Cuentos de Terror

El Misterio de los Matones

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En el pequeño pueblo de Villamisterio, donde las casas eran viejas y las calles siempre parecían envueltas en una niebla permanente, vivían tres chicos conocidos por todos por ser los matones del barrio. Spike, Fredy y Chase formaban una banda temida por todos los niños de la escuela. Spike, el líder, tenía una expresión siempre dura, su cabello oscuro y su chaqueta de cuero lo hacían ver más amenazador. Fredy, alto y delgado, solía mirar con desprecio a todos a su alrededor, mientras que Chase, el más bajo del grupo, siempre tenía una sonrisa traviesa en el rostro.

La banda de matones se había ganado su reputación intimidando y abusando de los chicos más pequeños. Todos en la escuela sabían que era mejor evitarlos, especialmente después de anochecer. Sin embargo, a pesar de su fama, había algo en la ciudad que Spike, Fredy y Chase no conocían: el misterioso parque de juegos abandonado.

El parque, que una vez fue un lugar de risas y diversión, ahora estaba en ruinas. Los columpios rotos se mecían con el viento, y las malas hierbas habían crecido alrededor de los toboganes oxidados. Nadie se atrevía a entrar allí, especialmente después de las historias que contaban los ancianos del lugar. Decían que el parque estaba maldito, que aquellos que se atrevían a entrar no salían nunca igual.

Una noche, Spike tuvo una idea. Decidió que era hora de demostrar que ellos no le temían a nada, ni siquiera a las leyendas del parque. Convenció a Fredy y Chase de que pasarían la noche en el parque abandonado para demostrar que todas esas historias eran solo eso: historias. Los tres se prepararon con linternas y algo de comida, listos para enfrentar cualquier cosa que pudiera aparecer.

Al llegar al parque, la atmósfera cambió. El aire era más frío y una sensación de inquietud se apoderó de ellos. Sin embargo, decidieron seguir adelante. Al principio, todo parecía tranquilo. Se burlaban de las viejas historias y se reían de los sonidos que el viento producía al pasar por los juegos rotos. Pero a medida que avanzaba la noche, comenzaron a notar cosas extrañas.

Chase fue el primero en escuchar los susurros. Pensó que era el viento, pero pronto se dio cuenta de que no era así. Los susurros parecían venir de todas partes y, a la vez, de ninguna. Fredy, que siempre había sido el más escéptico, comenzó a sentir que alguien los observaba. Podía jurar que veía sombras moviéndose entre los árboles.

Spike, tratando de mantener la calma, les dijo que solo era su imaginación. Pero incluso él no pudo ignorar el hecho de que la temperatura había bajado drásticamente y que la linterna que llevaba comenzaba a parpadear sin razón aparente. Decidieron acercarse al viejo carrusel en el centro del parque, que según las historias, era el corazón de la maldición.

Cuando llegaron, encontraron un viejo diario medio enterrado en el suelo. Lo recogieron y comenzaron a leerlo. Pertenecía a un niño llamado Tommy, que había desaparecido misteriosamente hace muchos años. El diario contaba cómo Tommy y sus amigos habían encontrado un extraño colgante en el parque y cómo, después de ese día, cosas extrañas comenzaron a sucederles.

Los matones leyeron con creciente horror cómo los amigos de Tommy comenzaron a desaparecer uno por uno, siempre después de escuchar susurros y ver sombras. El último escrito del diario decía: «No sé cuánto tiempo más podré resistir. El colgante me llama, y cada vez es más difícil ignorarlo. Si alguien encuentra esto, por favor, destruyan el colgante y liberen nuestras almas».

Spike, Fredy y Chase buscaron frenéticamente el colgante. Sabían que si las historias eran ciertas, estarían en peligro si no lo destruían. Después de una búsqueda desesperada, Fredy encontró una caja enterrada cerca del carrusel. Al abrirla, encontraron el colgante. Era un medallón antiguo, con un diseño intrincado que parecía brillar con luz propia.

Decidieron destruirlo de inmediato. Usaron una roca grande para golpearlo hasta que se rompió en pedazos. En ese momento, un viento fuerte y gélido los envolvió y pudieron escuchar un grito lejano, como si las almas atrapadas fueran finalmente liberadas. El parque parecía volverse más oscuro y, por un momento, pensaron que todo había terminado.

Pero entonces, Spike vio algo que lo dejó helado. Una figura espectral, con la apariencia de un niño, se acercaba a ellos. Era Tommy. Les dio las gracias por liberarlos, pero también les advirtió que la maldición no terminaría hasta que todos los objetos malditos fueran destruidos. Había más colgantes, escondidos en diferentes partes del parque.

Con el tiempo en contra y la oscuridad cada vez más opresiva, los tres chicos sabían que tenían que actuar rápido. Siguieron las indicaciones de Tommy, buscando frenéticamente por todo el parque. Encontraron otros colgantes enterrados bajo los columpios, en los toboganes y cerca de la fuente seca. Cada vez que destruían uno, sentían que la carga se hacía más ligera, pero también que el parque se volvía más amenazador.

Finalmente, al destruir el último colgante, el parque entero tembló. Las sombras desaparecieron y los susurros cesaron. El aire frío fue reemplazado por una brisa cálida, y por primera vez en años, el parque parecía en paz. Los chicos, exhaustos pero aliviados, comenzaron a caminar de regreso a casa. Sabían que habían hecho algo importante, no solo por ellos, sino por todos los niños que habían sufrido a manos de la maldición.

Al día siguiente, cuando los habitantes de Villamisterio se enteraron de lo que había sucedido, no podían creerlo. El parque, que durante tanto tiempo había sido un lugar de terror, ahora parecía un lugar normal. Spike, Fredy y Chase, que siempre habían sido temidos, fueron vistos bajo una nueva luz. Habían enfrentado sus miedos y habían hecho algo realmente valiente.

Con el tiempo, el parque fue renovado y volvió a ser un lugar de alegría y risas. Los tres chicos, aunque seguían siendo un poco traviesos, nunca volvieron a ser los mismos. Aprendieron que la verdadera valentía no estaba en intimidar a los demás, sino en enfrentar los propios miedos y hacer lo correcto.

Así, Villamisterio volvió a ser un lugar pacífico, y las historias de la maldición del parque se convirtieron en leyendas que los padres contaban a sus hijos, pero ahora con un final feliz. Spike, Fredy y Chase nunca olvidaron aquella noche, y aunque no lo admitieran abiertamente, sabían que habían cambiado para mejor.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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