Cuentos de Fantasía

Cantos de Sirenas y Laços de Hermanas bajo el Mar de la Eternidad

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo costero, dos hermanas llamadas Daniela y Sofía. Daniela era la mayor, una niña valiente y curiosa, mientras que Sofía era la pequeña, llena de imaginación y un espíritu soñador. Juntas, pasaban horas jugando en la playa, recolectando conchas y construyendo castillos de arena.

Un día, mientras corrían por la orilla, oyeron un canto suave y melodioso que venía del agua. Era tan hermoso que ambas se detuvieron, mirando al océano con asombro. “¿Qué será eso?”, preguntó Sofía con los ojos muy abiertos. “No lo sé, pero tenemos que descubrirlo”, respondió Daniela, siempre lista para una nueva aventura.

Tomando de la mano, las hermanas se acercaron un poquito más al agua. A medida que se acercaban, el canto se hacía más intenso. “¡Mira!”, exclamó Sofía, señalando con entusiasmo. En la superficie del mar apareció una figura brillante que danzaba entre las olas. Era una hermosa sirena que tenía el cabello largo y dorado, con escamas resplandecientes de colores azules y verdes. “¡Hola, niñas! Soy Lira, la sirena del Mar de la Eternidad”, saludó la sirena, sonriendo con la voz similar al canto que habían escuchado.

“¡Hola, Lira!”, dijeron las hermanas al unísono, llenas de emoción. Cada una imaginaba cómo sería el mundo debajo de las olas. “¿Cómo es vivir bajo el mar?”, preguntó Sofía, con los ojos brillantes de curiosidad. Lira se rió suavemente. “El mar es un lugar maravilloso. Hay jardines de corales, peces que hablan y criaturas mágicas. Pero necesito ayuda, y tal vez… podríamos ser amigas”.

“¿Cómo podemos ayudarte?”, preguntó Daniela, lista para ayudar. Lira miró hacia el horizonte y dijo: “He perdido mi collar mágico, un lazo que me une a todas las criaturas del mar. Sin él, el mar se siente triste y apagado. Si ustedes me ayudan a encontrarlo, les mostraré el reino submarino”.

Daniela y Sofía se miraron con entusiasmo, listas para la aventura. “¡Claro que te ayudaremos!”, dijeron juntas. Lira sonrió y se sumergió en el agua, llevándolas con ella. De repente, sintieron una burbuja de aire rodearlas y, en un destello de luces brillantes, las niñas se encontraron sumergidas en un mundo submarino lleno de colores vibrantes.

Mientras nadaban, Daniela y Sofía estaban asombradas. Pequeños peces de colores danzaban alrededor de ellas, y corales de todos los tamaños se movían suavemente al ritmo de las olas. Lira guiaba a las hermanas por un sendero de algas que brillaban en la oscuridad. “Vamos, el collar debe estar cerca”, dijo Lira mientras se bañaban en la luz del océano.

De repente, vieron a un pulpo que parecía estar en problemas. Con tentáculos coloridos, el pulpo trataba de liberar un objeto brillante que estaba atrapado entre las rocas. “¡Hola, pulpo! ¿Necesitas ayuda?”, preguntó Sofía, acercándose cautelosamente. “¡Sí! ¡He encontrado un collar que creo que es de la sirena, pero no puedo sacarlo!”, dijo el pulpo.

“¡Podemos ayudar!”, exclamó Daniela. Juntas, las hermanas y Lira se acercaron al pulpo. Con cuidado, usaron sus manos para mover las rocas mientras el pulpo tiraba con fuerza. Finalmente, con un último esfuerzo, el collar salió volando y fue lanzado hacia el agua. Lira, con una gran sonrisa, lo atrapó y dijo: “¡Lo encontré!”.

“Es muy hermoso, ¡brilla como el sol!”, dijo Sofía, admirando el collar que Lira sostenía. Pero Lira se puso seria de repente. “Debo comprobar que funciona para traer de vuelta la alegría del mar”, dijo, mientras lo colocaba alrededor de su cuello. De inmediato, una luz deslumbrante llenó el océano. Los peces comenzaron a saltar y a bailar alrededor de ellas, y las algas comenzaron a mecerse alegremente con la corriente.

“¡Lo lograste!”, gritó Daniela, llena de alegría. “El mar está feliz de nuevo”. Lira sonrió y, antes de que pudieran darse cuenta, las sirenas comenzaron a aparecer de todas partes, danzando y cantando. “¿Quieren unirse a la fiesta?”, preguntó Lira, haciendo un gesto para que las niñas se unieran.

Y así, Daniela y Sofía se unieron a la celebración. Bailaron con las sirenas, nadaron con los delfines y jugaron con los peces. Fue un día lleno de risas, música y alegría. Cada momento en el reino del mar se sentía como un sueño, pero pronto fue momento de regresar a casa.

“Nos vamos”, dijo Lira mientras las acompañaba de vuelta a la superficie. “Recuerden, siempre que necesiten ayuda, el mar estará aquí para ustedes, y yo seré su amiga para siempre”. Ambas hermanas prometieron no olvidar su aventura y a Lira, la sirena.

Al volver a la playa, Daniela y Sofía sintieron que el aire fresco y la brisa del mar las abrazaban. “¿No fue increíble?”, preguntó Sofía, sonriendo de oreja a oreja. “Sí, y toda la diversión comenzó por seguir un canto”, respondió Daniela, mirando al océano, que ahora parecía brillar aún más.

“Siempre habrá magia en el mar”, dijo Sofía, con los ojos llenos de estrellas. Daniela asintió y tomó la mano de su hermana. A partir de ese día, cada vez que escuchaban una melodía suave en la playa, sabían que Lira y el Mar de la Eternidad estaban allí, protegiendo sus secretos y llenando el mundo de fantasía.

Y así, aprendieron que la amistad y la aventura podían encontrarse en los lugares más inesperados, siempre que uno esté dispuesto a escuchar el canto del corazón. Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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