La Amistad en el Mundo del Fin

En un mundo donde las ciudades habían sido destruidas y la naturaleza había tomado el control, vivían dos amigos muy especiales: John y Damián. John era un personaje redondo, siempre optimista y alegre, mientras que Damián, con su forma triangular, era fuerte y valiente, pero a menudo se sentía inseguro por su apariencia.

El paisaje que los rodeaba era desolador; edificios en ruinas se alzaban como sombras del pasado, y la vegetación crecía por doquier, cubriendo lo que una vez fue una próspera ciudad. A pesar de la desolación, John y Damián siempre encontraban formas de alegrarse mutuamente. Se aventuraban juntos, explorando los restos de su mundo y buscando formas de sobrevivir.

Un día, mientras caminaban entre las ruinas, John dijo: “Deberíamos encontrar algo que nos ayude a reconstruir nuestro hogar. Tal vez un mapa o alguna tecnología antigua que podamos usar”. Damián asintió, sintiendo que la idea era genial. “Sí, pero donde hay tecnología, también puede haber peligros”, respondió, con un tono de preocupación.

“¡Eso es parte de la aventura!”, exclamó John, lleno de energía. “Si trabajamos juntos, podremos enfrentar cualquier desafío”. Y así, decidieron buscar en el centro de la ciudad, donde se decía que había una biblioteca que aún se mantenía en pie. “Puede que encontremos algo útil allí”, sugirió John.

Mientras se dirigían a la biblioteca, cruzaron caminos llenos de escombros y árboles que crecían entre las ruinas. Se sentían como exploradores en un territorio desconocido, lo que hacía que su viaje fuera emocionante. Al llegar a la biblioteca, notaron que la puerta estaba entreabierta. “¿Deberíamos entrar?”, preguntó Damián, sintiendo un escalofrío.

“Claro, ¡vamos!”, respondió John, siempre listo para la aventura. Entraron con cautela, el aire era fresco y olía a libros viejos. Las estanterías estaban cubiertas de polvo y algunas estaban vacías, pero había un aire de misterio en el lugar. De repente, un ruido sordo resonó en el fondo. Damián se puso alerta. “¿Qué fue eso?”, preguntó, temiendo que pudiera haber algo peligroso.

“No lo sé, pero debemos seguir adelante. Quizás sea algo útil”, dijo John, tratando de no dejar que el miedo lo detuviera. A medida que avanzaban, encontraron un viejo mapa enrollado en una mesa cubierta de telarañas. “¡Mira, Damián! ¡Un mapa!”, exclamó John emocionado.

Damián lo desenrolló cuidadosamente. “Parece que muestra la ubicación de antiguos refugios y suministros. ¡Esto puede ser muy útil!”, dijo, sintiendo que la aventura estaba tomando un rumbo prometedor. Pero en ese momento, una sombra apareció detrás de ellos. Era una criatura oscura, un ser que parecía haber estado acechándolos. Sus ojos brillaban con una luz siniestra.

“¿Qué están haciendo en mi territorio?”, preguntó la criatura con una voz profunda y aterradora. John y Damián se miraron, temiendo lo peor. “Solo estábamos explorando”, dijo John, intentando mantener la calma. “No queríamos causar problemas”.

La criatura se rió, una risa fría que resonó en la biblioteca. “¿Creen que pueden entrar aquí sin enfrentar las consecuencias? Este lugar ha sido mi refugio por mucho tiempo”. John, aunque asustado, decidió que debían actuar con valentía. “Si nos dejas ir, prometemos no volver a entrar”, dijo con sinceridad. “Solo queríamos aprender y encontrar ayuda”.

La criatura se detuvo, como si estuviera considerando su propuesta. “No suelo tener compañía, pero aprecio su honestidad. ¿Qué les parece un trato? Si pueden encontrar algo de valor en este lugar, les dejaré marchar”.

Damián sintió que era su oportunidad. “Podemos hacerlo. John y yo somos buenos para encontrar cosas. ¡Déjanos intentarlo!”, exclamó. La criatura asintió y se retiró un poco, permitiéndoles explorar más.

Los amigos comenzaron a buscar en la biblioteca, revisando cada estante y buscando pistas. Encontraron libros sobre historia, tecnología y un antiguo diario que hablaba de cómo las personas habían vivido en armonía antes del desastre. Mientras leían, se dieron cuenta de que muchas de las cosas que habían dado por sentadas, como la amistad y la colaboración, eran lo que realmente había mantenido a la comunidad unida.

“Esto es valioso”, dijo John, sosteniendo el diario. “Podemos aprender mucho de aquí y llevarlo de vuelta al pueblo. No solo los materiales, sino también las lecciones”. Damián asintió, sintiendo que habían encontrado un tesoro real.