Cuentos Clásicos

El Amor que Todo lo Cambió

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en una escuela donde todo parecía siempre igual, un nuevo comienzo. Era un día especial para Rossy, una niña alegre y llena de energía, que siempre tenía una sonrisa en su rostro. El año escolar había comenzado de nuevo, y aunque ella estaba emocionada, también sentía un poco de tristeza porque su mejor amiga había cambiado de escuela. «Será un año diferente», pensó Rossy mientras caminaba por los pasillos llenos de estudiantes.

Entre la multitud, Rossy notó a David, un compañero de clase que siempre había sido amable con ella. David era un niño con cabello rubio y ojos azules que siempre parecía estar en su propio mundo. Rossy y David habían sido amigos desde que tenían memoria, pero ese día, algo en la mirada de David la hizo sentir un pequeño cosquilleo en su corazón.

«¡RIN RIN RIN!» Sonó el timbre que anunciaba el inicio de clases. Rossy se apresuró a llegar a su salón, sorteando a los demás niños que, como ella, buscaban su camino entre los pasillos abarrotados. Al llegar, notó que algo era diferente. El ambiente se sentía extraño, como si el aire estuviera lleno de una energía nueva. Había caras nuevas, algunos compañeros faltaban, y la dinámica del grupo había cambiado. Pero lo que más llamó su atención fue la presencia de Jean, un niño callado y reservado que siempre estaba en el rincón de la clase, con sus grandes gafas y su cabellera negra que casi le cubría los ojos.

Jean no era nuevo en la escuela, pero para Rossy, siempre había pasado desapercibido. Ese día, sin embargo, algo en él la hizo detenerse por un momento. «Hola, Rossy», dijo Jean en voz baja, sorprendiéndola. No era común que Jean iniciara una conversación. «Hola, Jean», respondió Rossy con una sonrisa, aunque sentía curiosidad por saber qué había cambiado en él.

A medida que avanzaba el día, Rossy se dio cuenta de que Jean no dejaba de observar a David. Al principio, no le dio importancia, pero luego comenzó a notar que David también miraba a Jean de vez en cuando, con una expresión que Rossy no lograba descifrar.

Con el tiempo, Rossy empezó a pasar más tiempo con Jean. Descubrió que debajo de su exterior tímido y reservado, Jean tenía un corazón amable y un sentido del humor peculiar que la hacía reír. Aunque disfrutaba de su compañía, algo en la forma en que Jean miraba a David la inquietaba. ¿Podría ser que Jean sentía algo por David?

Un día, durante el recreo, Rossy decidió hablar con Jean. «Jean, he notado que miras mucho a David. ¿Te pasa algo con él?», preguntó con suavidad, temiendo que su pregunta lo hiciera sentir incómodo.

Jean bajó la mirada y susurró: «No lo sé, Rossy. Es solo que… cuando lo veo, siento que mi corazón late más rápido. Nunca me había pasado esto antes. Es como si… como si estuviera enamorado».

Rossy quedó en silencio por un momento. Nunca había escuchado a alguien hablar así, y menos aún a un niño como Jean. «¿Crees que David también siente algo por ti?», preguntó con cautela.

Jean se encogió de hombros. «No lo sé. A veces me mira, pero luego se va sin decir nada. No quiero hacerme ilusiones».

Rossy, que siempre había sido directa, decidió hablar con David al día siguiente. «David, ¿puedo preguntarte algo?», dijo mientras caminaban juntos por el patio.

«Claro, Rossy. ¿Qué pasa?», respondió David con una sonrisa.

«¿Has notado que Jean te mira mucho? ¿Qué piensas de él?», preguntó Rossy, esperando no incomodar a su amigo.

David se quedó pensativo por un momento. «Sí, lo he notado. Es extraño, pero cuando Jean me mira, siento que algo dentro de mí se remueve. No sé qué es, pero no puedo dejar de pensar en él».

Rossy no podía creer lo que estaba escuchando. «David, ¿crees que podrías estar enamorado de Jean?», preguntó con asombro.

David la miró con seriedad. «No lo sé, Rossy. Nunca había pensado en eso antes. Pero ahora que lo dices… tal vez».

El tiempo pasó y, poco a poco, David y Jean comenzaron a pasar más tiempo juntos. Al principio, todo era incómodo y lleno de silencios, pero pronto se dieron cuenta de que disfrutaban de la compañía del otro. Rossy los observaba desde la distancia, sintiendo una mezcla de felicidad y tristeza. Estaba feliz por sus amigos, pero también sentía que algo en su vida estaba cambiando para siempre.

Finalmente, un día, David y Jean se encontraron en el rincón más tranquilo del patio. «Jean, quiero decirte algo», comenzó David, con el corazón latiendo fuerte.

Jean lo miró con sus grandes ojos detrás de las gafas. «¿Qué pasa, David?», preguntó con nerviosismo.

«Creo que… creo que me estoy enamorando de ti», confesó David.

Jean sintió que su corazón se detenía por un instante, para luego latir con una fuerza nueva. «Yo también, David. Desde hace mucho tiempo», respondió con una sonrisa tímida.

Y así, en medio de risas y algunas lágrimas, David y Jean comenzaron una historia de amor que, aunque llena de desafíos, también estaba repleta de momentos felices. Rossy, aunque con el corazón un poco dolido, supo que había sido testigo de algo especial. Entendió que el amor podía ser complicado, pero también hermoso.

Conclusión:

Rossy aprendió que el amor podía ser algo misterioso y a veces doloroso, pero también comprendió que cuando es verdadero, siempre encuentra su camino. David y Jean se dieron cuenta de que no importaba lo que los demás pudieran pensar, lo importante era lo que sentían el uno por el otro. Y aunque Rossy sintió que su vida había cambiado para siempre, también supo que había crecido un poco más. Al final, el amor que todo lo cambió no fue solo entre David y Jean, sino también en el corazón de Rossy, que descubrió la importancia de la amistad y el valor de ser siempre fiel a uno mismo.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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