Cuentos de Ciencia Ficción

La Sombra del Crimen: Un Misterio que Desafía la Justicia

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un futuro no muy lejano, en una ciudad brillante y llena de avances tecnológicos, vivían tres amigos inseparables: Moisés, Kevin y Melvin. Los tres compartían una pasión desbordante por la ciencia y la exploración, siempre buscando aventuras que los llevaran a descubrir lo desconocido. Moisés, el más curioso del grupo, siempre llevaba consigo un diario donde anotaba todas sus ideas y pensamientos. Kevin era el inventor: siempre tenía un gadget nuevo en sus manos que podía hacer cosas impresionantes. Melvin, el más creativo, soñaba con convertirse en un gran artista y, por lo tanto, siempre estaba dibujando sus propias visiones del futuro.

Un soleado sábado, decidieron explorar el viejo laboratorio de su ciudad, un edificio que había sido parte de una famosa institución científica. Se decía que en ese lugar se realizaban experimentos extraordinarios, algunos de los cuales habían sido clasificados como secretos de Estado. Con sus mochilas llenas de bocadillos, un mapa del lugar que habían encontrado en una antigua guía turística, y una linterna recién inventada por Kevin, se aventuraron hacia el laboratorio.

Al llegar, notaron que la estructura estaba cubierta de enredaderas y tenía un aspecto un tanto sombrío. Sin embargo, la emoción de descubrir nuevos secretos les dio valor y entraron. Las puertas chirriaban y se abrían a un mundo oscuro y polvoriento. El aire estaba impregnado de un olor extraño, como el de la tecnología antigua combinada con algo más. A medida que avanzaban por los pasillos vacíos, Kevin iluminaba el camino con su linterna, que proyectaba sombras inquietantes en las paredes.

De repente, se encontraron en una sala enorme, llena de equipos científicos anticuados, tubos de ensayo y papeles esparcidos por todas partes. En el centro de la habitación había un gran dispositivo que parecía un mezclador de frutas futurista, con luces parpadeantes y botones de colores. «¿Qué crees que será eso?», preguntó Melvin, acercándose cautelosamente. Moisés sacó su diario y comenzó a tomar notas: «Posiblemente un generador de energía alternativo», dijo. «O tal vez un portal a otro mundo».

En ese momento, escucharon un ruido proveniente del rincón más oscuro de la sala. Alarmados, se volvieron hacia el sonido y vieron una sombra moverse rápidamente entre las máquinas. «¿Quién está ahí?», gritó Kevin, su voz resonando en el silencio. La sombra se detuvo y de entre las sombras emergió un cuarto personaje: una pequeña criatura robótica con ojos brillantes y un cuerpo metálico. «Hola», dijo con una voz aguda, «soy Zeta, el asistente de laboratorio. Estaba esperando a alguien que pudiera ayudarme».

Moisés, Kevin y Melvin se miraron atónitos. «¿Ayudarte? ¿En qué?», preguntó Melvin, cada vez más intrigado. Zeta explicó que el laboratorio había estado lleno de experimentos que no se habían terminado debido a un incidente misterioso que había sucedido años atrás. «Se dice que un experimento salió mal y creó un fenómeno extraño. Estoy tratando de descifrar el código que podría desactivar el peligro inminente que podría afectar a toda la ciudad», dijo Zeta.

Los amigos, emocionados por la idea de ayudar a Zeta y resolver un misterio, se pusieron a trabajar. El pequeño robot les mostró un viejo ordenador que contenía datos valiosos. Juntos, comenzaron a investigar lo que había sucedido en el laboratorio. Mientras revisaban los archivos, Moisés encontró un informe sobre un experimento de creación de energía infinita. Sin embargo, parecía haber un error en las fórmulas.

Kevin y Melvin, emocionados, empezaron a proponer ideas sobre cómo corregir el error. «Podemos hacer una combinación de circuitos», sugirió Kevin. Melvin añadió: «¡Y si lo visualizamos en un mural, será más fácil entenderlo!». Así, los tres amigos se dividieron las tareas: Zeta ayudaba con los cálculos, Kevin armaba un nuevo circuito y Melvin dibujaba en la pared los pasos a seguir.

Después de horas de trabajo duro, lograron crear un nuevo dispositivo que prometía desactivar el fenómeno. Sin embargo, antes de ponerlo en marcha, Zeta les advirtió. «Si este experimento falla, podríamos causar un colapso energético en la ciudad». Los amigos miraron al robot, conscientes del riesgo, pero la determinación de resolver el misterio les llenó de valentía.

Moisés tomó una respiración profunda y presionó el botón de activación. Un zumbido poderoso llenó la sala, y las luces del laboratorio comenzaron a parpadear intensamente. Los amigos se quedaron inmóviles, observando cómo el dispositivo empezaba a girar y generar energía. De repente, una luz brillante iluminó el lugar, y una onda de energía recorrió la ciudad, desactivando cualquier anomalía.

Tras unos momentos, todo se detuvo. La sala quedó en silencio, y con ello, un fuerte sentido de alivio llenó el aire. «Lo logramos», exclamó Kevin con una sonrisa en su rostro. Zeta, lleno de alegría, dijo: «Gracias amigos, han salvado la ciudad. Sin su ayuda, todo habría sido un gran desastre».

Los tres amigos se sintieron orgullosos, pero también conscientes de que la ciencia podía ser peligrosa si no se manipulaba adecuadamente. A partir de ese día, decidieron dedicarse no solo a la exploración, sino también a educar a otros sobre la responsabilidad que conlleva conocer y usar la ciencia. Juntos, prometieron hacer del mundo un lugar mejor, siempre curiosos y vigilantes sobre lo que la tecnología podía ofrecer, sin olvidar que la verdadera aventura radica en el aprendizaje y el trabajo en equipo.

Así, cada vez que pasaban por el antiguo laboratorio, sonreían, recordando su hazaña y la lección aprendida. La curiosidad y la amistad fueron las herramientas más poderosas que habían tenido, y comprendieron que, juntos, podían enfrentar cualquier desafío que el futuro les presentara.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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