Era un día soleado en la pequeña ciudad donde vivía la familia de Enzo y Oliver. Silvia, la mamá, y Pedro, el papá, siempre buscaban maneras de hacer que sus hijos se sintieran felices. Les encantaba ir a la playa y a la montaña, donde podían disfrutar de la naturaleza, hacer pícnics y explorar. Sin embargo, había algo especial planeado para ese día que cambiaría la rutina familiar.
Al despertar, Enzo y Oliver se encontraron con una deliciosa sorpresa en la mesa del desayuno: ¡pancakes con frutas! «¡Guau, esto se ve delicioso!», exclamó Oliver mientras se servía un gran trozo. «Sí, y también huele muy bien», dijo Enzo con una sonrisa. Silvia y Pedro se miraron y sonrieron, felices de ver a sus hijos tan contentos.
Después de disfrutar de su desayuno, Pedro anunció: «Hoy vamos a tener una aventura especial, ¡más de lo que pueden imaginar!» Los ojos de Enzo y Oliver se iluminaron de emoción. «¿A dónde vamos, papá?», preguntó Enzo, saltando en su silla.
«Es un lugar donde los sueños se hacen realidad», respondió Pedro con un guiño. «¡Vamos al Estadio Santiago Bernabéu para conocer a los jugadores del Real Madrid!», reveló finalmente. Los niños no podían creerlo. «¿De verdad? ¡Voy a conocer a Vinícius Jr.! ¡Y yo quiero ver a Benzema!», gritó Oliver, dando vueltas por la sala.
Silvia, riendo, les dijo: «Sí, pero primero debemos prepararnos. ¡Rápido, vístanse y agarren sus camisetas del Real Madrid!» En pocos minutos, los dos hermanos estaban listos, luciendo sus camisetas, pantalones cortos y gorros. ¡Estaban listos para la aventura!
Cuando llegaron al estadio, el corazón de Enzo latía rápido de la emoción. El estadio era enorme y estaba lleno de gente. El ambiente era vibrante, lleno de risas, cantos y el sonido de las olas de los fanáticos animando a su equipo. «Mira cuántas personas hay, ¡es increíble!», dijo Enzo. «Sí, esto es más grande de lo que imaginé», añadió Oliver, mirando a su alrededor.
Los padres de Enzo y Oliver les explicaron que tendrían la oportunidad de hacer una visita especial al vestuario, donde los jugadores se preparaban antes de los partidos. Los hermanos estaban extasiados. «¡Voy a pedirles autógrafos a todos!», dijo Enzo. «Y yo quiero hacerme fotos con ellos», respondió Oliver.
Después de un recorrido por el estadio, finalmente llegaron al vestuario. Enzo y Oliver estaban llenos de nervios. De repente, los jugadores comenzaron a entrar. Vinícius Jr. fue el primero en saludarlos. «¡Hola, chicos! ¿Listos para el partido de hoy?», les preguntó. Enzo apenas podía hablar de la emoción. «¡Sí! ¡Eres el mejor!», logró decir mientras se sonrojaba.
Oliver, un poco más tranquilo, sacó su cámara y pidió una foto. «¿Podemos tomar una foto contigo, por favor?» Vinícius sonrió y se acercó a ellos. «Claro que sí, ¡son unos grandes aficionados!» Enzo y Oliver posaron, sus sonrisas eran enormes. Nunca olvidarían ese momento.
Luego fue el turno de Benzema. «¡Hola, chicos! ¿Qué les gusta más, jugar al fútbol o verlo?», preguntó con una sonrisa amable. «¡Nos encanta jugar! Pero también amamos ver los partidos», respondió Enzo, aún sonriendo. «¡Sigan soñando y practicando! ¡Nunca dejen de divertirse!», dijo Benzema, mientras les firmaba una camiseta.
El tiempo pasó volando. Enzo y Oliver conocieron a varios jugadores más y cada encuentro era más emocionante que el anterior. Se sentían como si estuvieran en un sueño del que no querían despertar.
Después de la visita, Silvia y Pedro llevaron a sus hijos a la zona de comidas del estadio. «¿Qué quieren comer? ¡Hay tantas cosas ricas!», les preguntó Silvia. Enzo eligió una hamburguesa gigante, mientras que Oliver prefirió una pizza. Comieron riendo y compartiendo sus momentos favoritos del día.
Mientras degustaban su comida, Oliver miró a su mamá y preguntó: «¿Podemos volver a hacer esto otra vez?». Silvia sonrió y respondió: «¡Claro que sí! Siempre que haya una oportunidad, haremos más aventuras juntos como familia». Enzo asintió con entusiasmo, «Sí, ¡esto fue increíble!»
Después de comer, la familia regresó a sus asientos para disfrutar del partido. El estadio se llenó de cánticos y aplausos. Enzo y Oliver saltaron de sus asientos cada vez que el equipo anotaba un gol, llenos de alegría. «¡Vamos, Madrid! ¡Eso es!», gritaban, mientras sus padres los miraban con orgullo.
Al finalizar el partido, el Real Madrid ganó con un impresionante marcador. Los hermanos se abrazaron, celebrando su primera experiencia en un estadio tan grande. «Nunca olvidaré este día, fue el mejor», dijo Enzo, y Oliver estuvo de acuerdo. «¡Sí, fue asombroso!»
En el camino a casa, la familia habló sobre todo lo que habían vivido. Enzo y Oliver contaron cada detalle, desde conocer a los jugadores hasta los deliciosos bocados que habían probado. Cuando llegaron a casa, los hermanos estaban tan cansados que se durmieron al instante.
Silvia y Pedro se sonrieron, sabiendo que ese día había creado recuerdos inolvidables. Habían compartido risas, aventuras y un amor familiar que siempre atesorarían. «Hicimos un gran trabajo», dijo Pedro mientras apagaba la luz de la habitación. «Sí, y habrá más aventuras por venir», respondió Silvia.
Así, con sus corazones llenos de alegría, la familia se quedó dormida, soñando con nuevas aventuras y la emoción que les esperaba en el futuro.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.