Cuentos de Fantasía

El Ómnibus de las Sombras

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 7 minutos

Español

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Era una noche oscura y silenciosa en un pequeño pueblo, donde las calles permanecían casi vacías y las luces de las farolas parpadeaban débilmente. Juan Gutiérrez, un vendedor de artículos para el hogar, se encontraba esperando en una avenida solitaria el ómnibus que lo llevaría de regreso a su hogar. Cansado después de un largo día de trabajo, Juan solo pensaba en descansar durante el viaje.

Finalmente, el ómnibus apareció al final de la avenida, deslumbrante y casi irreal. Con un letrero luminoso que anunciaba «Asunción – Directo», el vehículo se detuvo frente a Juan. Al subir, notó algo inusual en el aire, como un olor a tierra húmeda y a algo más que no podía identificar. Decidió no darle importancia y se acomodó en su asiento, casi al frente, junto a una joven con auriculares.

El viaje comenzó tranquilamente, con el suave murmullo de conversaciones y el ronroneo del motor del ómnibus. Juan, con los ojos pesados por el sueño, se dispuso a descansar. Sin embargo, su tranquilidad fue interrumpida por un grito desgarrador que resonó en el vehículo. Sobresaltado, golpeó su cabeza contra el maletero y observó a su alrededor. Todo parecía normal, excepto por una extraña neblina que se formaba alrededor de las luces, creando un ambiente inquietante.

Confundido y con un corte en la frente, Juan se dirigió al baño para limpiarse. En el camino, notó rostros adormilados y una tensión inexplicable en el aire. El guarda, con una voz metálica y una mirada inquietante, le ofreció ayuda con un botiquín. Algo en la actitud del guarda y la atmósfera del ómnibus hizo que Juan se sintiera cada vez más nervioso.

De regreso a su asiento, intentó calmarse y cerró los ojos, pero una sensación de inquietud lo invadía. Algo no estaba bien. La neblina se espesaba y los murmullos aumentaban en volumen, transformándose en gritos y alaridos que parecían salir de otro mundo. Intentó abrir la puerta del baño, pero estaba atascada. El ómnibus se balanceaba violentamente, y Juan comenzó a golpear la puerta en un intento desesperado por escapar.

Cuando finalmente la puerta se abrió, el guarda estaba allí, con los ojos cerrados y una sonrisa maliciosa. «Solo esquivamos un hoyo en el camino», dijo, pero Juan sabía que algo más siniestro estaba sucediendo. Al volver a su asiento, todo parecía haber vuelto a la normalidad, pero una sensación de terror lo invadía.

De pronto, una revelación lo sacudió: todos los pasajeros, excepto él, eran criaturas de otro mundo, con ojos brillantes y sonrisas siniestras. El guarda, con un puñal extraño en mano, se acercó a él, susurrando palabras incomprensibles. Juan se encontró paralizado, incapaz de moverse o gritar, mientras las criaturas se abalanzaban sobre él.

Lo que siguió fue una pesadilla de sangre, gritos y lenguas extrañas. Juan se encontraba en el centro de un ritual oscuro, rodeado por seres que no eran humanos. En su desesperación, gritó pidiendo ayuda, pero solo el silencio respondió.

De repente, todo se calmó. El ómnibus se detuvo y Juan fue expulsado a la calle, donde la luz del sol y el ruido de la ciudad lo rodearon. Confundido y aterrado, fue llevado al hospital, donde le diagnosticaron cansancio y estrés. Regresó a casa, tratando de convencerse de que todo había sido un sueño.

Sin embargo, la realidad se reveló de la forma más macabra. Al despertar al día siguiente, encontró a su esposa muerta y disecada a su lado. Algo en él había cambiado; ahora era parte de ese mundo oscuro y sediento de sangre. Con una nueva y terrible existencia, Juan se convirtió en un cazador nocturno, alimentándose de sangre y terror, atrapado entre la vida y la muerte.

La historia de Juan Gutiérrez se convirtió en una leyenda urbana, un cuento de advertencia sobre los peligros que acechan en las sombras. En las noches oscuras, algunos juran ver un ómnibus brillante recorriendo las calles, buscando su próxima víctima, mientras Juan sigue vagando, atrapado en su eterna condena.

A medida que pasaban los días, Juan se encontraba cada vez más atrapado en su nueva realidad. Durante el día, mantenía su apariencia de normalidad, trabajando y socializando como siempre lo había hecho. Sin embargo, por las noches, se transformaba en un ser de las sombras, impulsado por un hambre insaciable que no podía controlar.

En una de esas noches, mientras recorría las calles en busca de su próxima presa, Juan se detuvo frente a una antigua librería. Algo en el escaparate llamó su atención: un libro antiguo con un título que parecía susurrarle, «Guardianes de la Noche». Movido por la curiosidad, entró en la librería y compró el libro.

Al llegar a casa, Juan comenzó a leer. El libro relataba la historia de una antigua orden de guardianes que protegían a los humanos de criaturas de la oscuridad, como las que había encontrado en el ómnibus. Estos guardianes poseían conocimientos y habilidades especiales para luchar contra las fuerzas oscuras. Juan sintió una chispa de esperanza. Quizás, pensó, había una forma de redimirse, de luchar contra la maldición que lo había atrapado.

Decidido a buscar respuestas, Juan se propuso encontrar a los descendientes de esos guardianes. Sus noches ya no estaban dedicadas solo a la caza, sino también a la búsqueda de información y pistas sobre la existencia de los guardianes. En sus investigaciones, conoció a otros como él, seres atrapados entre dos mundos, algunos resignados a su destino, otros luchando por encontrar una salida.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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