Cuentos de Princesas

Emily y Edilia en el Reino Mágico

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo, una niña de seis años llamada Emily. Emily tenía el cabello castaño y una sonrisa brillante que iluminaba el día de todos los que la conocían. Le encantaba pintar, jugar, bailar, y sobre todo, ver películas de princesas. Siempre soñaba con ser una princesa algún día y vivir en un hermoso castillo.

Un día, mientras Emily estaba en su jardín pintando un cuadro de flores y mariposas, algo mágico sucedió. De repente, una luz brillante apareció entre los arbustos y una pequeña figura comenzó a acercarse. Era una hada con alas resplandecientes y una tiara en su cabeza. La hada se llamaba Edilia y venía del Reino Mágico, un lugar lleno de maravillas y aventuras.

—Hola, Emily —dijo Edilia con una voz suave y melodiosa—. Soy Edilia, la princesa hada del Reino Mágico. He venido porque escuché que te encanta pintar y soñar con ser una princesa. ¿Te gustaría venir conmigo y vivir una aventura?

Emily, con los ojos muy abiertos de asombro y alegría, asintió rápidamente con la cabeza. ¡No podía creer que una verdadera princesa hada la estuviera invitando a una aventura! Edilia extendió su mano y, en un instante, las dos desaparecieron en un destello de luz.

Cuando Emily abrió los ojos, se encontró en un lugar increíble. Estaban en el Reino Mágico, rodeadas de flores gigantes de colores brillantes, mariposas que brillaban como estrellas y un gran castillo en el horizonte. Emily no podía dejar de sonreír mientras exploraban este maravilloso lugar.

Edilia llevó a Emily a conocer el castillo. Era más hermoso de lo que Emily había imaginado, con torres altas, banderas ondeando al viento y jardines llenos de flores perfumadas. Dentro del castillo, había habitaciones llenas de juguetes, libros y pinturas. Emily se sentía como en un sueño hecho realidad.

—Aquí puedes pintar todo lo que quieras —le dijo Edilia—. Y también podemos jugar y bailar. ¡El Reino Mágico es un lugar donde los sueños se hacen realidad!

Emily pasó los días pintando hermosos paisajes, jugando en los jardines y bailando con Edilia y otras hadas del reino. Pero una tarde, mientras paseaban por el bosque encantado, escucharon un ruido extraño. Era un grupo de duendes traviesos que habían perdido su camino y estaban causando problemas en el reino.

—Tenemos que ayudar a los duendes a encontrar su camino de vuelta —dijo Edilia—. Pero el bosque es muy grande y pueden estar en cualquier parte.

Emily pensó por un momento y luego tuvo una idea. Sacó sus pinceles y pinturas mágicas que Edilia le había dado y comenzó a pintar un gran mapa del bosque. Pintó cada árbol, cada sendero y cada rincón del bosque con gran detalle. Cuando terminó, el mapa brillaba con una luz mágica.

—¡Este mapa nos guiará! —dijo Emily emocionada.

Siguiendo el mapa, Emily y Edilia recorrieron el bosque hasta encontrar a los duendes. Los duendes estaban muy asustados y no sabían cómo regresar a su hogar. Emily les mostró el mapa y, juntos, comenzaron a seguir el camino de regreso. Durante el viaje, Emily y Edilia contaron historias y cantaron canciones para mantener a los duendes tranquilos y felices.

Después de una larga caminata, finalmente llegaron al hogar de los duendes. Los duendes estaban muy agradecidos y prometieron no volver a causar problemas. Para mostrar su gratitud, organizaron una gran fiesta en honor a Emily y Edilia. Había música, juegos y mucha diversión.

Emily nunca había estado tan feliz. No solo había vivido una gran aventura, sino que también había ayudado a otros. Al final de la fiesta, Edilia llevó a Emily de regreso al castillo. Allí, Emily recibió un regalo especial: una corona de princesa hecha de flores y estrellas brillantes.

—Eres una verdadera princesa, Emily —dijo Edilia con una sonrisa—. No solo por tu corona, sino por tu valentía y bondad.

Emily se sintió muy orgullosa y agradecida. Sabía que siempre llevaría consigo los recuerdos de su increíble aventura en el Reino Mágico.

Finalmente, llegó el momento de regresar a casa. Edilia llevó a Emily de vuelta a su jardín. Antes de despedirse, Edilia le dio a Emily un pincel mágico.

—Con este pincel, siempre podrás pintar tus sueños y hacerlos realidad —dijo Edilia—. Y recuerda, siempre estaré contigo, en tu corazón.

Emily abrazó a Edilia y le prometió que seguiría pintando y soñando. Con un destello de luz, Edilia desapareció, pero Emily sabía que su amiga siempre estaría cerca.

Desde ese día, Emily continuó pintando hermosos cuadros y contando historias de sus aventuras en el Reino Mágico. Y aunque volvía a ser una niña normal, en su corazón siempre sería una princesa valiente y amable.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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