Cuentos de Aventura

Telmo y la Gran Aventura del Parque

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

Había una vez un niño llamado Telmo que vivía en un pequeño pueblo. Telmo tenía siete años y era conocido en todo el vecindario por su amor a jugar a la pelota. Todos los días, después de la escuela, tomaba su pelota y se dirigía al parque cercano para jugar.

Una tarde soleada, Telmo decidió que iba a explorar una parte del parque que nunca antes había visitado. El parque era muy grande, con áreas llenas de árboles, caminos serpenteantes y rincones secretos que esperaban ser descubiertos. Con su pelota bajo el brazo y una sonrisa en el rostro, Telmo emprendió su aventura.

Mientras caminaba, Telmo notó que el parque estaba más tranquilo de lo habitual. Podía escuchar el canto de los pájaros y el susurro de las hojas en los árboles. De repente, escuchó un ruido extraño. Era un zumbido suave que parecía provenir de detrás de un gran arbusto. Curioso, Telmo se acercó lentamente y apartó las ramas. Para su sorpresa, encontró una pequeña puerta de madera oculta entre las hojas.

La puerta era muy pequeña, apenas lo suficientemente grande para que Telmo pudiera pasar. Sin pensarlo dos veces, se agachó y entró por la puerta, llevando su pelota consigo. Al otro lado, descubrió un sendero iluminado por la luz del sol que se filtraba entre las copas de los árboles. El camino estaba bordeado de flores de colores brillantes y mariposas que revoloteaban alegremente.

Telmo siguió el sendero, maravillado por la belleza del lugar. A medida que avanzaba, escuchó otro sonido, esta vez más cercano. Era un murmullo de agua. Apresuró el paso y pronto llegó a un pequeño arroyo cristalino. Decidió que era el lugar perfecto para sentarse un momento y jugar con su pelota.

Telmo comenzó a patear la pelota suavemente, haciendo que rebotara de un lado a otro. De repente, la pelota rodó por una pendiente y cayó al arroyo. Telmo corrió tras ella, pero antes de que pudiera alcanzarla, un pez brillante y plateado apareció y empujó la pelota hacia la orilla con su cola.

—¡Gracias, pez! —exclamó Telmo, sorprendido de que el pez pareciera entenderlo.

El pez asintió con la cabeza y, para el asombro de Telmo, comenzó a hablar.

—De nada, Telmo. Este es un lugar mágico donde todos los seres pueden comunicarse. Mi nombre es Nilo, y soy el guardián del arroyo.

Telmo no podía creer lo que estaba escuchando, pero estaba tan emocionado que decidió seguir adelante con la conversación.

—¡Hola, Nilo! Estoy explorando el parque y me alegra mucho haber encontrado este lugar. ¿Sabes si hay algo más interesante por aquí?

Nilo sonrió y dijo:

—Sí, Telmo. Si sigues el arroyo hacia el norte, llegarás a un claro donde vive un sabio búho llamado Óliver. Él conoce muchos secretos del parque y seguramente tendrá una historia o dos para contarte.

Telmo agradeció al pez Nilo y continuó su camino siguiendo el arroyo. Pronto llegó al claro del que Nilo le había hablado. En el centro del claro, sobre una roca, estaba posado un gran búho con plumas blancas y ojos amarillos brillantes.

—Hola, Óliver —dijo Telmo con timidez—. Nilo me dijo que podrías contarme alguna historia sobre el parque.

Óliver giró su cabeza y observó a Telmo con curiosidad.

—Claro que sí, joven Telmo. Este parque está lleno de historias y aventuras. Hace mucho tiempo, en este mismo lugar, un grupo de niños encontró un tesoro enterrado bajo un gran roble. El tesoro estaba lleno de libros mágicos que contenían historias de todo el mundo.

Los ojos de Telmo se abrieron de par en par.

—¡Me encantaría encontrar ese tesoro! —exclamó.

—El tesoro aún está aquí, esperando ser descubierto —dijo Óliver—. Pero solo aquellos que buscan con un corazón puro y un espíritu de aventura pueden hallarlo.

Telmo estaba decidido a encontrar el tesoro. Agradeció a Óliver y comenzó a buscar alrededor del claro. Miró bajo piedras, entre las raíces de los árboles y detrás de arbustos. Después de un rato, encontró una vieja caja de madera enterrada parcialmente en el suelo, justo donde Óliver había mencionado.

Con emoción, Telmo abrió la caja y encontró varios libros antiguos. Cada uno de ellos tenía una cubierta diferente y parecía brillar con una luz mágica. Telmo tomó uno de los libros y lo abrió. Para su sorpresa, las páginas estaban llenas de imágenes y palabras que parecían cobrar vida.

Decidió llevarse los libros a casa para compartirlos con sus amigos. Mientras regresaba por el sendero mágico, pensaba en todas las aventuras que podría vivir gracias a esos libros. Al salir por la pequeña puerta de madera, el parque parecía más brillante y lleno de posibilidades.

Desde ese día, Telmo y sus amigos pasaron muchas tardes leyendo las historias mágicas de los libros y creando sus propias aventuras en el parque. Telmo había aprendido que la verdadera magia se encuentra en el corazón de aquellos que buscan con entusiasmo y alegría.

Y así, Telmo y sus amigos vivieron muchas más aventuras, siempre recordando que el espíritu de la aventura está en cada rincón del parque, esperando ser descubierto.

Fin.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario