En un rincón escondido del mundo, donde lo imposible se entrelaza con lo cotidiano, vivía una niña llamada Liliana. Desde muy temprana edad, Liliana soñaba con tocar el violín. No cualquier violín, sino uno que pudiera traducir sus más profundos sentimientos y emociones en melodías que tocaran el alma de quien las escuchara.
Liliana creció en una familia donde la música era una compañera constante, pero nunca central. Su madre, una mujer práctica y de pies en la tierra, creía firmemente en la importancia de las habilidades tangibles, aquellas que aseguran un futuro estable. Para ella, la música, especialmente el deseo de su hija de dedicarse al violín, era poco más que un pasatiempo.
Sin embargo, Liliana sentía dentro de sí una llamada imposible de ignorar. Cada nota que imaginaba era como un susurro del destino, recordándole que su pasión por el violín era algo más que un simple deseo; era su propósito.
Un día, mientras exploraba el ático de su casa, Liliana encontró un antiguo violín. Este no era un instrumento ordinario; estaba tallado en madera de los árboles del Bosque Encantado y decorado con patrones que parecían moverse bajo la luz de la luna. Al tocarlo por primera vez, Liliana supo que este violín era especial. Emitió una luz suave, y cada cuerda vibraba con una energía que ella nunca había sentido.
Dedicada a demostrar su valor y a compartir la magia de su música, Liliana decidió emprender un viaje al corazón del Bosque Encantado, un lugar lleno de misterios y seres de otro mundo, para aprender el verdadero poder de su violín mágico.
El bosque, consciente de la pureza y determinación en el corazón de Liliana, le reveló sus secretos. Cada criatura, desde los diminutos hadas hasta los majestuosos unicornios, se congregaba para escucharla tocar. Liliana, con cada nota, no solo liberaba sus emociones sino que también traía armonía al bosque, curando heridas antiguas y restaurando el equilibrio perdido.
Pero el desafío más grande de Liliana aún estaba por venir. La noticia de su música llegó a los oídos de la Reina de las Sombras, un ser que había jurado silenciar toda la música en el mundo, temiendo que la alegría y la esperanza que esta traía pudieran amenazar su reinado de oscuridad.
Liliana, armada solo con su violín y la pureza de su corazón, se enfrentó a la Reina de las Sombras. La batalla no fue de espadas o magia, sino de melodías. La música de Liliana, llena de luz y esperanza, chocó contra las sombras, dispersándolas y revelando la verdad oculta: la Reina de las Sombras, en su núcleo, era una criatura herida, temerosa de ser olvidada.
La última nota de Liliana, una melodía de perdón y comprensión, liberó a la Reina de su propio miedo, transformándola de nuevo en la Guardiana de la Noche, protectora de sueños y secretos nocturnos.
Al regresar a casa, Liliana no solo había demostrado su increíble habilidad con el violín, sino también la profundidad de su carácter. Su madre, al presenciar el cambio en el mundo provocado por la música de su hija, reconoció finalmente que Liliana era, de hecho, única y capaz de lograr lo imposible.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.