En tiempos antiguos y en un reino encantado, vivía la princesa Elara, quien se había cansado de la antigua tradición de besar sapos para encontrar a su príncipe encantado. Desde muy joven, Elara había sido instruida en las costumbres de la realeza, que incluían lecciones sobre cómo ser una gobernante justa y compasiva, y también, curiosamente, sobre cómo liberar a príncipes de hechizos mediante un beso de amor verdadero. Sin embargo, a medida que crecía, Elara comenzó a cuestionar estas tradiciones, preguntándose si realmente necesitaba seguir este camino para encontrar la felicidad o para cumplir con su destino.
Un día, mientras caminaba por los jardines del castillo, reflexionando sobre su futuro, un sapo apareció en su camino. Este sapo, al igual que muchos antes, se presentó como un príncipe encantado, maldito por una bruja malvada y condenado a vivir en esa forma hasta que una princesa le diera un beso de amor verdadero.
«Princesa Elara, soy el príncipe Alden, y solo tú puedes romper este hechizo que me aprisiona,» dijo el sapo con una voz que temblaba de esperanza.
Elara lo miró, su corazón lleno de compasión pero también de resolución. «Príncipe Alden, he decidido buscar una nueva forma de romper hechizos, una que no requiera de besos. Creo que hay más en nuestro destino que seguir ciegamente las tradiciones.»
El sapo, sorprendido pero intrigado, aceptó la propuesta de Elara. Juntos, se embarcaron en un viaje para encontrar otra manera de liberar a Alden de su maldición. Viajaron por bosques encantados, cruzaron ríos de aguas cristalinas y escalaron montañas cubiertas de nieve, enfrentándose a desafíos que ponían a prueba su valor y su ingenio.
Durante su aventura, Elara y Alden encontraron a seres mágicos que les ofrecieron su sabiduría y ayuda. Una anciana les habló de un lago cuyas aguas tenían el poder de revelar y fortalecer el verdadero ser de quien se sumergiera en ellas. Sin embargo, llegar al lago sería una prueba en sí misma, pues se encontraba en una isla protegida por un dragón feroz.
Con determinación, Elara y Alden continuaron su viaje, guiados por las estrellas y por los consejos de aquellos que encontraban en su camino. Cuando finalmente llegaron a la isla, se encontraron cara a cara con el dragón, cuyos ojos ardían como brasas en la noche.
«¿Por qué debería permitirles pasar?» Rugió el dragón, su voz retumbando como el trueno.
«Porque creo que hay más valor en buscar nuevas soluciones que en seguir ciegamente lo que se nos ha dicho que hagamos,» respondió Elara con firmeza, sin retroceder.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.