Cuentos de Aventura

La Gran Aventura en Familia

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos, una familia muy especial. La familia estaba compuesta por Papá Néstor, Mamá Patry y sus dos hijos, Valentina y Santino. Valentina era una niña curiosa de cabello castaño, siempre dispuesta a descubrir cosas nuevas. Santino, su hermano menor, tenía el cabello rizado y una gran imaginación. Papá Néstor era un hombre alto con gafas, amante de los libros y las historias. Mamá Patry era una mujer amable y cariñosa, con una risa contagiosa y un corazón lleno de amor.

Un día lluvioso, mientras el viento soplaba fuerte y las gotas de lluvia golpeaban las ventanas, la familia decidió pasar la tarde en la sala de estar, contando cuentos y disfrutando del tiempo juntos. Papá Néstor sugirió que cada uno contara una parte de una historia, y así juntos crearían una gran aventura.

—¿Qué les parece si empezamos una historia de aventuras? —propuso Papá Néstor, sentándose en el sofá con un libro en la mano.

—¡Sí! —exclamaron Valentina y Santino al unísono, emocionados por la idea.

Mamá Patry sonrió y se acomodó junto a ellos, lista para participar en la creación de la historia.

Papá Néstor comenzó la historia:

—Había una vez, en un reino muy lejano, un valiente caballero llamado Santino y una inteligente princesa llamada Valentina. Juntos, emprendieron un viaje para encontrar un tesoro escondido que, según la leyenda, estaba en lo más profundo del Bosque Encantado.

Valentina continuó la historia con entusiasmo:

—Valentina y Santino se armaron con sus espadas y escudos, y se despidieron de sus padres, el Rey Néstor y la Reina Patry. El Bosque Encantado era un lugar misterioso, lleno de árboles gigantes y criaturas mágicas. Al entrar, escucharon el canto de los pájaros y el murmullo del viento entre las hojas.

Santino, no queriendo quedarse atrás, añadió:

—Mientras caminaban, encontraron a un conejo blanco que podía hablar. El conejo les dijo que para encontrar el tesoro, primero debían resolver tres acertijos. El primer acertijo estaba en la cueva del dragón amable, el segundo en el lago de los cisnes dorados y el tercero en la torre de la hechicera sabia.

Mamá Patry, encantada con la historia, continuó:

—Valentina y Santino aceptaron el desafío y siguieron al conejo blanco hasta la cueva del dragón. Al llegar, vieron que el dragón no era tan aterrador como pensaban. Era un dragón verde y amistoso que les dio el primer acertijo: «Soy más valioso que el oro, pero no puedo ser guardado. Todos me necesitan, pero pocos saben apreciarme. ¿Qué soy?»

Los niños pensaron un momento, y Valentina, con una sonrisa, respondió:

—¡El tiempo! El tiempo es más valioso que el oro y no puede ser guardado.

El dragón, impresionado, les dio una llave dorada y los felicitó por su sabiduría. Con la primera llave en su poder, continuaron su viaje hacia el lago de los cisnes dorados.

Papá Néstor retomó la historia:

—Al llegar al lago, vieron a los cisnes dorados nadando graciosamente. Uno de los cisnes se acercó y les dijo: «Para obtener la segunda llave, deben responder este acertijo: ‘Aunque no soy humano, tengo amigos por todo el mundo. Puedo volar y cantar, y a veces, imitar. ¿Qué soy?'»

Santino, emocionado, respondió rápidamente:

—¡Un pájaro! Un pájaro puede volar y cantar, y algunos pueden imitar sonidos.

El cisne dorado sonrió y les entregó la segunda llave. Con dos llaves en su poder, Valentina y Santino se dirigieron a la torre de la hechicera sabia.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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