Cuentos de Humor

La Gran Travesura en el Parque

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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En la ciudad de Risas Eternas, un lugar donde las carcajadas resonaban en cada esquina, vivían cuatro amigos inseparables: Emmanuel, Alexa, Pablo y Domenica. Cada uno de ellos tenía una habilidad especial para hacer reír a los demás y juntos formaban el equipo perfecto para cualquier travesura. Emmanuel, con su cabello rizado y gafas, siempre tenía un plan ingenioso; Alexa, con sus trenzas y sonrisa pícara, era la experta en bromas; Pablo, el más fuerte y robusto, tenía un don para los chistes físicos; y Domenica, con su cabello largo y liso, siempre encontraba la manera de sacar una carcajada con sus ocurrencias.

Un día soleado, los amigos decidieron pasar la tarde en el parque. Era un parque enorme, con un tobogán gigante, columpios que casi tocaban el cielo y un lago lleno de patos que siempre parecían estar riendo. Al llegar, notaron algo peculiar: había un grupo de adultos muy serios practicando yoga en medio del césped.

«¡Esto es un desafío perfecto para nosotros!» exclamó Alexa, observando a los adultos tratar de mantener el equilibrio en poses imposibles.

Emmanuel ajustó sus gafas y sonrió. «Tengo una idea. ¿Qué tal si les damos una pequeña sorpresa?»

Los otros tres amigos rieron y se acercaron para escuchar el plan de Emmanuel. La idea era simple pero brillante: colocarían cojines de quienope (una planta conocida por provocar cosquillas) bajo las esterillas de yoga. Sin que los adultos lo supieran, empezarían a sentir unas cosquillas incontrolables.

Con mucho cuidado, los amigos comenzaron a colocar los cojines de quienope bajo las esterillas mientras los adultos estaban concentrados en sus ejercicios de respiración. Pablo casi soltó una carcajada cuando accidentalmente rozó un cojín y sintió las cosquillas en su mano, pero logró contenerse.

Cuando todo estuvo listo, los amigos se escondieron detrás de un árbol grande y esperaron. No pasó mucho tiempo antes de que el primer adulto comenzara a reírse. Pronto, el grupo entero estaba en un mar de risas, incapaces de mantener sus poses de yoga. Los amigos se reían tanto que también terminaron rodando por el suelo.

«¡Misión cumplida!» gritó Domenica entre risas. «¡Esto es lo mejor que hemos hecho!»

Después de que los adultos se marcharon riendo, los amigos decidieron explorar más del parque. En su recorrido, encontraron una cabina fotográfica antigua. Alexa, siempre dispuesta a hacer algo divertido, sugirió que todos se tomaran fotos haciendo caras graciosas.

Se apretaron en la cabina, que estaba un poco estrecha para los cuatro, y empezaron a hacer las caras más ridículas que podían imaginar. Emmanuel se puso bizco, Alexa sacó la lengua, Pablo infló las mejillas y Domenica hizo una mueca tan extraña que todos estallaron en carcajadas justo cuando el flash de la cámara se disparó.

Al salir de la cabina, vieron las tiras de fotos y no podían parar de reír. «¡Tenemos que guardar esto como recuerdo!» dijo Pablo, todavía riéndose.

Mientras seguían caminando, encontraron una fuente que lanzaba chorros de agua en diferentes direcciones. Alexa, con su actitud traviesa, sugirió que corrieran entre los chorros de agua sin mojarse. Era un desafío difícil, pero los amigos aceptaron encantados.

Emmanuel, siendo el más estratégico, propuso un plan: «Iremos de uno en uno. Observaremos el patrón de los chorros y luego correremos en el momento justo.»

Primero fue Alexa, quien, con su agilidad, casi logró atravesar sin mojarse, pero un chorro inesperado la alcanzó justo al final. Luego fue el turno de Pablo, que corrió tan rápido que pareció esquivar todos los chorros, excepto el último que le empapó de pies a cabeza. Domenica intentó una táctica diferente, pero terminó igual de empapada que los demás.

Finalmente, Emmanuel, con su enfoque meticuloso, logró llegar al otro lado sin una gota de agua. «¡Lo logré!» gritó triunfante, pero justo en ese momento, un chorro enorme salió de la fuente y lo mojó completamente. Todos se rieron hasta que les dolió el estómago.

Después de secarse al sol, encontraron una tirolesa que atravesaba el parque. Domenica, siempre buscando una nueva emoción, sugirió que la usaran para hacer carreras. La idea era que dos de ellos se lanzaran al mismo tiempo y el primero en llegar al otro lado ganaría.

Emmanuel y Alexa fueron los primeros en competir. Se colocaron en la plataforma, listos para lanzarse. «A la de tres,» dijo Pablo, quien hacía de juez. «Uno, dos, ¡tres!»

Ambos se lanzaron y volaron por el aire, riendo y gritando de emoción. La carrera fue muy reñida, pero Alexa logró ganar por poco. «¡Gané!» gritó mientras aterrizaba en la otra plataforma.

Luego fue el turno de Pablo y Domenica. Esta vez, la competencia fue aún más intensa. Ambos amigos se lanzaron casi al mismo tiempo, y el público, compuesto por Emmanuel y Alexa, animaba con entusiasmo. Al final, Domenica ganó por una nariz.

Después de un día lleno de risas y aventuras, los amigos se reunieron en una colina del parque para ver la puesta de sol. «Hoy ha sido un día increíble,» dijo Alexa, suspirando de felicidad.

«Definitivamente,» coincidió Emmanuel. «No hay nada mejor que pasar el día con amigos haciendo travesuras.»

Pablo, siempre el bromista, añadió: «¿Y quién sabe qué aventuras nos esperan mañana?»

Domenica sonrió y dijo: «Lo que sea, seguro que será divertido si estamos juntos.»

Con esa nota, los amigos se quedaron en la colina, disfrutando de la compañía mutua y del hermoso atardecer. Sabían que, sin importar lo que el futuro les deparara, siempre encontrarían una manera de reír y divertirse juntos.

Así terminó otro día perfecto en la ciudad de Risas Eternas, pero para Emmanuel, Alexa, Pablo y Domenica, era solo el comienzo de muchas más aventuras y travesuras por venir.

Fin

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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