En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y ríos cristalinos, vivía una niña de seis años llamada Triana. Triana era conocida por su curiosidad sin límites y su valentía. Con sus ojos brillantes siempre llenos de asombro, soñaba con explorar mundos mágicos y vivir grandes aventuras.
Un día, mientras jugaba en su jardín, Triana encontró un viejo mapa en un rincón olvidado. El mapa estaba adornado con imágenes de árboles que parecían hablar y animales que llevaban coronas de flores. «Bosque Encantado», decía una etiqueta dorada en la esquina del mapa.
Sin pensarlo dos veces, Triana agarró su pequeña mochila, puso dentro una linterna, un cuaderno y un frasco de galletas, y se dirigió hacia el bosque detrás de su casa. «Hoy será el día de mi gran aventura», se dijo con una sonrisa.
Al entrar al bosque, Triana sintió cómo el aire se llenaba de magia. Los árboles susurraban canciones antiguas y el suelo estaba cubierto de flores que brillaban como estrellas. Mientras seguía el mapa, un conejo con un chaleco azul apareció ante ella. «Hola, soy Benito, ¿necesitas ayuda?», preguntó con una voz amigable.
Triana, sorprendida pero emocionada, le mostró el mapa. «¡Claro! Conozco cada rincón de este bosque. Te guiaré», dijo Benito. Juntos, comenzaron a caminar, siguiendo las marcas del mapa.
A lo largo del camino, se encontraron con criaturas asombrosas: un búho que recitaba poesía, mariposas que brillaban en la oscuridad y flores que cambiaban de color al hablarles. Triana anotaba cada descubrimiento en su cuaderno, maravillada por la magia del bosque.
El mapa los llevó a un claro donde un gran árbol centenario se alzaba majestuoso. Sus hojas brillaban con una luz propia y en su base había una puerta pequeña. «Esta es la entrada al Corazón del Bosque», explicó Benito. «Solo aquellos con un corazón valiente y curioso pueden entrar».
Triana, con su corazón rebosante de valentía, abrió la puerta y entró. Dentro del árbol, encontró un mundo de luces y colores, un lugar donde la naturaleza hablaba y los sueños se hacían realidad. Allí, un sabio anciano le entregó un colgante en forma de hoja. «Este es un regalo para ti, valiente exploradora. Te recordará siempre la magia y la belleza del mundo».
Al volver a casa, Triana se sentía diferente. Había vivido una aventura extraordinaria y había descubierto que la magia estaba en todas partes, solo había que saber mirar. Guardó el colgante como un tesoro y prometió seguir explorando, seguir soñando y nunca dejar de creer en la magia.
Desde aquel día, Triana fue conocida como la gran exploradora del Bosque Encantado. Contaba sus historias a todos los niños del pueblo, inspirándolos a buscar sus propias aventuras y a creer en lo maravilloso.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.