Primero, tiramos el dado mágico y salió el número uno. El dado nos dijo que el número uno se fue al mar. Rápidamente nos pusimos en marcha hacia la playa. Al llegar, vimos a muchos peces nadando felices, y ahí estaba el número uno, saltando sobre las olas. Le dijimos que vuelva a la casa gigante, y él aceptó alegremente.

Luego, tiramos el dado de nuevo y salió el número dos. El dado nos indicó que el número dos se fue a la selva. Caminamos entre árboles altos y encontramos animales exóticos. De repente, vimos al número dos balanceándose en una liana, jugando con los monos. Le pedimos que vuelva, y el número dos, después de decir adiós a sus amigos, nos acompañó de regreso.

Ahora era el turno del número tres. El dado nos mostró que el número tres estaba en el Polo Norte. Abrigados con ropas cálidas, nos aventuramos en el frío. Vimos osos polares y focas jugando en el hielo. De pronto, allí estaba el número tres, construyendo un enorme muñeco de nieve. Nos reímos y, después de un rato, el número tres decidió volver a casa con nosotros.

El dado nos llevó al número cuatro, que estaba en una granja. Caminamos por los campos y vimos vacas, gallinas y cerdos. Encontramos al número cuatro ayudando a recoger huevos en el gallinero. Después de terminar su tarea, nos siguió de regreso a la casa gigante.

El número cinco estaba en el espacio, según el dado mágico. Nos pusimos nuestros trajes espaciales y subimos a un cohete. Volamos entre las estrellas y planetas. Ahí, en una estación espacial, vimos al número cinco flotando y jugando con los astronautas. Con mucho cuidado, lo llevamos de vuelta a la nave y regresamos a la Tierra.

Finalmente, el dado nos indicó que el número seis estaba en un campamento militar. Nos dirigimos al campamento y vimos a los soldados entrenando. El número seis estaba allí, ayudando en las actividades. Después de terminar sus ejercicios, el número seis se unió a nosotros para regresar a casa.

Con todos los números reunidos, volvimos a la casa gigante de los números. Al llegar, los números agradecen a Beimax por encontrarlos y prometen no volver a escaparse. Cada uno se acomoda en su lugar correspondiente, formando una fila perfecta del uno al seis.

Beimax, cansado pero feliz, se asegura de que todos estén bien y en su lugar. Luego, se sienta y les cuenta historias sobre su gran aventura. Los números escuchan atentamente, riéndose y maravillándose con cada relato.

Esa noche, la casa gigante de los números está más tranquila que nunca. Los números duermen plácidamente, sabiendo que Beimax siempre estará ahí para cuidarlos. Y así, Beimax también se va a dormir, soñando con nuevas aventuras y lugares por descubrir.

El día siguiente, los números y Beimax se despiertan temprano para jugar y aprender juntos. La casa gigante se llena de risas y diversión, y todos están contentos de estar de nuevo reunidos.

Y colorín colorado, esta aventura ha terminado, pero siempre habrá nuevas historias por contar. ¡Hasta la próxima, pequeños exploradores!

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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