En el pintoresco Bosque de las Risas, donde los árboles danzaban al son de los pájaros y las flores sonreían al sol, vivían dos inseparables amigas: Clara, conocida por su alegría contagiosa y pelo rubio corto, y Lady, aventurera de rizos marrones y un vestido azul que siempre llevaba su mochila de exploradora.
Un día soleado, decidieron ir de caza, pero no de una caza cualquiera. No, ellas cazaban fotografías de los animales más raros y hermosos del bosque para su colección de «Maravillas del Bosque». Y para esta tarea, contaban con la ayuda de Kiara, una gata gris astuta con un talento especial para rastrear animales sin ser vista.
Mientras se adentraban más en el bosque, Kiara se adelantó, moviéndose con la gracia de una sombra. De pronto, se detuvo. Delante de ella, entre los arbustos, descubrió a Suri, un tigre con un pelaje naranja brillante y una sonrisa que podría iluminar todo el bosque. Suri, a diferencia de otros tigres, amaba la compañía y detestaba la idea de ser cazado, aunque fuera con una cámara.
«Ssshh, Kiara, ¿verdad?» susurró Suri con una voz ronroneante. «Escondete entre mis rayas; tus dueñas podrían cazarte con sus cámaras.»
Kiara, siempre lista para una travesura, aceptó encantada y se acurrucó entre las rayas de Suri, casi desapareciendo a la vista. Cuando Clara y Lady llegaron, sus ojos se abrieron de par en par al ver al magnífico tigre posando ante ellas.
«¡Wow, mira, Lady! ¡Es el tigre sonriente de las leyendas del bosque!» exclamó Clara, sacando su cámara.
«Es perfecto para nuestra colección,» dijo Lady, ajustando el enfoque.
Dispararon sus cámaras, y Suri posó como un profesional, cambiando de poses con cada clic. Mientras tanto, Kiara observaba desde su escondite secreto, conteniendo la risa.
Después de unos minutos, Suri se giró y con un guiño a Kiara, dijo: «Creo que tengo algo especial para ustedes.»
Con un movimiento ágil, el tigre se alejó saltando ligeramente, y Kiara saltó desde su escondite. Clara y Lady quedaron boquiabiertas al darse cuenta de que la gata había estado allí todo el tiempo.
«¡Kiara! ¿Estabas ayudando a Suri a esconderse?» Lady no podía creerlo.
«Me temo que sí,» ronroneó Kiara con una chispa traviesa en sus ojos. «¿Pero no es más divertido así? Un poco de misterio siempre añade sabor a nuestras aventuras.»
Clara y Lady no pudieron evitar reírse. «Supongo que tienes razón, Kiara. Esta será una historia genial para contar,» dijo Clara, mientras seguían a un Suri sonriente que les mostraba el camino a un claro secreto lleno de flores que bailaban realmente.
Pasaron el día tomando fotos, riendo y jugando con Suri y Kiara en el claro, olvidándose de la «caza» y disfrutando simplemente de la compañía y las maravillas del Bosque de las Risas.
Al volver a casa, con las tarjetas de memoria llenas y los corazones aún más, Clara y Lady sabían que esta aventura sería recordada no solo por las fotos, sino por las risas compartidas y las amistades inesperadas.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.