En un orfanato situado en las afueras de una bulliciosa ciudad, vivía Amelí, una niña con una mirada llena de curiosidad y un corazón grande como el mar. Desde muy pequeña, había aprendido a navegar por la vida con la amargura de haber perdido a sus padres. El orfanato era su hogar, un lugar donde nunca le faltó cariño ni cuidado, rodeada de otros niños que, como ella, buscaban encontrar su lugar en el mundo.
A pesar de la calidez que le ofrecían las personas del orfanato, Amelí se sentía diferente. Dentro de ella, había un universo entero esperando ser explorado. Cada noche, al cerrar los ojos, iniciaba un viaje sin igual: sus sueños la llevaban a través del tiempo y el espacio, a lugares donde la historia y el futuro se entrelazaban en una danza de posibilidades infinitas.
Una noche, Amelí se encontró caminando por las calles empedradas de la antigua Grecia, bajo la luz cálida de las antorchas que iluminaban el camino. Allí, filósofos de mirada profunda le hablaron sobre el universo, la importancia de cuestionar todo lo que nos rodea y la búsqueda incansable del conocimiento. Amelí escuchaba con atención, sabiendo que cada palabra era un tesoro que guardaba en lo más profundo de su ser.
En otra aventura nocturna, se vio en la corte de un rey medieval, rodeada de caballeros y damas de noble corazón. La valentía y el honor brillaban en los ojos de aquellos que la rodeaban, enseñándole que, más allá de la fuerza física, el coraje para enfrentar nuestros miedos es lo que nos define.
Con cada sueño, Amelí regresaba al orfanato transformada. No solo conocía mundos y épocas diferentes, sino que también aprendía habilidades y lecciones que la hacían crecer. Pero había algo que la inquietaba profundamente: ¿por qué ella tenía este don de viajar en el tiempo a través de sus sueños? ¿Cuál era el propósito de estas visiones?
Un día, la directora del orfanato llamó a Amelí a su oficina, un lugar que siempre le había parecido misterioso y lleno de secretos. La mujer, de edad avanzada pero con una mente tan aguda como siempre, le reveló algo que cambiaría la vida de Amelí para siempre.
«Amelí,» comenzó la directora con una voz serena pero firme, «tus sueños son más que meras fantasías nocturnas. Eres descendiente de una línea antigua de guardianes del tiempo. Tu habilidad para viajar en tus sueños es un regalo, uno que debe ser usado con sabiduría.»
La directora le explicó que, a lo largo de la historia, los guardianes del tiempo habían usado sus habilidades para asegurar que los momentos cruciales de la humanidad ocurrieran como debían, protegiendo el tejido mismo de la realidad. Amelí, aún asimilando la revelación, sintió cómo el peso de una responsabilidad inmensa caía sobre sus hombros.
«¿Y cómo puedo yo, una simple niña, asumir tal tarea?» Preguntó Amelí, su voz temblorosa pero llena de determinación.
«Con coraje, conocimiento y la voluntad de hacer lo correcto,» respondió la directora, ofreciéndole una antigua brújula. «Este objeto te ayudará a navegar por tus sueños. Pero recuerda, debes usar este don solo para proteger el equilibrio del tiempo. El futuro de muchos puede depender de tus acciones.»
Esa noche, Amelí se durmió con la brújula firmemente sujeta en su mano. Sus sueños la llevaron a un nuevo viaje, esta vez con un propósito claro. Viajó a momentos donde el curso de la historia estaba en peligro, usando su ingenio y valentía para guiar a aquellos que encontraba en el camino correcto.
Con cada sueño, se fortalecía más, convirtiéndose no solo en guardiana del tiempo, sino también en una fuente de esperanza para aquellos que ayudaba. Y aunque sabía que el camino sería largo y a veces peligroso, Amelí nunca vaciló. Porque dentro de ella ardía el fuego de quien sabe que su destino es grande y su corazón, valiente.
Así, Amelí vivió muchas vidas en una, cada noche una aventura, cada día un reflejo de las maravillas que había visto y las lecciones que había aprendido. Y aunque el mundo a su alrededor permanecía ajeno a los viajes que realizaba en la oscuridad de la noche, Amelí sabía que, en sus manos, llevaba el delicado hilo del tiempo, tejido con sueños de esperanza y actos de coraje.
Cuentos cortos que te pueden gustar
El Mapa de los Secretos Olvidados
El Accidente en el Bosque
La Aventura en la Isla Olvidada: Un Viaje Mágico de Regreso a Casa
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.