Había una vez, en un bosque lleno de colores y sonidos, un grupo de amigos muy especiales: Sapo, un sapito saltarín y alegre; Venado, el más rápido y gentil del bosque; Oso, es grande y cariñoso que amaba la música; Burro y Chivito, inseparables y siempre llenos de ideas; y Mosca y Sancudo, los más traviesos y chiquitines del grupo.
Un día soleado, Sapo tuvo una idea maravillosa. «¿Y si vamos a buscar el Arcoíris Escondido?», propuso con entusiasmo. Habían escuchado historias sobre este arcoíris mágico que aparecía una vez cada cien años y traía alegría y color a quien lo encontrara.
Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron su aventura. Primero, pasaron por el Río de las Risas, donde Venado demostró su habilidad saltando ágilmente entre las piedras. Burro y Chivito, con cuidado, cruzaron el río hablando sobre las maravillas que podrían encontrar.
Luego, en el Bosque de los Susurros, Oso con Guitarra tocó una dulce melodía que calmaba a las mariposas y los pájaros, guiando al grupo por un camino seguro. Mosca y Sancudo volaban alrededor, riendo y haciendo piruetas en el aire.
Al llegar a la Montaña del Eco, donde se decía que residía el Arcoíris Escondido, se encontraron con un desafío: un gran acertijo que debían resolver para seguir adelante. Burro, muy listo, sugirió una respuesta, y para sorpresa de todos, una puerta secreta en la montaña se abrió.
Dentro de la montaña, descubrieron un mundo lleno de cristales de colores. Sapo, emocionado, comenzó a saltar de un lado a otro, reflejando los colores en su piel brillante. Venado, con su elegancia, caminaba maravillado por la belleza del lugar.
De repente, Mosca y Sancudo, que exploraban un rincón apartado, gritaron emocionados: ¡habían encontrado el Arcoíris Escondido! Era aún más hermoso de lo que imaginaban, con colores tan vivos y brillantes que parecían danzar en el aire.
Oso, emocionado, comenzó a tocar una canción de celebración, y todos se unieron en un baile alegre y lleno de risas. Incluso el Arcoíris parecía bailar con ellos, moviéndose al ritmo de la música.
Después de un rato, sabían que era hora de regresar a casa. El Arcoíris Escondido les había dado un regalo especial: una pequeña piedra para cada uno, que brillaba con los colores del arcoíris. Así, aunque se fueran, siempre llevarían un pedacito de esa magia con ellos.
De regreso en el bosque, compartieron su aventura con los demás animales, que escuchaban asombrados y felices. Sapo, Venado, Oso, Burro y Chivito, Mosca y Sancudo habían vivido una aventura inolvidable, demostrando que la amistad y la valentía pueden llevar a descubrir maravillas.
Y así, cada vez que miraban sus piedras mágicas, recordaban aquel día lleno de risas, música y colores, y sabían que juntos podrían vivir muchas más aventuras en el bosque que tanto amaban.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.