Cuentos de Aventura

Noah y el Día de las Burbujas Mágicas

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un soleado rincón del mundo, vivía un niño de cuatro años llamado Noah. Noah tenía una risa contagiosa y una imaginación que no conocía límites. Su mayor alegría eran las burbujas, los dinosaurios, jugar al baloncesto y tocar la trompeta.

Una mañana, Noah se despertó con una gran sonrisa. Era un día especial, el día en que el cielo se llenaba de burbujas mágicas. Cada año, en este día, burbujas de todos los colores y tamaños flotaban en el aire, y Noah las esperaba con gran emoción.

Después de desayunar, Noah salió al jardín con su trompeta y una pelota. Comenzó a tocar una melodía alegre, y como por arte de magia, las primeras burbujas comenzaron a aparecer. Eran grandes y pequeñas, brillantes y coloridas. Algunas brillaban como pequeñas estrellas, y otras tenían colores del arcoíris.

Noah reía y saltaba tratando de alcanzarlas. Cada vez que tocaba una burbuja, se transformaba en algo maravilloso. Una burbuja se convirtió en un dinosaurio amistoso que lo invitó a dar un paseo. Juntos, recorrieron el jardín, descubriendo secretos escondidos entre las flores y los árboles.

Más tarde, Noah encontró una burbuja que parecía una canasta de baloncesto. Lanzó su pelota hacia ella, y cada vez que anotaba, la burbuja creaba más pelotas de colores para jugar. Noah se sentía como un verdadero campeón, anotando canasta tras canasta.

La música de su trompeta atraía más burbujas. Cada nota creaba una nueva sorpresa. Una burbuja se convirtió en un carrusel, otra en un pequeño tren que recorría el jardín, y una más en un tobogán de colores que llegaba hasta las nubes.

La alegría de Noah era inmensa. Corría, saltaba y tocaba su trompeta, rodeado de burbujas y risas. Incluso sus amigos los dinosaurios se unieron a la diversión, bailando al ritmo de la música.

Conforme el sol comenzaba a bajar, las burbujas empezaron a desaparecer, dejando el cielo claro y lleno de estrellas. Noah, cansado pero feliz, se sentó a descansar. Miró hacia el cielo estrellado y sonrió. Sabía que el día de las burbujas mágicas volvería el próximo año, y con él, más aventuras y risas.

Esa noche, mientras se acurrucaba en su cama, Noah cerró los ojos y soñó con burbujas danzantes, dinosaurios amistosos, y melodías que llenaban el aire. Fue un día perfecto, un día lleno de magia, alegría y la maravillosa imaginación de un niño.

Fin

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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