Cuentos para Colorear de Viajes Espaciales

El Portal Mágico

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En un tranquilo pueblo llamado Verdevalle, vivían tres niños muy especiales: Ana, Lucas y Zoe. Ana era una niña con cabello largo y brillante, siempre usando vestidos coloridos que reflejaban su personalidad alegre. Lucas era un niño con cabello corto y desordenado, siempre dispuesto a explorar y descubrir cosas nuevas. Zoe, con su cabello rizado y su eterna sonrisa, era la más aventurera del grupo, siempre buscando nuevas aventuras en sus overoles azules.

Un día, mientras exploraban el bosque cercano a su pueblo, los tres amigos tropezaron con algo increíble. Allí, en medio de los árboles, encontraron un antiguo portal de piedra cubierto de enredaderas y símbolos misteriosos. El portal emitía un suave brillo azul que les llamaba la atención.

—¿Qué crees que es? —preguntó Lucas, mirando el portal con curiosidad.

—No lo sé, pero parece mágico —respondió Ana, acercándose con cautela.

Zoe, sin poder contener su emoción, dijo: —¡Vamos a averiguarlo!

Los tres niños se tomaron de las manos y, con un paso decidido, cruzaron el umbral del portal. En un abrir y cerrar de ojos, se encontraron en un lugar completamente diferente. Habían llegado a un reino fantástico, lleno de criaturas mágicas y paisajes asombrosos.

El reino estaba en problemas. Los habitantes les contaron que un malvado hechicero había robado el Cristal de la Paz, un objeto mágico que mantenía la armonía en el reino. Sin él, todo se estaba desmoronando y los habitantes vivían en constante temor.

Ana, Lucas y Zoe decidieron ayudar. Sabían que no sería fácil, pero estaban decididos a devolver la paz a ese maravilloso lugar. Su primera tarea era encontrar pistas sobre el paradero del hechicero y el Cristal de la Paz.

Caminaron durante horas hasta llegar a un claro en el bosque, donde encontraron una anciana hada llamada Serafina. Ella les dijo que para encontrar al hechicero, primero debían pasar tres pruebas mágicas. Cada prueba pondría a prueba su valor, inteligencia y trabajo en equipo.

La primera prueba los llevó a un río de aguas cristalinas, pero sin puente para cruzarlo. Zoe, siempre la ingeniosa, sugirió usar las grandes hojas de los nenúfares como balsas. Con mucho cuidado y coordinación, lograron cruzar el río sin mojarse.

La segunda prueba los llevó a una cueva oscura llena de laberintos. Lucas, con su sentido de la orientación, lideró el camino, pero cuando se perdían, Ana utilizaba su intuición para guiarlos. Trabajando juntos, lograron encontrar la salida y, en el proceso, descubrieron un mapa antiguo que indicaba la ubicación del hechicero.

La tercera y última prueba fue la más difícil. Tenían que resolver un enigma que les presentó un sabio dragón. El enigma decía: «Solo con el corazón abierto y la mente clara, podrán ver lo que no está allí». Después de mucho pensar, Ana se dio cuenta de que debían cerrar los ojos y confiar en su intuición. Al hacerlo, una luz mágica apareció, revelando el camino hacia el castillo del hechicero.

Armados con valor y el mapa, se dirigieron al castillo. Allí, enfrentaron al hechicero. Usando las lecciones que aprendieron durante las pruebas, lograron desarmar al hechicero y recuperar el Cristal de la Paz. Ana usó su bondad para hablar con el hechicero y convencerlo de que cambiara su camino. El hechicero, tocado por sus palabras, decidió devolver el Cristal y trabajar para reparar el daño que había causado.

Con el Cristal de la Paz de vuelta en su lugar, el reino comenzó a florecer nuevamente. Los habitantes celebraron a los tres amigos como héroes y les agradecieron por su valentía y bondad.

Finalmente, Ana, Lucas y Zoe regresaron a través del portal a su tranquilo pueblo de Verdevalle, sabiendo que siempre recordarían las increíbles aventuras que vivieron y las lecciones que aprendieron sobre el trabajo en equipo y la importancia de la bondad.

Y así, el bosque y el portal mágico siguieron siendo un lugar especial, esperando la próxima aventura de aquellos con corazones valientes y mentes abiertas.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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