Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Luz, un niño llamado Yerick Murillo. Él era un chico curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Con su cabello oscuro y ojos brillantes, tenía una mirada que reflejaba la emoción y la magia que encontraba en cada rincón de su querido pueblo.
Villa Luz era conocido por su encantadora celebración de Navidad. Cada año, el pueblo entero se transformaba en un lugar de ensueño con luces parpadeantes, adornos coloridos y un gran árbol de Navidad en la plaza central. Pero lo que realmente hacía especial a Villa Luz era una antigua tradición que se remontaba a muchas generaciones: la Iluminación Mágica.
La Iluminación Mágica era un evento que sucedía solo una vez al año, la noche antes de Navidad. Durante esa noche, las luces del pueblo no solo brillaban, sino que parecían cobrar vida, bailando y cambiando de color en un espectáculo maravilloso. Nadie sabía exactamente cómo ocurría, pero todos en Villa Luz esperaban con ansias esa noche mágica.
Yerick, como todos los años, estaba emocionado por la Iluminación Mágica. Sin embargo, este año era diferente. Había algo en el aire, una sensación de misterio que no podía ignorar. Decidido a descubrir el secreto detrás de la magia, Yerick comenzó a investigar.
Pasó días hablando con los ancianos del pueblo, quienes le contaron historias antiguas sobre cómo la Iluminación Mágica había comenzado. Según una leyenda, hace muchos años, un grupo de elfos mágicos había visitado el pueblo y, agradecidos por la hospitalidad de los aldeanos, les habían regalado la Iluminación Mágica como un símbolo de su gratitud. Sin embargo, con el tiempo, los elfos habían desaparecido y la magia continuaba sin explicación.
Intrigado por estas historias, Yerick decidió explorar los alrededores del pueblo en busca de pistas. Una tarde, mientras caminaba por el bosque cercano, encontró un viejo mapa escondido en un tronco hueco. El mapa mostraba un camino secreto que conducía a un lugar llamado El Valle de las Luces.
Con el corazón latiendo de emoción, Yerick siguió el mapa hasta el Valle de las Luces. Al llegar, quedó maravillado por lo que vio: un valle lleno de pequeñas luces flotantes que brillaban como estrellas en la tierra. En el centro del valle, había una fuente de la que emanaba una luz brillante y cálida.
Mientras observaba, una figura apareció junto a la fuente. Era un elfo, tal como los describían las leyendas. El elfo, con ojos centelleantes y una sonrisa amable, se presentó como Elorian.
«Bienvenido, Yerick,» dijo Elorian con una voz suave y melodiosa. «He estado esperándote.»
Sorprendido, Yerick preguntó: «¿Cómo sabes mi nombre?»
«Nosotros, los elfos, hemos estado observando a los habitantes de Villa Luz durante muchos años,» explicó Elorian. «Sabemos que eres un niño especial, lleno de curiosidad y bondad. Has llegado aquí porque estás destinado a conocer el secreto de la Iluminación Mágica.»
Con gran interés, Yerick escuchó mientras Elorian le contaba la historia de la Iluminación Mágica. Los elfos, guardianes de la luz mágica, habían otorgado el don a Villa Luz como muestra de gratitud. Cada año, durante la noche antes de Navidad, los elfos visitaban el pueblo en secreto para infundir las luces con su magia, creando el maravilloso espectáculo que todos disfrutaban.
«Pero este año es especial,» continuó Elorian. «Necesitamos tu ayuda, Yerick. La fuente de nuestra magia está debilitándose y necesitamos que alguien con un corazón puro y valiente nos ayude a restaurarla.»
Yerick, decidido a ayudar, preguntó: «¿Qué debo hacer?»
Elorian le entregó un pequeño frasco de cristal lleno de un líquido luminoso. «Este frasco contiene la esencia de la luz. Debes llevarlo de vuelta a Villa Luz y verterlo en la base del gran árbol de Navidad. Esto revitalizará la magia y asegurará que la Iluminación Mágica continúe.»
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.