Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques, dos niñas llamadas Lucía y Belén. Lucía tenía el cabello largo y ondulado, de color castaño, y siempre llevaba un vestido azul que combinaba con sus ojos. Belén, por otro lado, tenía el cabello rubio y rizado, y prefería su vestido rosa, el cual hacía resaltar sus mejillas sonrosadas. Las dos eran mejores amigas y les encantaba explorar los alrededores del pueblo, especialmente un río claro y brillante que serpenteaba entre los árboles.
Un día, mientras jugaban junto al río, notaron algo peculiar. Las nubes en el cielo formaban figuras extrañas, como si estuvieran tratando de contarles un secreto. Belén, curiosa como siempre, dijo: «Lucía, ¿no te parece que las nubes están tratando de decirnos algo?»
Lucía asintió y respondió: «Sí, parecen diferentes hoy. Vamos a seguir el río y ver qué descubrimos.»
Las dos amigas comenzaron a caminar río arriba, siguiendo el curso del agua. A medida que avanzaban, el paisaje se volvía más y más mágico. Los árboles eran más altos y frondosos, y el aire se sentía fresco y lleno de vida. De repente, escucharon una voz suave y melodiosa que parecía venir del propio río.
«Hola, pequeñas aventureras,» dijo la voz. «Soy el Espíritu del Agua. Estoy aquí para mostrarles el maravilloso ciclo del agua y cómo viajo por la naturaleza.»
Las niñas, sorprendidas pero emocionadas, respondieron al unísono: «¡Queremos saber más!»
El Espíritu del Agua comenzó a explicarles: «Todo comienza aquí, en el río. El agua fluye y fluye, hasta que llega al océano. Allí, el sol calienta el agua y ésta se convierte en vapor, subiendo al cielo y formando las nubes que ven arriba.»
Belén miró hacia el cielo y dijo: «¡Así que eso es lo que estábamos viendo en las nubes! ¡Eran gotas de agua convertidas en vapor!»
«Exactamente,» continuó el Espíritu del Agua. «Las nubes viajan por el cielo hasta que se enfrían y liberan el agua en forma de lluvia o nieve, volviendo a la tierra y comenzando el ciclo de nuevo.»
Lucía, fascinada, preguntó: «¿Podemos ver cómo sucede todo esto?»
El Espíritu del Agua sonrió y con un suave movimiento de sus manos, las rodeó de una neblina brillante. De repente, se encontraron en una nube, mirando hacia abajo desde el cielo. Podían ver el océano, el río y las montañas de su pueblo. Vieron cómo el sol calentaba el agua del océano, convirtiéndola en vapor que subía y formaba nuevas nubes.
«¡Esto es increíble!» exclamó Belén. «Estamos dentro de una nube.»
«Así es,» dijo el Espíritu del Agua. «Y ahora, prepárense para ver la siguiente parte del viaje.»
Las niñas sintieron una suave brisa y, de pronto, comenzaron a descender junto con la lluvia. Vieron cómo las gotas de agua caían sobre los campos y bosques, nutriendo las plantas y llenando los ríos y arroyos.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.