En un pequeño y alegre pueblo llamado Velamazan vivía una familia muy especial. Eric y Emilia eran dos hermanos llenos de energía y curiosidad. Sus padres, David y Patri, eran conocidos en el pueblo por ser los mejores agricultores, siempre con una sonrisa en el rostro. Su hogar era un lugar muy especial, lleno de vida y risas, rodeado de campos donde cultivaban las mejores patatas y zanahorias de la región.
Un día soleado, Eric y Emilia se despertaron con una emocionante sorpresa. David y Patri les habían preparado un desayuno especial y les dijeron que ese día sería diferente. «¡Hoy es el Gran Día de los Tractores!» exclamó David, mientras Patri asentía con entusiasmo. Los niños saltaron de alegría, ya que el Gran Día de los Tractores era una celebración anual en Velamazan, donde todos los tractores del pueblo se reunían para competir en divertidas carreras y actividades.
Después de desayunar, la familia se dirigió al campo. Eric y Emilia estaban fascinados al ver los diez tractores brillando bajo el sol. Cada uno tenía un color diferente: rojo, azul, verde, amarillo y muchos más. David y Patri habían trabajado duro para asegurarse de que todos los tractores estuvieran en perfectas condiciones para el gran evento.
Primero, organizaron una carrera de tractores. Eric y Emilia se subieron a uno de los tractores pequeños, mientras David y Patri tomaron los más grandes. «¡En sus marcas, listos, fuera!» gritó Patri, y los tractores arrancaron con un rugido. Los niños reían a carcajadas mientras intentaban adelantar a sus padres, quienes hacían bromas y simulaban ser más lentos para que los niños pudieran ganar.
Después de la carrera, fue el turno de la competencia de decoración de tractores. Cada familia del pueblo decoró su tractor con flores, globos y cintas. Eric y Emilia decidieron decorar su tractor con zanahorias y patatas, como un homenaje a su cosecha. Patri les ayudó a colocar cada verdura en su lugar, mientras David hacía reír a todos con sus chistes sobre zanahorias bailarinas y patatas que cantaban.
La decoración de tractores fue seguida por un pícnic gigante en el campo. Todos los vecinos de Velamazan trajeron deliciosas comidas, y la familia de Eric y Emilia no fue la excepción. Patri había preparado una ensalada de patatas especial, y David había horneado pan de zanahoria que olía de maravilla. Los niños corrían de un lado a otro, compartiendo comida y risas con sus amigos.
Al atardecer, cuando el sol comenzaba a ponerse y el cielo se teñía de colores naranjas y rosados, llegó el momento más esperado: el espectáculo de luces de los tractores. Cada tractor estaba equipado con luces de colores que parpadeaban y creaban figuras en el aire. Eric y Emilia se sentaron en la colina, abrazados por sus padres, maravillados por el espectáculo de luces que iluminaba el cielo nocturno.
El Gran Día de los Tractores terminó con una gran fogata donde todos se reunieron a contar historias y cantar canciones. David tocó su guitarra y todos cantaron al ritmo de su música. Eric y Emilia, exhaustos pero felices, se quedaron dormidos en los brazos de sus padres, soñando con los tractores y las aventuras del día.
La familia volvió a casa bajo el manto de las estrellas, agradecidos por el día maravilloso que habían compartido. Eric y Emilia se acostaron, y antes de quedarse completamente dormidos, Emilia susurró: «¿Podemos hacerlo otra vez el próximo año?». Patri sonrió y besó a sus hijos en la frente. «Claro que sí, cariño. Cada año será mejor que el anterior».
Y así, la familia de Velamazan vivió felizmente, esperando con ansias el próximo Gran Día de los Tractores, un día lleno de risas, amor y diversión en su querido pueblo.
Fin.
Cuentos cortos que te pueden gustar
La panza grande de mi mamá
La Gran Aventura de Stan, Kyle, Cartman y Kenny en Thneedville
Aventuras en el Bosque de las Risas
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.