Cuentos de Valores

El Jardín de los Encuentros

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En el corazón de un pequeño pueblo adornado con calles empedradas y casas de colores pastel, se encontraba un jardín secreto conocido por muy pocos. Este jardín, con sus caminos serpenteantes y sus flores que parecían danzar con el viento, era el escenario de una historia de amor entre dos jóvenes: Rodri y Raquel.

Rodri era un muchacho de cabello castaño y ojos llenos de curiosidad. Su vida era tranquila y sencilla, marcada por los libros de aventuras y los sueños de descubrir mundos nuevos. Raquel, por su parte, era una chica de cabellos negros rizados y mirada serena, con un amor profundo por la naturaleza y las historias que cada flor de su jardín parecía contarle.

Se conocieron una tarde de primavera cuando Rodri, buscando un lugar tranquilo para leer, encontró el jardín por casualidad. Allí estaba Raquel, oliendo las rosas y susurrando a las mariposas. Al verla, Rodri sintió algo que nunca había experimentado: un deseo profundo de conocer a esa chica que parecía parte del propio jardín.

«¿Puedo sentarme aquí?» preguntó Rodri, señalando un espacio en la banca donde Raquel estaba sentada.

«Claro, este jardín es mejor disfrutado en compañía,» respondió ella con una sonrisa, haciendo espacio para él.

Desde ese día, Rodri y Raquel comenzaron a encontrarse en el jardín todos los días. Compartían libros, historias y risas. Rodri leía en voz alta mientras Raquel cerraba los ojos para imaginar los mundos de los que hablaban. A veces, intercambiaban roles, y Raquel le contaba sobre las leyendas de las flores y los árboles, enseñándole a Rodri a escuchar los susurros del viento.

A medida que pasaban las estaciones, su amistad floreció en algo más profundo. No era solo amor por las historias lo que compartían, sino un amor el uno por el otro que crecía como las enredaderas en las paredes del jardín.

Un día, mientras el sol comenzaba a ocultarse detrás de los árboles, Rodri tomó las manos de Raquel y le dijo, «Raquel, cada día a tu lado es una nueva página en la historia más hermosa que jamás he leído. No quiero que esta historia termine.»

Raquel, con los ojos brillantes de emoción, respondió, «Rodri, en este jardín he encontrado no solo un compañero de historias, sino un compañero de vida. Contigo, cada día es una aventura que quiero seguir explorando.»

Decidieron que, año tras año, volverían a ese jardín para celebrar el día en que se encontraron. El jardín no solo fue testigo de su creciente amor, sino también del compromiso de siempre encontrar belleza y magia en su compañía.

Los años pasaron, y Rodri y Raquel, ahora ya no tan jóvenes, seguían visitando su jardín. Mano a mano, con sus cabellos ahora tocados por el tiempo pero sus corazones eternamente jóvenes, recordaban cada encuentro, cada risa y cada momento compartido.

La historia de Rodri y Raquel se convirtió en una leyenda en el pueblo. El jardín de los encuentros, como empezaron a llamarlo, era un lugar mágico donde dos corazones se encontraron y donde el amor, como las flores que continuamente brotaban, nunca dejaba de crecer.

Así, en el jardín donde todo comenzó, Rodri y Raquel demostraron que las historias de amor verdadero son como los jardines bien cuidados: llenos de vida, color y siempre, siempre en crecimiento.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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