Cuentos de Aventura

Laura y Santi en la Gran Aventura del Parque

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de colores y alegría, dos hermanitos llamados Laura y Santi. Laura tenía el cabello castaño y lo llevaba siempre en dos coletas. Vestía un hermoso vestido amarillo que brillaba como el sol. Santi, su hermano menor, tenía el cabello rizado y siempre llevaba un peto azul que le encantaba. Juntos, eran inseparables y les encantaba explorar el mundo a su alrededor.

Un día, Laura y Santi decidieron ir al parque con su perro Luna y su pony Loly Pop. Luna era un perro blanco con manchas negras y una energía inagotable. Siempre estaba listo para correr y jugar. Loly Pop, por otro lado, era un pony rosado con una crin de colores brillantes como un arcoíris. Era muy amigable y siempre hacía reír a los niños con sus travesuras.

El parque estaba lleno de niños jugando, árboles altos y frondosos, y un sol brillante que hacía que todo pareciera mágico. Laura y Santi soltaron a Luna para que corriera libremente mientras ellos se subían a Loly Pop para dar un paseo. El día prometía ser perfecto.

Sin embargo, mientras jugaban, Luna vio una ardilla y comenzó a correr tras ella. La ardilla corrió muy rápido y Luna la siguió más y más lejos. Laura y Santi no se dieron cuenta de que Luna se estaba alejando demasiado. Cuando finalmente dejaron de jugar, se dieron cuenta de que Luna no estaba a la vista.

«¡Oh no! ¡Luna se ha perdido!» exclamó Laura, preocupada.

«No te preocupes, Laura. Vamos a buscarla juntos,» dijo Santi, tratando de calmar a su hermana.

Decidieron subirse a Loly Pop y buscar a Luna por todo el parque. Primero fueron al estanque, donde a Luna le encantaba chapotear. Pero no había rastro de ella. Luego fueron al área de juegos, donde los niños se divertían en los columpios y toboganes. Pero Luna tampoco estaba allí.

«Tal vez Luna está en el bosque,» sugirió Santi.

El bosque estaba al borde del parque y era un lugar lleno de árboles altos y caminos estrechos. Laura y Santi sabían que Luna era muy curiosa y que podría haberse aventurado allí. Así que, montados en Loly Pop, se adentraron en el bosque.

El bosque era un lugar misterioso pero hermoso. Los pájaros cantaban y los rayos de sol se filtraban entre las hojas, creando patrones mágicos en el suelo. Mientras caminaban, Laura y Santi llamaban a Luna con la esperanza de que apareciera.

«Luna, ¡ven aquí, chica!» gritaba Laura.

«¡Luna, te estamos buscando!» añadía Santi.

De repente, escucharon un ladrido a lo lejos. «¡Es Luna!» exclamó Santi con alegría.

Siguieron el sonido del ladrido y, finalmente, encontraron a Luna. Estaba junto a un arbusto, mirando fijamente algo. Cuando Laura y Santi se acercaron, vieron que Luna había encontrado un pequeño gatito que parecía estar perdido también.

«¡Pobre gatito! Parece que está asustado,» dijo Laura.

«Vamos a llevarlo con nosotros y buscar a sus dueños,» sugirió Santi.

Así que, con Luna corriendo felizmente a su lado y el gatito en brazos de Laura, los dos niños y su pony Loly Pop regresaron al parque. Decidieron ir a la caseta de los guardias del parque para ver si alguien había reportado la pérdida del gatito.

Cuando llegaron a la caseta, el guardia del parque los recibió con una sonrisa. «¡Hola, niños! ¿En qué puedo ayudarles?»

«Encontramos este gatito perdido en el bosque,» explicó Laura. «¿Sabe si alguien lo está buscando?»

El guardia miró al gatito y asintió. «Sí, una familia vino hace poco buscando a su gatito. Estoy seguro de que estarán muy felices de saber que lo han encontrado.»

El guardia llamó a la familia y, en poco tiempo, una niña pequeña y sus padres llegaron corriendo. La niña, con lágrimas de alegría en los ojos, abrazó a su gatito. «¡Gracias por encontrar a mi gatito!» dijo.

Laura y Santi se sintieron muy contentos de haber ayudado. «Estamos felices de que el gatito esté de vuelta con su familia,» dijo Santi.

Después de despedirse de la familia y del guardia del parque, Laura y Santi decidieron que era hora de regresar a casa. Subieron a Loly Pop y caminaron tranquilamente, con Luna corriendo a su alrededor.

«Hoy fue un día lleno de aventuras,» dijo Laura. «Perdimos a Luna, pero también encontramos a un nuevo amigo.»

«Sí, y aprendimos que siempre debemos estar atentos a nuestros amigos para no perderlos,» añadió Santi.

Cuando llegaron a casa, su mamá los recibió con una sonrisa. «¿Cómo estuvo su día en el parque?» preguntó.

«¡Fue increíble, mamá! ¡Tuvimos una gran aventura!» exclamó Laura.

«Sí, y encontramos a un gatito perdido,» añadió Santi.

La mamá de Laura y Santi sonrió y los abrazó. «Me alegra que hayan tenido un día tan especial y que hayan ayudado a alguien. Estoy muy orgullosa de ustedes.»

Esa noche, Laura y Santi se fueron a la cama sintiéndose felices y satisfechos. Sabían que siempre podían contar el uno con el otro y con sus amigos, Luna y Loly Pop, para cualquier aventura que viniera. Y así, con el sonido de la naturaleza y la compañía de sus fieles amigos, Laura y Santi soñaron con nuevas aventuras en el parque, donde siempre habría algo mágico por descubrir.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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