Cuentos Clásicos

La Primavera en Misiones: Un Despertar de Vida y Colores en la Selva Misionera

Lectura para 8 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Apolo era un niño curioso que vivía en un pequeño pueblo de Misiones, rodeado por la exuberante selva misionera, donde cada rincón parecía esconder un tesoro de la naturaleza. Un día, mientras caminaba con su mochila por el sendero cercano al río, notó que algo en el aire estaba cambiando. La brisa se volvió más cálida y los árboles comenzaron a mostrar pequeñas bolitas verdes que nunca antes había visto. Apolo sabía que era la señal de que la primavera había llegado.

En Argentina, la primavera empieza el 21 de septiembre y en Misiones es una estación muy especial porque ayuda a toda la increíble vida del bosque a renovarse. Apolo recordaba que en la escuela le habían contado que durante esta época del año los días se hacen más largos, lo que significa que el sol nos acompaña por más tiempo y la temperatura se vuelve más cálida, permitiendo que plantas y animales salgan a vivir con toda su energía.

Mientras Apolo avanzaba por el sendero, vio cómo los árboles grandes y antiguos empezaban a despertar. Algunos tenían pequeños pimpollos o brotes que parecían capullos aún cerrados, listos para estallar en hojas y flores de colores. Recordó que esos pimpollos eran como bebés plantas, los futuros árboles jóvenes que ayudarían a seguir formando esa selva tan maravillosa. También vio que los helechos, que durante el invierno estaban algo apagados, ahora desplegaban sus hojas tiernas y verdes con fuerza.

De pronto, Apolo escuchó un zumbido cercano y se acercó con mucho cuidado a unas flores de color amarillo intenso, que parecían bailar con el viento. Sobre ellas, trabajaban algunas abejas y mariposas polinizadoras. Apolo había aprendido que la polinización es un proceso muy importante para que las plantas puedan producir frutos y semillas. Las abejas, al posarse sobre las flores, tomaban polen con sus patas y lo llevaban de una flor a otra para que las plantas pudieran crecer y tener vida.

En Misiones, con su clima húmedo y soleado durante la primavera, las abejas y mariposas tienen mucho trabajo porque las flores aparecen en gran cantidad: lapachos, guayacanes y jacarandás visten la selva con colores que parecen pintados con pinceles mágicos. Apolo sintió cómo la naturaleza estaba en movimiento y se maravilló con la belleza de los guacamayos que volaban cerca de la copa de los árboles, sus plumas rojas y azules brillando bajo el sol.

Mientras caminaba, el pequeño notó que la selva comenzaba a llenarse también de nuevos sonidos. Desde el suelo salían grillos y ranas, algunos que quizás estuvieron escondidos durante el invierno, y ahora cantaban para llamar la atención y mostrar que volvía la vida a su hábitat. Apolo observó que hasta los pequeños hormigueros estaban más activos, con cientos de hormigas trabajando incansablemente para construir sus hogares y buscar alimento para la colonia.

Llegó a un claro donde un árbol enorme, conocido en su pueblo como el ceibo, comenzaba a llenar sus ramas con flores rojas y brillantes, que parecían pequeños fueguitos. Este árbol es especial para los misioneros porque, además de ser la flor nacional de Argentina, anuncia la llegada plena de la primavera. Apolo, con una sonrisa en el rostro, se sentó bajo el ceibo y pensó en todo lo que había aprendido: la estación de la primavera transforma la naturaleza; despierta los árboles para que florezcan, alarga los días para que el sol brille más, y permite que los animales salgan a buscar comida y reproducirse.

Recordó también que durante la primavera, en la provincia de Misiones, la actividad en la selva es intensa. Los pájaros como el yacutoro o tucán cantan fuertes y se muestran en las ramas nuevas, buscando pareja y construyendo sus nidos. En los ríos, los carpinchos salen más seguido para disfrutar de la vida al aire libre. Todo parece un gran concierto de colores, sonidos y vida que celebra el final del invierno.

Apolo estaba tan emocionado con todo lo que veía que decidió llamar a su abuelita para contarle lo que había descubierto. Su abuela sabía mucho sobre plantas y siempre le enseñaba lo importante que es la selva para todos. Ella le explicó que la polinización que hacía las abejas y mariposas era fundamental porque sin ella, las plantas no podrían dar fruto, y sin frutos, muchos animales no tendrían alimento para sobrevivir. Además, sin las plantas, ninguna de las personas tampoco podría vivir bien, porque ellas limpian el aire, nos dan oxígeno y mantienen el equilibrio de la tierra.

La abuela también le contó que durante la primavera, en Misiones, se produce un hermoso brote de nuevos frutos en las plantas nativas que luego alimentarán a los monos, zorros y aves que viven en el bosque. Por eso, era tan importante cuidar ese lugar tan especial. Apolo prometió que siempre haría todo para proteger la selva, y que ahora podía entender con más claridad por qué la primavera es mucho más que un cambio de estación; es un momento mágico en que todo se renueva y revive gracias al calor del sol, al trabajo de los animales y a la fuerza de la tierra.

Al día siguiente, Apolo despertó antes del amanecer para observar cómo el sol iba subiendo en el cielo más rápido que en invierno. Los días se hacían cada vez más largos, y el calorcito invitaba a salir a jugar, explorar y aprender. Apolo sabía que la primavera traía más luz y calor, la mezcla perfecta para que la selva misionera viviera al máximo su belleza y fuerza.

Esa misma tarde, mientras ayudaba a su papá a plantar algunas semillas en el jardín de su casa, Apolo pensó en todas las flores y árboles que había visto crecer y en todo el trabajo invisible que hacían las abejas y mariposas para que ese milagro sucediera. Sentía que la primavera en Misiones no era solo una estación del año, sino una verdadera celebración de la vida en la selva y de los lazos que unen a plantas, animales, personas y hasta el sol que nos da su luz.

Por eso, cada vez que la primavera vuelva en septiembre, Apolo estará listo para mirar el cielo, respirar el aire fresco y agradecer todo lo que la naturaleza le regala con sus colores, sonidos y aromas. Porque en Misiones, la primavera es un despertar lleno de esperanza, un momento para soñar y cuidar el lugar maravilloso donde todos vivimos.

Y así, Apolo aprendió a amar la primavera como una estación mágica donde todo vuelve a comenzar, donde la vida se multiplica, y donde cada pimpollo, cada abeja, cada flor, y cada día más largo nos recuerdan la belleza del mundo natural que nos rodea. Desde entonces, él siempre mira la selva con nuevos ojos, con el corazón abierto para entender que la primavera en Misiones es un verdadero regalo que hay que cuidar y disfrutar todos los días.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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