En un pequeño pueblo rodeado de colinas y vastos campos verdes, vivían cuatro amigos inseparables: Juan, Mary, Geovany y Lesly. Eran conocidos por su valentía y curiosidad, siempre en busca de nuevas aventuras. Un día, decidieron explorar una zona del bosque que nunca antes habían visitado.
Caminaron durante horas, disfrutando del canto de los pájaros y el susurro de los árboles. Al caer la tarde, llegaron a una laguna de un color rojo intenso que nunca habían visto en el mapa. La laguna, conocida entre los lugareños como la Laguna Roja, estaba rodeada de leyendas y misterios.
Juan, el más valiente del grupo, sugirió acercarse para investigar. Mary, con su habitual curiosidad, apoyó la idea, mientras que Geovany y Lesly se mostraron más cautelosos. Al acercarse, notaron que el agua emitía un brillo peculiar y una niebla espesa comenzaba a rodearlos.
De repente, una voz etérea resonó desde las profundidades de la laguna. Era una leyenda antigua, contada por los abuelos del pueblo, sobre una criatura que habitaba en la laguna, custodiando un poderoso tesoro. Según la leyenda, cualquiera que se atreviera a tocar sus aguas quedaría atrapado en su maldición.
Sin dar crédito a las supersticiones, Juan tocó el agua. En ese instante, una fuerza invisible lo atrajo hacia el fondo. Mary, Geovany y Lesly intentaron ayudarlo, pero era demasiado tarde. Juan desapareció bajo la superficie roja.
Mary, paralizada por el miedo, recordó otra parte de la leyenda que decía que solo uno podría sobrevivir a la maldición, llevando consigo la historia para advertir a otros. En un acto de desesperación, Geovany y Lesly se sumergieron en la laguna, con la esperanza de salvar a Juan.
La laguna se calmó de repente, y Mary se encontró sola en la orilla. La niebla se disipó, revelando la verdadera naturaleza de la laguna: un espejo de las emociones y temores más profundos de quien se atreviera a desafiarla.
Mary, con lágrimas en los ojos, regresó al pueblo. Llevaba consigo no solo la tristeza por la pérdida de sus amigos, sino también la responsabilidad de compartir la verdadera historia de la Laguna Roja.
Desde ese día, Mary se convirtió en una guardiana de las leyendas del pueblo, advirtiendo a las nuevas generaciones sobre los peligros de la curiosidad sin límites y el respeto por lo desconocido.
Los años pasaron, y la Laguna Roja se convirtió en un lugar de reflexión y respeto. La memoria de Juan, Geovany y Lesly vivía en cada relato que Mary compartía, recordándoles a todos la importancia de la amistad y el valor de la prudencia.
Y así, la maldición de la Laguna Roja se transformó en una leyenda de aprendizaje y respeto, un recordatorio eterno de que algunas aventuras pueden tener un precio muy alto.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.